El año pasado fue el nuevo impuesto del 2% de Ciudad de México y todo resultó en recaudación de 13 millones de pesos, aunque Uber no ha pagado su parte porque interpuso un amparo. Ahora CDMX quiere seguir los pasos de CDMX y quiere imponer un impuesto del 1.5% a cada entrega de apps que se dedican al reparto de comida, incluyendo Uber Eats y DiDi Food.
La propuesta está en una reforma al artículo 216-P del Código Financiero del Estado de México y Municipios y en ella se lee que "las prestadoras de servicios electrónicos que proporcionen servicios a través de una aplicación electrónica o página web propia o de terceros" deberán pagar el 1.5% por cada viaje hecho".
La respuesta de las apps no se ha hecho esperar. Cornershop, DiDi Food, Rappi, Lalamove y Uber Eats han hecho un frente común y han comunicado que el impuesto resultará en un incremento de precios de cada viaje. El nuevo impuesto "reduciría las ganancias de los prestadores de servicio registrados como repartidores en las aplicaciones de entrega de comida y artículos e incrementaría los costos a los usuarios mexiquenses", dicen las apps en un comunicado enviado a medios.
El impuesto "pondría un freno al crecimiento de la economía local", sentencia Fernando Cota, Director de Asuntos Públicos de Rappi México.
La propuesta forma parte del Paquete Fiscal 2023 y se generó desde la Secretaría de Finanzas de Estado de México. Como todo el paquete, la reforma ahora revisada y en su caso aprobada por el congreso local.
El caso CDMX
El impuesto aprobado y en vigor de la Ciudad de México a aplicaciones de reparto ha recaudado 13 millones de pesos, según dijo en comparecencia ante el congreso el tesorero de la ciudad, Roberto Carlos Fernández. Ese número no tiene en cuenta los 65 millones que tendría que pagar Uber si es que un juez desecha su amparo.
Ese impuesto fue duramente criticado por la Asociación de Internet. Su entonces director, Philippe Boulanger, dijo en aquel entonces a Xataka México las empresas trasladarían el impuesto al usuario final. En un comunicado conjunto con la ALAI y otras empresas de la industria, se aseguró que el impuesto contravendría la política del gobierno federal de no crear nuevos impuestos e incluso iría en contra del impuesto global que está en vías de acuerdo a nivel global en la OCDE.
Como sucedió con CDMX, es poco probable que las aplicaciones y el sector tecnológico puedan transformar la iniciativa de Edomex. En todo caso, es muy probable que el camino sea similar, con al menos Uber (y claro, Cornershop), interponiendo un amparo para no verse obligados por el nuevo impuesto. Menos claro está qué pasará con las negociaciones internacionales sobre el impuesto global, dado que como parte del acuerdo está la unificación de todos los impuestos a las tecnológicas y que estas tributen en todas las regiones en que operen, no solo en la que tienen su residencia.
Imagen | Pacopac
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