La vaquita marina es la especie más pequeña de marsopa, pariente enano de los delfines, y está en riesgo de extinción debido a la pesca ilegal, sin embargo y previniendo su total extinción, México está en planes de utilizar drones para vigilancia en el Mar de Cortés.
Alejandro del Mazo, subprocurador de Recursos Naturales, comentó que se están realizando pruebas con drones en conjunto con la Secretaría de Marina.
El plan es tener tres drones que vigilen el Mar de Cortés, pues es el único sitio del planeta donde habita esta especie que se ve amenazada por el uso de redes de pesca. En rueda de prensa, Del Mazo comentó:
Se están considerando los avances de la tecnología, que ya nos permite el uso de aviones no tripulados para poder nosotros tener una vigilancia permanente aérea, en la zona de interés, y poder actuar con mucho más eficiencia, con mucha más rapidez
Actualmente quedan menos de 100 ejemplares de vaquitas marinas, y el año pasado se detuvo a 17 individuos por el tráfico de totoabas, otro pez que es muy codiciado en China y que nada en conjunto con estas pequeñas marsopas.
Las autoridades de nuestro país propusieron en diciembre pasado un plan de 37 millones de dólares para que se prohíba la pesca de arrastre en prácticamente todo el Mar de Cortés, para prevenir la extinción de esta especie.
El plan consiste en compensar a los pescadores para que dejen de usar las redes, pero hace falta que sea sometida a una consulta pública para poderse implementar, de aprobarse, este mes de marzo.
Además de la vigilancia con los drones, se incentivará a algunos pescadores para que trabajen patrullando el área y puedan detectar y denunciar a quienes violen la prohibición de pescar con las redes de malla.
De acuerdo con Luis Fueyo, Comisionado Nacional de Áreas Naturales Protegidas:
Solamente 25 ejemplares están en edad reproductiva... de manera que para recuperar su población, a unos 5 mil ejemplares, debe de haber un programa de largo plazo, a 20 ó 30 años
Es necesario seguir protegiendo a nuestras especies marinas, porque aunque no parezca, de ellas depende la estabilidad de varios ecosistemas.
Vía | La Jornada
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