Una reciente simulación de la NASA ha visualizado cómo sería caer en un agujero negro supermasivo, del orden de 4.3 millones de veces la masa de nuestro Sol. Estos objetos astronómicos esconden muchas incógnitas, pero gracias a la tecnología moderna, podemos hacernos una idea de cómo sería adentrarnos en uno.
De entrada, podemos mencionar que el espectáculo óptico no faltará. Además, los investigadores a cargo de la simulación recomiendan que, si alguna vez debes escoger en qué tipo de agujero negro caer, escojas uno supermasivo.
Primero que nada, vamos a dejar claro qué es un agujero negro. De acuerdo con Kip Thorne, físico teórico ganador del Premio Nobel 2017 y asesor científico de Christopher Nolan para la película Interestellar, en su libro The Science of Interestellar, menciona lo siguiente acerca de estos objetos tan interesantes y complejos:
"Los agujeros negros están hechos de espacio deformado y de tiempo deformado. Nada más, nada de materia."
Pero, si estamos hablando de agujeros negros supermasivos, y los medimos tomando como referencia el Sol, ¿por qué Kip Thorne no involucra materia en su explicación? En aquella declaración, Thorne está recalcando dos de las ideas más contraintuitivas y sorprendentes de estas singularidades en el universo: aunque se forman por el colapso de materia, su naturaleza es la de manifestar propiedades "extrañas" en la geometría del espacio-tiempo.
Es por ello que en el video que recientemente mostró la NASA, se puede visualizar cómo el espacio comienza a deformarse. La simulación se realizó pensando en que una cámara caía en el agujero negro.
De acuerdo con una publicación del portal oficial de esta agencia espacial, a medida que la cámara se acerca al agujero negro, su velocidad se va incrementando, hasta alcanzar magnitudes cercanas a las de la luz. "El resplandor del disco de acreción y las estrellas de fondo se amplifican de manera similar a como el sonido de un coche de carreras se aproxima [a ti]", se puede leer. En pocas palabras, algo semejante al efecto Doppler.
La deformación de la vista del espacio de fondo hace que podamos ver objetos detrás del agujero o en geometrías realmente extrañas, alargando, deformando y estirando lo que vemos. Esto seguirá ocurriendo con efectos todavía desconocidos hasta llegar a "la singularidad", el centro del agujero, un lugar puntual donde la física "tal como la conocemos, deja de operar".
Recomendaciones para caer en un agujero negro
Pese a lo maravillosa que es la simulación, es algo que no podremos verificar pronto. Y es que el mismo Kip Thorne aborda un problema similar en The Science of Interestellar:
"Si caigo en un agujero negro con un transmisor de microondas, una vez que atraviese el horizonte de sucesos del agujero, seré arrastrado inexorablemente hacia abajo, hacia la singularidad del agujero. Y cualquier señal que intente transmitir de cualquier forma será arrastrada hacia abajo conmigo. Nadie por encima del horizonte puede ver las señales que envío después de cruzar el horizonte. Mi señal y yo estamos atrapados dentro del agujero negro".
Así que ya lo sabes, si de verdad quieres saber cómo se ve el universo desde dentro de un agujero negro, deberás buscar el más cercano para probarlo por tu cuenta. Eso sí, Jeremy Schnittman, astrofísico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA y creador de la simulación, te da un consejo al respecto: "si tienes la opción, querrás caer en un agujero negro supermasivo".
Lo anterior se debe a que los agujeros con masas similares a las del Sol (de hasta 30 veces la masa de nuestro astro rey) generan fuerzas de marea mucho más focalizadas que las de los agujeros negros supermasivos, con horizontes de eventos más pequeños. De esa manera, es muy, muy posible que termines destruido mucho antes de llegar al horizonte, donde ya no hay punto de retorno.
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