Los smartwatch ya son toda una tradición, pantalla, una gran variedad de sensores que permiten recopilar una gran cantidad de información de nuestro día a día, pero, ¿qué pasaría si además de combinarlo con el concepto de tamagotchi, en lugar de que incluyan una mascota virtual, lleven un organismo vivo que permita desbloquear funciones si se le cuida?
Esa es justamente la premisa de un smartwatch desarrollado por investigadores de la Universidad de Chicago, quienes fabricaron un dispositivo con moho vivo de physarum polycephalum visible a través de una carcasa de plástico transparente.
Aquí puedes ver exactamente cómo funciona el reloj
Sin embargo, a diferencia de las mascotas virtuales, que si las descuidamos es tan fácil como presionar el botón de reiniciar e intentar cuidarlas nuevamente, en el caso de este smartwatch el sistema es más complejo que eso.
Por ejemplo, para alimentarlo, requiere de avena cada dos días y una gota de agua dos veces al día.
En caso de cumplir con estos cuidados, el moho crece y cierra la brecha en un circuito, en una especie de "cable vivo" que conduce energía al sensor de frecuencia cardíaca que equipa el dispositivo para una correcta monitorización de la salud del usuario. Sin embargo, si este es descuidado y muere, se seca, encogiéndose, rompiendo el circuito y desactivando el sensor.
Cuidando organismos en un reloj
Según detallan en su investigación, se probó este smartwatch en un estudio que involucró a cinco mujeres de aproximadamente 30 años, quienes usaron el dispositivo entre nueve y 14 días, un tiempo donde experimentaron tanto la fase de cuidado donde el organismo creció y floreció, habilitando el sensor cardíaco, y también una fase de "abandono" en la que el moho nunca murió por completo.
De acuerdo con los investigadores, el resultado es que las participantes sintieron un mayor sentido de responsabilidad, no solo de cuidar el smartwatch, sino también al organismo dentro de el, que compararon con un ser vivo mientras observaban cómo se iba consumiendo lentamente con el tiempo la avena que le agregaban.
Incluso para algunas de las participantes, dice el estudio, fue difícil hacer la transición del cuidado a la fase de abandono, pues ya se había formado un vínculo con el moho, a pesar de que esto significaba reducir las responsabilidades diarias de su cuidado.
Un mayor nivel de cuidado a los equipos
Los investigadores también apuntan a que el fomentar relaciones y actitudes con sus dispositivos a través de un cuidado físico con un organismo vivo, puede llevar a cambiar la forma en que se interactúa con este, y al mismo tiempo, también alterar las relaciones que tenemos con nuestros equipos.
Eso sí, en sus resultados se detallan algunas reacciones que tanto participantes como conocidos tuvieron al experimento, primero de sorpresa, pero incluso "fricciones" con el organismo, al no poder controlar la apariencia de este.
También, comparándolo con un smartwatch tradicional, las participantes consideraron a estos solamente herramientas que no necesitan cuidados adicionales, mientras que al hacerlo contra un tamagotchi, quienes tuvieron experiencia previa con uno mencionaron que se trata de algo distinto al ser un elemento vivo
Sobre el nivel de cuidado que le daban a el reloj con el hongo respecto a un dispositivo electrónico, tanto en reparaciones, mantenimiento y reparaciones, comentaron que era completamente diferente, al requerir comida y agua, sintiéndose más como un animal.
Además, al preguntarles si desecharían el reloj, las respuestas giraron por tirarlo, pero por conservar el moho o pasar el dispositivo completo a otra persona que lo pueda cuidar.