El arribo de nueva tecnología impacta en todos los ámbitos de la vida. Para muestra, la revolución de los drones, que se utilizan tanto para fines de seguridad como delictivos. En particular la frontera con Estados Unidos se considera como un punto caliente, donde organizaciones delictivas han encontrado en drones y pequeños aviones la manera ideal de burlar la intensa vigilancia y patrullaje.
El mismo director de operaciones del Centro de Operaciones Aéreas y Marinas, James Thom, da cuenta de ello, puesto que a últimas fechas se ha disparado el avistamiento de drones, que podrían haciendo un barrido de las áreas para detectar donde se tiene menor vigilancia.
La principal preocupación es que de esta manera se esté en busca de nuevas rutas, para que aeronaves muy compactas entren a territorio estadounidense para contrabandear droga. Desde 2011, al menos 562 vuelos ílicitos se han hecho en la frontera, ya sea con dispositivos ultraligeros de un solo motor o girocópteros.
Estas aeronaves son tan pequeñas que pueden viajar a ras de los árboles, lo que dificulta su detección, y cada una de ellas puede cargar hasta 90 kilogramos de droga. El problema no queda ahí; los mismos drones son capaces de realizar cargas de bolsas que solo necesitan arrojar en algún punto desolado.
Aunque a la baja, los vuelos no han sido eliminados por completo
Estados Unidos ha tenido que gastar fortunas para implementar mecanismos de detección de estas aeronaves. Washington Post contabiliza al menos 3 sistemas, donde solo uno, el Lightweight Surveillance Target Acquisition Radar se mantiene, y aunque de momento solo opera en Arizona, sus resultados son tan alentadores que pretenden se exporte a tres ciudades más en este año.
Como resultado, en 2017 solo se han registrado 17 de estos vuelos, aunque Thom asegura que hasta la fecha no se han podido detectar y seguir con éxito la actividad de los drones.
Para el problema de los drones, edificar el tan mencionado muro en la frontera con Estados Unidos no tendría mucha utilidad. Los drones no tendrían más que ascender un par de metros más, pero seguirían siendo invisibles para los radares. Si consideramos que cada vez hay vehículos aéreos no tripulados con menor tamaño, el problema para el patrullaje en la frontera de Estados Unidos se agudiza.
El año pasado un mexicano de Jorge Edwin Rivera fue detenido luego de que con un drone logró cruzaar cerca de 6 kilogramos de metanfetamina en la frontera. Fue sentenciado a 12 años de prisión en Estados Unidos.
La situación de contrabandeo en la frontera, se está convirtiendo, ahora más que nunca, en una carrera tecnológica.
Imagen | Northeastern
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