Donald Trump lo hizo, y ahora lo repite el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme: en conferencia de prensa acusó a la industria del entretenimiento y en específico al sector de videojuegos por influenciar de manera directa al menor de 11 años que este 10 de enero presuntamente disparó contra maestra, seis de sus compañeros, y él mismo, en Torreón.
El gobernador utiliza como argumentos que el menor solía jugar un videojuego de first person shooter llamado 'Natural Selection', original del año 2002 y con secuela en 2012, y que tendría una playera del juego al momento de atacar. "Al parecer el niño fue influenciado por un videojuego" dijo el gobernador; "habría hecho mención al videojuego, que yo creo que trató de recrear el día de hoy".
#Torreón El Gobernador de Coahuila Miguel Riquelme informó que el menor autor del tiroteo actuó influenciado por el videojuego “Natural Selection” https://t.co/yqC9VvEteO
— Guanajuato Informa (@GtoInforma) January 10, 2020
Video: Pérez Pacheco JC pic.twitter.com/RPObFleW19
La cita es bastante similar a la de Donald Trump cuando, a mediados del 2019, el Presidente de Estados Unidos dijo que videojuegos estarían tras tiroteos en Texas y Ohio, y no la laxa regulación que se tiene sobre posesión de armas en el país.
Las conversaciones sobre videojuegos y violencia no son ni mucho menos nuevas. A pesar de ser tan longevas, la academia no respalda, bajo ninguna circunstancia, relaciones de causalidad entre los videojuegos y los tiroteos en Estados Unidos. Vox de hecho construyó una reveladora gráfica sobre la falta de correlación entre ingresos de videojuegos y países con tiroteos.
Pero poco ha importado al gobernador de Coahuila para que el día de hoy haya hecho declaraciones tan severas en las que además ha involucrado su propia postura, sin argumento, justificación o razón científica que le apoye.
Lo que dice la ciencia
Un par de estudios en 2002 y 2004 hechos por Bushman y Anderson hablaron sobre la posible correlación entre videojuegos y agresión, pero fueron desmentidos por media docena entre 2004 y 2007. En 2010 investigadores del Hospital General de Massachusetts y de la Universidad de Ladero recopilaron lo hecho hasta el momento e hicieron su propio estudio de conducta en 1,254 estudiantes (disponible el estudio por completo con ayuda de sci-hub).
Sus hipotésis consistieron en que una vez que, controlando variables del contexto sociocultural de crecimiento de un niño, como familias disfuncionales, o antecedentes de agresión, los efectos de la relación entre videojuegos y agresividad serían nulos. Esto quiere decir que sujetos expuestos a videojuegos pero no al resto de factores tienen muy poca probabilidad de ser agresivos; por el contrario, personas con agresividad notada provienen de contextos hostiles; si juegan o no videojuegos no hace diferencia.
El estudio de 2002 de Bushman y Anderson que establecía probable relación entre videojuegos y violencia no analizó ambientes de violencia familiares en los sujetos.
El gran problema con el campo de estudio, señala el ensayo académico de Ferguson C.J. de 2015, es la heterogeneidad de las metodologías de este tipo de estudios. En ese mismo ensayo habla sobre la necesidad de que investigadores de psicología estandaricen procesos de investigación para tener conclusiones sólidas.
Mientras tanto, se hace un llamado a que desde sectores educativos se evite hacer correlaciones severas sobre los videojuegos, y más bien se hable sobre el debate y las discrepancias que el campo ha tenido para su estudio.
Violencia o agresividad
La distinción entre conductas agresivas y delitos criminales de violencia es vital, para seguir con la conversación sobre videojuegos y sus efectos, de acuerdo a la Sociedad Americana de Psicología (APA). A partir de 2015 la APA invitó a los investigadores que forman parte de ella a ser más concienzudos con marcar esa diferencia en sus estudios.
Incluso los estudios que bajo ciertas metodologías concluyen sí encontrar posibles relaciones entre conductas agresivas y "juegos violentos", ninguno garantiza relaciones de causalidad entre videojuegos y delitos criminales.
Sigue siendo una incógnita si ciertas subpoblaciones de niños y adolescentes podrían ser más vulnerables a desarrollar conductas agresivas a videojuegos. El meta análisis 'Do Angry Birds Make for Angry Children' de Ferguson C.J. considera la posibilidad pero advierte que la información que se tiene es aún poca para dar un veredicto. En entrevista con el Heraldo el doctor en neurociencias de la UNAM Eduardo Calixto aseguró que sí.
En México la comunidad científica ha sido muy vocal en el tema. El académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM José Ángel Garfías, ha dicho que la violencia está presente en narrativa de videojuegos desde hace décadas. "Pensar un tema de que el videojuego induce a que violes a las mujeres es una ridiculez" dijo en su momento sobre el polémico título 'Rape Day'.
Por otra parte el psicólogo Ricardo Trujillo de la UNAM ha dicho que los videojuegos no son el problema, sino que ellos se incluyen en una cultura que provoca violencia. "Lo que deberíamos hacer es reflexionar qué estamos haciendo como cultura para que entonces los videojuegos de ese tipo se vuelvan tan interesantes", dijo. En ese sentido coincide la doctora Feggy Ostrosky de la Facultad de Psicología, quien ha dicho que el problema de los videojuegos no es uno relacionado con violencia, sino uno vinculado con el aislamiento.
Ostrosky hace referencia a estudios que han encontrado correlaciones entre videojuegos y el desarrollo de la personalidad y de habilidades cognitivas.
El último gran estudio sobre el tema fue hecho en 2019 por el Instituto de Internet de Oxford y la Universidad de Cardiff, quienes hicieron poco más de 1,000 encuestas para encontrar correlación entre conductas agresivas y videojuegos. Los resultados, nuevamente, fueron inconclusos.
No hay que olvidar que cuando de ciencia se trata, el consenso es importante. En 2017 Ferguson C.J. y Colwell J. publicaron un ensayo para entender la discrepancia de opiniones en el tema. Ahí incluyen una gráfica que ilustra la diferencia de conclusiones entre 230 estudios publicados, y de paso, incluye el consenso que hay sobre cambio climático solo para tener un parámetro de lo que consenso significa en la comunidad científica.
La primera columna, como puede esperarse, es el consenso que hay en torno a cambio climático . El resto es sobre cuánto consenso tienen las siguientes declaraciones:
- De acuerdo en que hay una relación causal entre exposición a medios de comunicación con violencia y agresión
- De acuerdo en que violencia en medios es un factor importante en violencia de la vida real
- Clínicos que trabajan con jóvenes que están de acuerdo con que videojuegos violentos causan violencia
- De acuerdo con que efectos de juegos digitales en agresión son un problema para la sociedad
A falta de consenso, y aún con décadas de investigación, no hay información que vincule a los videojuegos con hechos de violencia criminal. Lo que sí hay son estudios que establecen relaciones entre videojuegos y hábitos agresivos, sin que estos de todas formas reciban consenso por parte de la comunidad psicológica y psiquiatra, siento esta última en donde están sus principales impulsores.
Con semejante panorama en donde el rigor metodológico y las pruebas concluyentes son una búsqueda permanente, no es menos que irresponsable hacer declaraciones que, en busca de explicaciones en un día tan trágico, se refugien en información que no ha sido avalada por la mejor herramienta que nos hemos hecho para la obtención de conocimiento.
Ignorar los principios del quehacer científico, garantizar relaciones entre videojuegos y hechos criminales violentos, es al mismo tiempo sentenciar conversaciones sobre educación, cuidado de la salud mental y verificación de programas de desarrollo de la infancia que podrían estarse dando. Ignorar las bases del rigor metodológico no solo nos alejan del conocimiento científico, también de asumir responsabilidades.
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