Después de la guerra en la que los españoles comandados por Hernán Cortés resultaron ganadores, obligaron a los mexicas con vivas a destruir sus propios templos y palacios, incluyendo el Palacio de Axayácatl, el tlatoani de Tenochtitlán entre 1469 y 1481, y ahí, sobre esas ruinas, Cortés mandó a erigir una de sus nuevas casas.
Ahora sabemos que todo eso ocurrió debajo de lo que hoy es el Monte de Piedad, en el centro de Ciudad de México.
La destrucción de Tenochtitlán
Curiosamente, el Palacio de Axayácatl fue morada de la comitiva de Cortés cuando llegaron a Tenochtitlán, durante el tiempo en que los españoles y los indígenas no tuvieron un conflicto declarado. Tras los enfrentamientos y comienzo de la conquista, Cortés reutilizó los materiales del edificio originalmente tenochca para vivir ahí, y así comenzó la construcción de la nueva ciudad.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia ha sabido durante años que el Palacio de Axayácatl estaba debajo del Nacional Monte de Piedad, la sorpresa es que los restos encontrados de una habitación hecha con sillares de basalto y tezontle pertenecen a la casa de Cortés. Restos del Palacio de Axayácatl no fueron encontrados sino hasta otros tres metros de profundidad, donde se halló otro piso de lajas de basalto que pudo haber sido de un patio.
Las excavaciones del INAH arrojan pruebas de que las edificaciones de los españoles fueron hechas con restos de templos de Tenochtitlán. En lo que sería una de las fachadas de uno de los cuartos de Cortés se encontraron dos sillares prehispánicos trabajados en altorrelieve, en donde hay una serpiente emplumada (Quetzalcóatl) y un tocado de plumas.
Es evidencia pura (y escasa) sobre la destrucción de Tenochtitlán.
Luego de la matanza de la fiesta de Tóxcatl, en el Templo Mayor, los españoles se reunieron en el Palacio de Axayácatl y fueron sitiados. No tuvieron más opción que huir a Tlaxcala, para luego regresar con su contraataque. El resultado lo conocemos todos.
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