La tecnología de chips es un aspecto clave de la rivalidad tecnológica entre Estados Unidos y China. Y ahora tenemos un nuevo integrante en la conversación. Un ejecutivo de software de Silicon Valley, Liguo Recoo Zhang, desafía a Estados Unidos al dirigir SEIDA, una startup china que busca dar independencia de la tecnología americana a los fabricantes de microprocesadores chinos.
SEIDA ofrece un software de diseño de microchips, llamado OPC (Optical Proximity Correction), que es esencial para crear semiconductores de gama alta, indispensables para tecnologías innovadoras como la inteligencia artificial y la computación cuántica. Este software es único de Estados Unidos, o bien, lo era, pues la estrategia de la startup es proveer de OPC a China, aunque no será nada fácil.
China busca "evolucionar" ante las restricciones de Estados Unidos
La historia ya es bien conocida. Washington ha intentado limitar el acceso de China a las herramientas de diseño de microchips avanzados, que son esenciales para el poder económico y militar.
El presidente Biden bloqueó el suministro de chips de alta gama a China el año pasado y endureció las normas de exportación de tecnología de IA, lo que impulsó a las empresas a crear chips específicos para China.
Retomando el tema de este nuevo episodio de "la Guerra de los Chips", ha llegado un nuevo contrincante para el gobierno de Joe Biden y la Casa Blanca, SEIDA. Según informa Reuters, la startup prometió a los posibles inversores que ofrecería software de diseño de microchips que solo unas pocas grandes compañías occidentales tienen.
El ejecutivo Liguo Recoo Zhang, veterano de Silicon Valley y jefe de SEIDA, regresó a su natal China junto a otros tres compañeros que abandonaron SIEMENS EDA, una división estadounidense de SIEMENS AG. Todo para competir con el dominio extranjero de la tecnología de corrección óptica de proximidad (OPC).
Como mencionamos al principio, el software OPC es crucial para crear chips de alta gama esenciales para la inteligencia artificial y la computación cuántica.
La iniciativa de SEIDA contó con el apoyo de fuertes inversores chinos, entre ellos Semiconductor Manufacturing International Corp (SMIC), un gran productor chino de microchips con supuestos lazos con el ejército de China.
¿Puede una startup china competir contra todo Estados Unidos?
La meta de SEIDA de “competir con el dominio extranjero” ha generado la atención de ambos lados del Pacífico, lo que suscita dudas sobre el respeto de las regulaciones y el riesgo de violar la propiedad intelectual.
El jefe de operaciones de la empresa, Peilun Allen Chang, le dijo a Reuters por correo electrónico que su plan de negocios está "cambiando constantemente".
Al mismo tiempo reveló que las limitaciones de Estados Unidos fueron un "estímulo" para que Zhang y sus colegas se fueran de SIEMENS EDA, que tenía pocas opciones comerciales y de desarrollo profesional debido a las restricciones.
Asimismo, SEIDA asegura que cumple con las normas de Estados Unidos y China, enfatizando un riguroso proceso de investigación para prevenir la infracción de la propiedad intelectual.
Aunque no se puede saber por ahora si SEIDA está usando conocimientos patentados de SIEMENS EDA u otros, debido a la complejidad de la tecnología OPC, ni SEIDA ni sus directivos han sido acusados de faltas.
La ambición por tecnología de chips del país oriental crece
La competencia entre Estados Unidos y China por la tecnología de chips se enfrenta a la complejidad de la industria, que involucra las materias primas, el diseño y el ensamblaje, lo que dificulta que Washington aísle a China económicamente, al contrario que en la época de la Guerra Fría.
Estados Unidos sigue a la cabeza en las tecnologías de diseño de chips, pero la fabricación se concentra en Asia, sobre todo en Corea del Sur y Taiwán, la “isla autónoma que China reclama y el mayor productor de chips del mundo”, según Reuters. El programa “CHIPS for America”, recién aprobado, destinó 53,000,000 de dólares para fomentar la producción nacional de chips.
China también ha apostado fuerte por los chips avanzados mediante programas como “Thousand Talents” y grandes inversiones gubernamentales. Los expertos señalan que el caso de SEIDA es otro ejemplo de cómo las empresas chinas se benefician de la experiencia obtenida en el extranjero para impulsar la industria local.
No obstante, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo lo opuesto, resaltando que los progresos tecnológicos en China “no son el fruto de un robo, ni de una copia”, sino “el fruto del ingenio y el trabajo duro del pueblo chino”. Algo curioso teniendo en cuenta el trasfondo cultural de la nación.
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