En México, a partir de la cantada reforma energética hemos escuchado hablar bastante del fracking o fractura hidráulica, método que se utiliza en la actualidad para extraer "el gas shale" del subsuelo y que ha provocado (aunque el gobierno intente negarlo) sismos en Nuevo León, una entidad que no tenía actividad sísmica, y que a partir de la extracción del gas comenzó a experimentar estos movimientos telúricos.
Pues bien, ante este panorama, es de agradecerse que haya científicos trabajando en hacer que este proceso cause menos daños al ambiente. El uso del fracking ciertamente podrá ayudar a satisfacer las necesidades energéticas, sin embargo, su impacto en el ambiente es terrible.
Científicos de MIT y King Fahd University of Petroleum and Minerals han encontrado tecnología que podría suavizar este impacto. Su propuesta es filtrar el agua resultante a través de múltiples etapas de electrodiálisis, que utiliza cargas eléctricas para extraer la sal a través de una membrana. Esto por supuesto que no nos daría agua potable, pero podría ser reutilizable, y eso en cambio podría reducir o incluso eliminar el uso de agua dulce más allá de la que se necesita en un principio.
Los depósitos de petróleo y gas no privarán a sus comunidades de tantísima agua potable o de la que se utiliza para actividades agrícolas y ganaderas, así que se limitará el problema de qué hacer con el agua tan contaminada que surge después de la fractura hidráulica.
La solución no ha sido probada aún en el mundo real, y hay ciertas preocupaciones respecto a que las membranas de electrodiálisis no puedan hacer su labor si el agua tiene trazos de petróleo y gas, así que esto es solamente una pieza del rompecabezas.
Además que no terminaría con todos los efectos secundarios de esta práctica tales como las emisiones transportadas por el aire, o la cantidad de terreno que consume. Los investigadores no están usando esto necesariamente para justificar unos cuantos proyectos nuevos de fracking, sino que en teoría se podrían actualizar los pozos existentes y salvar áreas que ya están sufriendo de escasez de agua como Texas.
A estas alturas sabemos que la humanidad sigue dependiendo del petróleo y se ve lejos que podamos eliminar esa dependencia, por eso los esfuerzos de los científicos se están centrando en minimizar el impacto ambiental de estas técnicas. En México aún no tenemos graves problemas asociados con el fracking, pero la puerta está abierta con la reforma energética a que pronto seamos nosotros, y no el vecino del norte quienes estemos sufriendo las consecuencias de nuestra voracidad energética.
Vía | Engadget
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