En 1976, tras el aterrizaje de las sondas Viking de la NASA en Marte, se obtuvieron muestras del planeta que contenían formas de vida resistentes a la sequía. Estas formas de vida fueron eliminadas antes de ser identificadas en consecuencia de los experimentos realizados en la misión, según un astrobiólogo de la Universidad Técnica de Berlín.
Según Dirk Schulze-Makuch, autor de un artículo en Big Think, un profesor de habitabilidad planetaria y astrobiología, existe la posibilidad de que la NASA haya "eliminado accidentalmente" la vida marciana de las muestras durante los experimentos con las sondas, aunque los expertos tienen opiniones encontradas sobre este tema.
Las muestras y su posible impacto en los microorganismos
Los módulos de aterrizaje Viking 1 y Viking 2 llevaron a cabo un total de cuatro experimentos en Marte. Estos tenían como objetivo la búsqueda de compuestos orgánicos o con carbono en el suelo marciano, la adición de nutrientes radioactivos al suelo, la detección del posible metabolismo de organismos fotosintéticos y el monitoreo de gases esenciales para la vida.
Algunos de estos experimentos generaron resultados ambiguos. Específicamente, los experimentos de liberación marcada y liberación pirolítica, el segundo y el tercero de los mencionados, produjeron datos que respaldaron la posibilidad de vida en Marte, ya que se observaron pequeñas fluctuaciones en las concentraciones de ciertos gases, lo que sugería actividad metabólica de algún tipo de organismo.
En el caso del primer experimento, el espectrómetro de masas con cromatógrafo de gases (GCMS) detectó rastros de compuestos orgánicos clorados. En ese momento, se asumió que estos compuestos eran resultado de contaminación de productos de limpieza terrestres, aunque posteriormente se demostró que existen de forma natural en Marte.
El cuarto experimento, de intercambio de gases, considerado el más importante de los cuatro, arrojó un resultado negativo, lo que llevó a la conclusión de que los experimentos de Viking no habían detectado vida en Marte.
No obstante, Schulze-Makuch plantea la posibilidad de que estos experimentos puedan haber producido resultados sesgados debido al uso excesivo de agua, ya que en los tres últimos se añadió el líquido al suelo marciano.
Posibles implicaciones de la cantidad de agua utilizada
Según el astrobiólogo, aunque inicialmente parecía razonable agregar agua para estimular la aparición de vida en el ambiente extremadamente seco de Marte, este enfoque podría haber sido excesivamente optimista.
En la Tierra existen entornos extremadamente secos donde los microorganismos pueden prosperar al ocultarse en rocas extremadamente saladas y absorber pequeñas cantidades de agua del aire circundante. Tales rocas también se encuentran en Marte, con niveles de humedad que, en teoría, podrían sustentar la vida microbiana y ser responsables de los gases detectados por las sondas Viking.
Sin embargo, Schulze-Makuch señala que un exceso de agua puede resultar letal para los organismos, como lo demuestran las inundaciones extremas en el desierto de Atacama en Chile, donde el 85% de los microorganismos no pudo adaptarse a condiciones más húmedas y pereció.
Opiniones encontradas
Hasta la fecha, existen opiniones divergentes sobre este tema. En 2018, un grupo de investigadores también sugirió que al calentar muestras de suelo marciano, se produjo una reacción química inesperada para los microorganismos, lo que llevó a la muerte de dichos microorganismos en las muestras. Esto podría ofrecer una explicación alternativa a algunos de los resultados obtenidos.
No obstante, algunos científicos argumentan que los resultados son menos ambiguos. Esto se basa en el descubrimiento de rastros de perclorato, una sustancia química utilizada en fuegos artificiales, bengalas y explosivos, en algunas rocas de Marte de origen natural, gracias al módulo de aterrizaje Phoenix de la NASA en 2007.
Para estos investigadores, la presencia de perclorato y sus subproductos podría explicar los gases detectados en los experimentos de Viking, según Chris McKay, astrobiólogo del Centro de Investigación Ames de la NASA en California.
Para aclarar esta cuestión, Schulze-Makuch sugiere que se requiere una nueva misión a Marte, centrada principalmente en la detección de vida, con un enfoque en la exploración de hábitats potenciales en el planeta donde la vida podría "persistir en rocas saladas" cercanas a la superficie.