Motorola no está listo para abandonar la fiebre de los plegables, ni tampoco la de la nostalgia. Los combinó el año pasado para dar luz al Motorola RAZR, y a un año de distancia lo renueva con el RAZR 5G que está llegando a México.
Tal parece que Motorola escuchó la retroalimentación de usuarios y corrigió algunos temas de diseño, aunque luego de haberlo probado por una semana, puedo decir que añadió un par más.
Características técnicas
MOTOROLA RAZR 5G | |
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DIMENSIONES Y PESO | Abierto: 72,6 x 169,2 x 7,9 mm |
PANTALLA | Principal: 6,2” pOLED plegable |
PROCESADOR | Snapdragon 756G |
RAM | 8 GB |
ALMACENAMIENTO | 256 GB |
CÁMARA TRASERA | 48 MP (1,6 μm) Quad Pixel
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CÁMARA FRONTAL | 20 MP (1,6 μm) Quad Pixel, f/2.2 |
BATERÍA | 2.800 mAh + 15W Turbo Power |
SISTEMA OPERATIVO | Android 10 + My UX |
CONECTIVIDAD | 5G: NR Sub-6GHz, 4G: LTE (DL Cat 18), BT 5.0, NFC Wi-Fi 802.11 b/g/n/ac, 2.4 GHz + 5 GHz, Wi-Fi hotspot GPS |
OTROS | Dual SIM, adaptador a 3,5 mm, USB C 3.1, 4 micrófonos, diseño anti-salpicaduras, lector de huellas trasero |
PRECIO | 34,999 pesos |
RAZR 5G, experiencia de uso en video
Un arreglo en diseño todavía con pendientes
De todos los gadgets que he probado en 2020 este es uno de los que más me ha entusiasmado. Sin duda tiene que ver soy un adepto de la fiebre plegable y que el RAZR de la generación pasada lleva algunos meses como mi teléfono principal. Acotaciones aparte, Motorola decide conservar el diseño en lo general y ha hecho modificaciones puntuales e importantes, que no sustanciales.
El cambio más evidente es el acabado. Ahora en vez de plástico texturizado al reverso tenemos acabado en cristal y aluminio para los marcos. Es una estética mucho más premium, acorde al costo del dispositivo, pero habrá que pagar con experiencia reducida en sujeción y maniobrabilidad puesto que el RAZR 5G es tremendamente resbaloso. Ayuda, eso sí, su pequeño tamaño plegado que no tiene diferencias significativas con la versión pasada.
A la pregunta de millón la respuesta es sí, el RAZR 5G puede abrirse con una sola mano, aunque no lo recomendaría. Por una parte porque ello implicaría meter mano en el panel con el respectivo temor que he tenido de rayar la pantalla, y por otra, porque el acabado polish añade un nuevo nivel de complejidad que facilitará que el teléfono resbale cuanto más si se hace la fuerza y presión necesarias para abrirlo.
El RAZR 5G también ha desplazado los botones de volumen y bloqueo y desbloqueo hacia el polo inferior cuando está plegado, lo que significa que se han trasladado un poco más hacia el polo superior cuando está desplegado.
Previo a la realización de este texto hemos platicado con Ruben Castaño, Head of Customer Experience at Motorola Mobility y miembro del equipo de diseño del dispositivo, quien nos ha comentado que el movimiento en botones fue hecho luego de una serie de investigaciones de la empresa, pero honestamente yo he encontrado las nuevas posiciones más incómodas. Especialmente con el teléfono desplegado, todos los botones están más arriba de lo que querría, lo que obliga a tener que cambiar la sujeción del teléfono para llegar a cualquier tecla.
Y es que a diferencia de otros teléfonos, lo largo del RAZR 5G cuenta, y mucho. Estamos ante un panel 21:9 en relación aspecto, de manera que por supuesto tendremos grandes franjas negras a los costados de los videos cuando se les ve con el dispositivo de forma horizontal. El panel principal del RAZR es de 6.2 pulgadas, al igual que en la versión anterior.
Pero la decisión por mover los botones es menor si se le compara con la decisión de mover el sensor de huellas. En el RAZR pasado el sensor de huellas se ubicaba en la barbilla inferior, pero ahora Motorola ha decidido trasladarlo al reverso con tal de disminuir el tamaño de la barbilla y hacerla del mismo material de los marcos, una combinación de plástico con aluminio. ¿Luce más premium? Sin duda, ¿es menos práctico? También.
Motorola defiende la decisión de utilizar el sensor de huellas en reverso, una opción cada vez menos acudida por parte de fabricantes sobre todo de dispositivos de gama y premium. A pregunta expresa, Castaño no descarta el incluir un sensor de huellas en pantalla y asegura que la bisagra del plegable no sería un obstáculo para ello.
El RAZR de nueva generación es ligeramente más grueso que el pasado, luce más estético, tiene un acomodo de botones extraño, pero tiene los mismos tamaños en pantallas: dos punto siete y seis punto dos pulgadas. Es, extrañamente, más ligero que el RAZR original que pesaba 215 gramos, en lo que demuestra un buen trabajo de compactación. El nuevo RAZR 5G pesa 192 gramos y la diferencia se nota de inmediato.
El diseño de la bisagra se conserva como el mismo, aunque con mejoras. Castaño dice que ha sido reforzado, y además, ahora ya no hay sonido al doblar el dispositivo como sí ocurría con la versión pasada. La bisagra ha sido recubierta por su parte externa, uno de los elementos que Motorola considera cuando habla de un diseño "repelente al agua", que no es lo mismo que "a prueba de". En realidad el RAZR 5G no tiene ninguna certificación IP, y Motorola aclara que el mecanismo solo será suficiente para algún derrame accidental de líquidos sobre dispositivo.
Plastic OLED sigue siendo la tecnología del panel; de manera que sí, estamos ante una pantalla de plástico que por su naturaleza nos dará reflejos abundantes sobre todo a luz de sol y especialmente en la parte central de la bisagra. Esa es una de las concesiones más grandes que hay que hacer, además de que la bisagra sigue percibiéndose al tacto. Este no es un panel liso como suele ocurrir en el de todos los smartphones, sino que el tacto revela bultos pequeños en la parte central, aunque eso sí, menos de los que tenía el RAZR de 2019.
Lo que más me preocupa del panel no son los reflejos que revelan su naturaleza plástica, sino que a los dos meses de uso del RAZR de 2019 aparecieron dos líneas horizontales sobre el panel. Al hablar sobre el tema con Castaño, él asegura que no se trata de un resultado normal, pese a que el servicio de garantía que revisó mi equipo original terminó por validar que es un desgaste esperable. Incluso, a pregunta expresa, la gente de Motorola en México me ha confirmado que se trata de un desgaste que podría estar con el uso en el RAZR 5G aunque son enfáticos en que "el uso diario regular no dañará la pantalla flexible". Que la pantalla sea de plástico es una cosa, pero que aparezcan sobre él desgaste a los dos meses de uso, es otra muy distinta.
La estrella del dispositivo es ese factor forma que no sería nada mucho sin la Quick View
El factor forma es la estrella del RAZR, pero sin la pantalla externa el dispositivo podría ser un muy bonito pisapapeles que hay que desplegar para interactuar con él en toda ocasión. La resolución que vimos desde el año pasado es esa atractiva pantalla externa totalmente táctil pero que en su versión anterior no nos permitía desplegar aplicaciones.
En el RAZR 5G permite en Quick View además de ver notificaciones, responder a ellas, acceder a la cámara y disponer de una ventana con atajos de contactos para una marcación rápida, ahora se agrega soporte para abrir aplicaciones y navegar por sus interfaces. Castaño dijo en entrevista que esta opción llegaría al RAZR del año pasado, pero nuevamente en una posición contradictoria, el equipo de Motorola en México asegura que la función será exclusiva del RAZR 5G.
De ser así, sería una pérdida lamentable para el dispositivo anterior que llegó a México este mismo año, y que ahora se queda sin la que indudablemente es la función añadida más interesante de la nueva versión.
La función de desplegar apps en la pantalla pequeña no es infalible, considerando que no todas las apps se ajustan con precisión a las 2.6 pulgadas de la pantalla externa. Tal es el caso de Facebook en donde el botón de 'crear publicación' vuelve imposible la navegación en un perfil propio. Twitter se despliega un poco mejor aunque en ocasiones la pantalla no es lo suficientemente grande para visualizar un tuit completo. Mejores integraciones las hay con Google Keep y WhatsApp, aunque Motorola dice que se continuará trabajando en adaptar más apps.
Como dato, Motorola sí distingue entre las aplicaciones que tienen una mejor adecuación al tamaño de la pantalla de las que no, y deja a decisión del usuario si desea agregar atajos de apps aunque su acomodo sea desafortunado. La otra opción es que el usuario pueda agregar como atajo a la Quick View solo aplicaciones que han sido optimizadas.
Finalmente, si el usuario abre, como ejemplo, WhatsApp en Quick View pero decide a la mitad del uso que necesitará de la pantalla desplegada, no hace más falta que abrir el teléfono y entonces accederá inmediatamente a la ventana que ya estaba abierta en Quick View. No hay necesidad de abrir teléfono y, manualmente, abrir aplicación y buscar la conversación en lo que se estaba. Lo mismo ocurre a la inversa, si el usuario lo desea, puede habilitar que una aplicación en pantalla desplegada abra inmediatamente en Quick View al cerrar el dispositivo.
Esa integración hace que la gran mayoría de funciones en pantalla desplegada puedan fácilmente hacerse en un dispositivo de la mitad del tamaño. Es una pena por las apps que no han sido optimizadas, sobre lo cual no queda más que confiar en la palabra de Motorola sobre que cada vez serán más las apps que podrán manipularse con efectividad desde Quick View.
La batería de 2,800 mAh no suena a mucho. En números casi estaría asegurando que es una insuficiente, pero hay que anticipar que el contenido energético será menor en cuanto más se use la pantalla externa para suplir las funciones que normalmente hacemos en una pantalla de más de seis pulgadas en un smartphone convencional.
Aún con ese principio, los 2510 mAh del RAZR original eran insuficientes. Llegar al final del día se convertía en una proeza producto de la buena administración y evitar el despilfarrar; ya ni hablemos de usar aplicaciones como videojuegos. El RAZR 5G tampoco será suficiente para un gamer, pero por fin he podido completar una jornada con algo de holgura, siempre con entre 10% y 20%. Como ocurrió en la versión pasada, la batería se divide en dos, y están equipadas una en la parte inferior y otra en la superior.
Una cámara para sacar de apuros
La cámara ha sido otro apartado que, como en la batería, ha recibido ajustes para tener un desempeño ligeramente más acorde al precio del equipo.
Estamos ante un solo sensor principal de 48 megapixeles que la hace de cámara trasera cuando el equipo está desplegado, y cámara para selfies cuando el teléfono está plegado. Acompaña además un sensor TOF para ayudar en la detección de profundidades, lo que será de utilidad para los retratos pero también para el desbloqueo facial, ahora de vital importancia dado que el sensor de huellas ha sido desplazado hacia el reverso.
La idea es desde luego que el usuario no esté obligado en todo momento a levantar el dispositivo cuando este repose sobre un superficie para interactuar con las notificaciones, pero aunque el reconocimiento facial es sin duda mucho mejor que el de la versión pasada, en más de una ocasión me he tenido que ver en la necesidad de levantar todo el equipo para acudir al casi oculto sensor del reverso.
El sensor de 48 megapixeles dará como resultado por default tomas en 12 megapixeles debido a la tecnología de fusión de pixeles cuatro en uno. Es una cámara suficiente para los retratos y oportuna para el point and shoot de las selfies, pero no está cerca de las capacidades de las cámaras que se consiguen en dispositivos de más de 30,000 pesos.
El procesado puede ser tan agresivo en ocasiones que conseguimos efectos de ghosting o manchas sobre ciertas partes de las fotografías que en realidad nunca estuvieron ahí. Sin embargo el procesado no es suficiente para aclarar con solvencia las imágenes, haciendo que haya extrañado un rango dinámico más amplio. En tomas de día es relativamente fácil conseguir fotos con zonas muy oscuras, como se observa en la copa del árbol y parte de su tronco.
Precisamente en la copa del árbol más próxima al edificio podremos ver una de las manchas sobre el cielo que lo vuelven azul. Entre más lejos del edificio el cielo se aprecia más azul.
En temas de día no habrá mayor problema. La reproducción de color es acertada y no hay tendencia exagerada a la sobresaturación de colores, pero en tomas de noche el grano tiende a aparecer con facilidad.
La versatilidad es el punto más débil de esta y de la pasada versión del RAZR. Nada de gran angular, nada de telefoto: Motorola se ha tenido que conformar con un solo lente que hará todas las labores, echando mano en el zoom de ocho aumentos digitales y por tanto con pérdida. Los amantes de experimentar con ángulos y distintos encuadres sin tener que desplazarse mucho no encontrarán lo que buscan en el RAZR 5G.
La opinión de Xataka México
El RAZR 5G es un dispositivo más completo que el del año pasado, pero ello no significa que deje de estar hecho para los nostálgicos. Motorola se dice seguro de que puede no solo conquistar ese mercado, sino también uno que coincide con moda y estilo. Pero para llegar al núcleo de los más tecnológicos, todavía le falta concretar equipos más redondos.
El factor forma es llamativo, y sin duda ver funcionando a un RAZR por primera vez es hipnotizante, pero usarlo como dispositivo principal plantea dudas que no tienen respuesta de momento en los apartados de cámara y pantalla. El RAZR 5G es menos prototipo que la versión anterior, pero hay sacrificios que hay que hacer para lucir trendy con él. Como usuario de dispositivo principal me queda la preocupación de las líneas que pueden aparecer con el uso, lo que Motorola por sí mismo ha confirmado.
El RAZR 5G es elegancia y sofisticación que cabe en la palma de una mano, pero con sus 34,999 pesos de precio, está lejos de competir en especificaciones técnicas con todo lo que no tenga que ver con tecnología plegable. El RAZR 5G es bellísimo, pero no es para todos.
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