En meses recientes han sido presentados numerosos estudios sobre la automatización de los empleos, es decir, máquinas sustituyendo a humanos en sus trabajos. El más nuevo quizá sea el de PwC (marzo). Otro más es el elaborado en diciembre por la administración de Obama. Pero hay uno que data del verano pasado y que involucra a México.
Se trata del estudio de la consultora McKinsey, quien analiza a los países más susceptibles de verse “afectados” por dicho fenómeno. Y sí, uno de ellos será México pues hasta un 52% de sus empleos podrían ser automatizados. ¿Hemos comenzado a hacer algo al respecto? ¿La reforma educativa recién aprobada en nuestro país apunta hacia dicho reto? ¿En cuáles industrias o sectores iniciará antes dicho fenómeno, sino es que ya inició?
Trump; amenaza de corto plazo…
Ante la incertidumbre por la belicosidad y estrategia de Trump de atraer más manufactureras a EE.UU., implicando pérdida de empleos en México, es necesario visualizar más allá de lo que representan el presidente del país vecino y el TLC, el cual es tan sólo un instrumento. Me refiero a recuperar el enfoque del mediano y largo plazo, aunque quizá sea mejor decir a “construirlo”.
Y en estos escenarios en el tiempo se trata de continuar las reformas estructurales que faltan como la de pensiones, urbana-municipio y, por citar una más, la estructura económico-laboral. Ésta última basada hoy en día en México en el empleo manufacturero barato y del cual China comenzó a salir, toda vez que está migrando a industrias más sofisticadas que conllevan a empleos mejor remunerados.
Concretando, Trump y lo que representa (muro, TLC) es el corto plazo mientras que la automatización del empleo (y otros temas) son el largo plazo. Muchos dirán “sin corto plazo, no hay largo plazo” y hasta cierto punto tienen razón. Pero enfocarse en un solo escenario (corto plazo) es simple y llanamente miopía. En cualquier proceso serio de visualización del futuro se deben considerar los tres escenarios.
Automatización; “amenaza” de largo plazo
Los reportes de McKinsey, PwC y de la Casa Blanca dibujan un escenario bastante retador en el binomio empleo-automatización, incluso para los países desarrollados. Hablemos de los tres brevemente.
En su estudio McKinsey analizó poco más de 2,000 actividades laborales de más de 800 ocupaciones o cargos entre los cuales identificó aquellos altamente susceptibles de ser automatizados. Por ejemplo, el empleo del comercio al detalle (retailing). McKinsey estima que hasta un 53% de las actividades que se realizan en este sector son automatizados, aunque ello depende de la ocupación específica que se realice. Y es que las empresas detallistas pueden tomar ventaja de la tecnología disponible para la administración de inventarios, empaquetado y logística, áreas donde hoy en día el humano es protagonista.
Por su parte PwC señala que hasta un 40% de los empleos en EE.UU. podrán ser potencialmente automatizados en los próximos quince años. Las cifras de la automatización laboral varían por país y PwC calcula que en Reino Unido se ubica en un 30%, en Alemania en un 35% y en Japón en 21%. Recordemos la cifra de McKinsey para México; hasta un 52%.
El reporte de la administración Obama retoma cifras de varios estudios y estima una banda porcentual más amplia; entre 9% y 47% de empleos y en un plazo de entre 10 y 20 años. Aun así un 9% de empleos automatizados significa cientos de miles de personas desempleadas en un país como México.
Y no nos equivoquemos; la automatización en el empleo no es una amenaza, sino la oportunidad de generar sociedades más productivas y por lo tanto competitivas. Sería un grave error impedir el avance de la tecnología en este tema. El reto o problema se ubica en otros lados.
Automatización y México
En su artículo “Robots contra maquilas: el riesgo para México que el huracán Trump no deja ver” publicado en el diario El País, Ignacio Fariza señala que “La automatización pone en jaque el modelo industrial mexicano de las últimas décadas, basado en la atracción de inversión por la vía de la contención salarial”.
Fariza entrevistó a varios expertos en el tema y uno de ellos, Tony Payan, dijo que “Apostarle a la manufactura como gran fuente de empleo hoy es un error estratégico”. Respecto a que debe hacer el gobierno mexicano, Fariza resume que se debe “mirar a largo plazo y salir del círculo vicioso en el que ha entrado el debate público mexicano desde la llegada de Trump a la Casa Blanca”.
Lo anterior lo interpreto personalmente como el no salvar sólo un árbol, el Tratado de Libre Comercio (TLC), sino al bosque y que es reconvertir la estructura económica mexicana iniciando con el tipo de educación que se brinda, para que esté más enfocada a tecnología, codificación, realidades virtuales, programación, etc.
El asunto aquí es que la reforma al modelo económico mexicano es un tema que lleva décadas discutiéndose y poco o nada hemos hecho. Ni siquiera se quiere aprobar un incremento razonable al salario mínimo.
Y si ampliamos el contexto tomemos el nuevo modelo educativo recién presentado por el gobierno mexicano, mismo que se enfoca en la educación primaria y secundaria. Su actualización es un buen primer paso (sigue implementarlo, otro reto), pero ahora toca el turno a la terciaria, técnica y profesional. Menos humanidades y administrativas y más ingenierías avanzadas o carreras científicas (medicina, química, física, biotecnología, computación). En concreto, cada vez menos de aquellas que pueden ser reemplazadas por la automatización.
No sólo las manufactureras; también los bancos, más lo que se sume
Otro ejemplo de un sector que está ya en el proceso de automatización es el de la banca. Hoy en día una buena parte de las transacciones bancarias están siendo digitalizadas (una forma de automatización), conllevando a que las sucursales ya no tenderán a crecer en presencia física.
Las empresas Fintech está acelerando esta tendencia y hay pronósticos de que en 10 años la banca digital tendrán un 30% del mercado mexicano. ¿Qué significa? Menos sucursales y por lo tanto menos empleos en ellas, pero más empleos de analistas de crédito, actuarios y todas esas actividades que se pueden realizar remotamente, en otras palabras, especialistas digitales bancarios.
Incluso se esperan despidos en aquellos países donde la digitalización bancaria va más avanzada. Por ejemplo en España, donde el año pasado miles perdieron su empleo en el sector bancario debido a su transformación del ladrillo a lo digital y la consolidación del sector ¿si en España sucede porque no habrá de ser lo mismo en México?
Concluyendo
La mayoría de las películas futuristas le dan un rol central a los robots, ciborgs y androides aunque los humanos por lo general siguen siendo los protagonistas. Ciertamente en algunas está dividido. El mejor ejemplo es Terminator; sin Terminator no hay historia pero tampoco la habría sin Sarah Connor.
El caso es que si tales películas son suficientemente visionarias respecto lo que nos espera, entonces podremos ubicar sin necesidad de ser expertos o científicos algunos de los roles que jugarán las máquinas; guerreros, reparadores, prestadores de servicios (como domésticos), productores, ensambladores, auxiliares, dispensadores, conductores o vehículos autónomos (pronto en Uber), entre otros.
Mientras los humanos mantendremos el monopolio de la medicina, toma de decisiones, actividades creativas, programadores, liderazgo, diseñadores, etcétera. Es decir aquellas acciones que requieren intelecto o pensamiento.
Es muy posible que a las generaciones presentes no nos toque ver lo que se observa en las películas futuristas, pero lo que sí es posible es que en ese futuro millones de personas vayan a perder su empleo por la sustitución de robots o androides si gobiernos y demás actores sociales no adaptan la estructura económica de sus países. Hacer este tipo de cambios profundos llevan décadas.
Ahora bien, tampoco significa el apocalipsis. La civilización humana se ha adaptado a las nuevas realidades (revoluciones agrícola, industrial y ahora digital) y seguramente lo seguirá haciendo. La pregunta es con qué grado de sufrimiento lo hará. Millones murieron cuando se pasó de la civilización agrícola a la industrial.
Por lo pronto, y en mi caso particular se me genera una pregunta ¿el trabajar como editor/columnista está en peligro por la automatización? No lo sé. ¿Qué hay de tu trabajo?
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