El lanzamiento del vuelo inaugural del cohete Alpha de Firefly Aeroespace realizado la noche del jueves 2 de septiembre, terminó en una gran explosión tras solamente dos minutos y medio después de haber despegado de la plataforma 2 Whest en la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg, en California, Estados Unidos. Con este evento, buscaban convertirse en la quinta compañía en desarrollar y poner en órbita un cohete financiado con fondos privados.
Tras un despegue que parecía normal, el cohete alcanzó la velocidad supersónica, pero perdió el control antes de encender su segunda etapa en un increíble giro que soportó su estructura antes de terminar explotando. Los operadores señalaron lo señalaron como una anomalía que derivó en la pérdida del vehículo donde no se reportaron heridos.
Video: Firefly Alpha's in-flight anomaly. Stay tuned to the NSF youtube channel for the full video. @NASASpaceflight pic.twitter.com/Ck4fB98Xbc
Aunque la misión fue un fracaso, no todo son malas noticias
En una declaración Firefly señaló que si bien no se cumplieron todos los objetivos de la misión, si lograron varias de las metas: encendido exitoso de la primera etapa, despegue de la plataforma, progresión a velocidad supersónica y una sustancial cantidad de dados de vuelo. Además, mencionaron que este tipo de fracasos son relativamente comunes durante los lanzamientos iniciales de cohetes.
Estaba previsto que el cohete transportara unos 92 kilos de cargamento a una órbita aproximada de 300 kilómetros de altura que consistía en una serie de cargas útiles, recreativas y educativas, bajo la misión de nombre DREAM (Dedicated Research & Education Accelerator Mission).
En la carga había desde fotos personales, libros y una cápsula con muestras de ADN de 430 plantas de todo el mundo; un dispensador de satélites pequeños PocketQubes para comunicaciones de radioaficionados y hasta una vela de arrastre desarrollada por la Universidad de Purdue con la que buscaban reducir la cantidad de tiempo que tardaría la segunda etapa del cohete en descender de la órbita.
El cohete Alpha estaba hecho completamente de un avanzado compuesto de fibra de carbono, lo que lo hacía más liviano, contaba con una altura de 29 metros y 1.8 metros de diámetro.
La compañía resurge de sus cenizas (literalmente)
Firefly fue fundada en 2014, con la intención de desarrollar un cohete capaz de llevar 400 kilogramos a la órbita baja, pero cerró a finales de 2016 después de que un gran inversor abandonara su ronda de financiación, por lo que se declararon en bancarrota en 2017. En ese mismo año, la compañía fue adquirida por Noosphere Ventures con la intención de trabajar en un cohete capaz de llevar hasta 1,000 kilogramos.
La compañía que ya cuenta con contratos con la NASA para llevar cargas a la Luna, también esta trabajando en vehículos más grandes, como el beta, un avión espacial (Gamma), remolcadores orbitales y hasta en un módulo de aterrizaje lunar.