Los científicos de la NASA están animando a la comunidad científica para establecer un nuevo marco que proporcione un contexto para los hallazgos relacionados con la búsqueda de vida fuera de la Tierra. Para esto, proponen crear una escala que permita evaluar y combinar varias líneas de evidencia, que eventualmente llevaría a responder la pregunta de: ¿Estamos solos en el universo?.
El artículo publicado en la revista Nature y dirigido por Jim Green, que también es el científico en jefe de la Agencia, señala que un grupo de la NASA propone la que sería una escala basada en la astrobiología que pueda ser usada como punto de partida para clasificar los nuevos descubrimientos y que pueda ser usada por científicos y comunicadores.
La escala que contiene siete niveles, permite mostrar los procesos que realizan los científicos para poder declarar si se ha encontrado vida más allá de la Tierra. Esta metodología propuesta es similar a la escala de nivel de preparación tecnológica usada por la NASA para determinar que tan lista está una nave espacial o tecnología para volar.
Tener una escala como esta nos ayudará a comprender dónde estamos en términos de la búsqueda de vida en lugares particulares y en términos de las capacidades de las misiones y tecnologías que nos ayudan en esa búsqueda
Jim Green
Así es como sería la escala para determinar vida fuera de la Tierra
En el Nivel 1, los científicos tendrían que reportar indicios de una firma de vida, como el descubrimiento de alguna molécula biológicamente relevante. Por ejemplo, alguna molécula en Marte potencialmente relacionada con la vida.
El Nivel 2 sería la etapa donde los científicos tendrían que asegurar o descartar si la detección se vio influenciada por los instrumentos contaminados en la Tierra.
Si logra pasar esta prueba, pasaría al Nivel 3, que tendría que mostrar como la señal biológica se encuentra en un entorno análogo para ver su viabilidad, por ejemplo en un antiguo lecho de un lago en la Tierra similar al sitio del aterrizaje del rover Perseverance, el cráter Jezero.
A partir de aquí, los científicos tendrían que complementar sus detecciones iniciales con información sobre si el medio ambiente puede sustentar la vida y descartarían fuentes no biológicas. En el caso específico de Marte, las muestras devueltas del planeta rojo pueden servir para hacer este progreso.
En el Nivel 4, los científicos tendrían que encontrar componentes como oxígeno y metano, que puedan ser el primer indicio de vida. Por ejemplo, si en algún exoplaneta se encuentran las fuentes biológicas de los gases, se podría subir a esta etapa.
Para llegar al Nivel 5, los astrónomos tendrían que hacer una segunda detección de algún indicio de vida, como imágenes globales de un planeta que indiquen la presencia de bosques o algas. Para esto se requeriría de telescopios adicionales u observaciones a largo plazo para asegurarse se encontró vida en un exoplaneta.
Para el Nivel 6, equipos en la Tierra tendrían que verificar de forma independiente indicios de vida, por ejemplo en las muestras de Marte con una variedad de instrumentos, para lo que tendrían que combinar su evidencia.
Por último, para el Nivel 7, que sería el estándar para estar más seguros de haber detectado vida, por ejemplo en Marte, se requeriría de una misión adicional a otra parte del planeta que permita confirmar los hallazgos.
Esta metodología se podría usar en todos los descubrimientos
La escala, como se puede ver en los ejemplos, aplicaría para descubrimientos dentro y fuera del sistema solar, para lo que se deben seguir realizando misiones y tecnologías que permitan analizar las atmósferas y temperaturas de planeta similares a la Tierra que reciben cantidades adecuadas de luz estelar para la vida tal como la conocemos.
A pesar de ya existir grandes avances en esta área, este trabajo de búsqueda, requerirá de instrumentos más sensibles capaces de detectar la combinación de moléculas que apunten a la existencia de vida.
En su escala los investigadores dan también consideraciones donde un solo descubrimiento no sería suficiente para subir de etapa, pues requeriría de otras confirmaciones adicionales que puedan determinar si un entorno sustenta vida.
Por ejemplo, si en algún exoplaneta se detecta oxígeno en su atmósfera, aunque si sería un paso importante en el proceso de búsqueda de vida, no representaría una prueba por si sola, pues hay procesos geológicos que también lo generan. En un caso como este, se tendría que demostrar que la señal no está contaminada por la luz reflejada en la Tierra y estudiar la química de la atmósfera de ese planeta para descartar una explicación geológica, aunque si se encuentra un entorno que sustente vida como un océano, reforzaría la creencia de que se encuentra habitado.
Una nueva forma de dar a conocer los descubrimientos
Los autores del artículo esperan que en el futuro los científicos se familiaricen con la escala y vean como los estudios publicados como sus nuevos resultados van encajando en la metodología. Al mismo tiempo, los comunicadores podrían hacer referencia a este tipo de marco para clasificar adecuadamente los descubrimientos y que los "pequeños pasos" no parezcan grandes saltos o resultados.
Mary Voytek, jefa del Programa de Astrobiología de la NASA, señala además que hasta ahora el público está preparado para dos opciones: es o no vida. Comenta también que esto hace necesaria una mejor forma de dar a conocer los descubrimientos para que todo el mundo pueda comprender la relevancia de cada avance.
Además, señalan que esta escala no debe verse como una carrera hacia la cima, sino que el método enfatiza la importancia del trabajo en que muchas misiones NASA realizan sin detectar posibles señales biológicas y que con cada medición, se puede aprender más sobre los procesos planetarios biológicos y no biológicos.
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