Desde los inicios de Campus Party en nuestro país, siempre creí que se trataba de un evento muy interesante, una oportunidad de unir a una comunidad que pocas veces había visto, lamentablemente en mi caso no me llamaba la atención, sentía que no era el público al que iba dirigido y mi máximo atractivo era ver alguna conferencia o aprovechar esa envidiable conexión a internet.
No estaba en mis planeas asistir al evento, pero por asares del destino o mejor dicho por trabajo, tuve la oportunidad de estar casi una semana en Zapopan para conocer el evento y darme cuenta si me estaba perdiendo de algo o no. En las siguientes líneas podrán leer mi experiencia personal de cómo me fue en CPMX8.
Llegamos el martes, un día antes del evento y pude ver un poco de la Expo Guadalajara, un lugar que ya se encontraba lleno de campuseros que esperaban su registro y poder llegar a las casas de campaña para poder acomodarse y disfrutar de la primera noche. La vibra que se respiraba era muy agradable, ya podíamos ver a personas que cargaban con sus computadoras de escritorio o televisiones desde otra ciudad, ese día regresé al hotel para seguir trabajando y cuando vuelvo a salir a las 11 de la noche aproximadamente veo que seguía la fila de personas formadas para poder entrar a la zona de camping.
Había una alta posibilidad de que lluviera, por suerte no sucedió, pero sentí que no eran las medidas más seguras para la gente, ya que estaban muy expuestas a cualquier robo, sin importar la cantidad de gente mirando, o en el peor de los escenarios, que llueva y los equipos se dañen. Comprendo que es parte de la aventura, pero en ese punto lo vi como un fallo de la organización por no cuidar más a su público, por fortuna no sucedió nada malo aunque podría ser un aspecto para mejorar.
Iniciamos el miércoles con la presentación del evento, presentado por los organizadores de Campus Party, acompañados de Aristóteles Sandoval, gobernador de Jalisco que se comprometía con los temas de innovación y creación de tecnología para todos los jóvenes. En ese momento tuve la oportunidad de dar un primer vistazo al evento y descubrí que muchas zonas se seguían preparando y estaban trabajando a marchas forzadas, ya que solamente faltaban un par de horas para el inicio oficial.
Mi primera gran sorpresa era darme cuenta que el lugar no contaba con una red Wi-Fi libre, comprendía que su gran atractivo era conectarse por cable para tener la mejor velocidad, pero me imaginaba que también se tendría al menos un poco de conexión inalámbrica, horas después nos comentaron que Megacable proporcionaba una red inalámbrica para que todos se pudieran conectar, funcionaba bien pero sin ser la más potente, el único detalle es que su cobertura solamente llegaba al área del hackathón.
Las primeras horas notaba cómo la gente apenas se estaba instalando, por lo que decidí ir a diferentes conferencias que estaban repartidas en gran parte de la Expo, ahí fue cuando noté dos constantes importantes: la primera es que era muy difícil respetar los horarios; la segunda, y mucho peor, eran las fallas en el audio, muchos micrófonos no se escuchaban o se generaba una interferencia muy molesta y no se veía nadie del equipo técnico buscando solucionar esos inconvenientes.
En el evento más importante de esa noche se preparaba el Show de Beakman, el ambiente era diferente, ya se notaba la emoción de la gente y el escenario principal era un espectáculo aparte, con una producción de televisión y una pantalla gigante para los que no lograron entrar. Al terminar, la emoción se fue, la zona de hackathón se encontraba llena, pero en realidad cada quién estaba en su asunto y solamente la clásica torre de pizza generaba cierto ambiente, sin duda, el miércoles me fui con un sabor de boca al esperado originalmente, el evento no era para mí.
Pero para el jueves las cosas fueron diferentes, desde un inicio se notaba una cantidad mucho más grande de personas, con un ambiente más relajado, muchas personas decidían prepararse para alguna conferencia o taller, mientras otros solamente se divertían en la zona del hackathón o ya eran parte de un equipo para los diferentes retos de programación.
Ese día paseando por las áreas temáticas pude ver como mucha gente se entretenía con la realidad virtual y sus diferentes juegos, Xbox México no podía faltar con sus consolas y una zona especial con Just Dance —que era parte clave de la fiesta—. La gente de Twitch contaba con una presencia muy especial, además de llevar algunos twicheros populares que realizaban transmisiones en cabinas especiales para que la gente pudiera verlos en acción.
Pero sin duda mi favorita era la zona de eSports adaptada por Gamelta, un escenario impresionante, que contaba con tres pantallas, una zona especial para los comentaristas, diferentes cámaras y un gran equipo en todas las transmisiones. Al ver partidas de Overwatch como espectador se transmitía una gran emoción, pero sobre todo un trabajo muy profesional.
Regresando a la zona del hackathón me encontraba más actividades donde la gente se podía distraer, un momento muy curioso fue cuando vi a tres personas ponerse a bailar en Just Dance y en cuestión de cinco minutos ya tenían a 30 personas alrededor participando, todo en un ambiente muy sano. Como ese ejemplo se podían encontrar varios cada minuto.
En la madrugada la situación era similar, solamente se necesitaba un pequeño grupo de personas para poder armar una actividad que todos quisieran compartir, parecían amigos que se conocían por mucho tiempo y ese tipo de sensaciones se transmiten y las disfrutaba, para el jueves, lo que había pensado en un principio cambió radicalmente.
Algo similar sucedieron los siguientes días. Tuve la oportunidad de encontrarme con algunos ponentes y todos se encontraban en la mejor disposición de charlar de lo que fuera, inclusive se encontraban con personas que no veían en mucho tiempo o con otros ponentes que admiraban, además no les molestaba que iniciaran tarde sus conferencias o talleres, ellos comprendían lo complicado que era un evento tan grande. En ese momento fue cuando me di cuenta que todos iban con la mejor disposición del mundo, relajados y esperando poder pasar un rato agradable.
También es cierto que con el paso de los días el evento presentaba menos errores técnicos. Encontré a un amigo que es diseñador y tenía años sin ver, me mencionó que fue al evento por invitación y terminó formando parte de un equipo de los proyectos del hackathón. Era como ver un campamento, pero lleno de tecnología, con muchas actividades de todos los tipos.
El domingo ya se notaba la nostalgia de los campuseros, muchos tenían que irse antes de la conferencia de Steve Wozniak para poder llegar temprano a su ciudad, ese evento no solamente estaba disponible en el escenario principal, en una zona de conferencias también decidieron trasmitirlo y en general todos estaban muy atentos, sabiendo que ya era el final de esa semana tan especial y cuando terminaba, notaba cómo la gente se despedía con nuevas historias y amigos.
En definitiva Campus Party me agradó, es una experiencia agradable en todos los aspectos. Si solamente quieres ir a pasar esos días o si decides ir a trabajar o presentar tu proyecto, es un lugar perfecto que cualquier amante de la tecnología debería darse la oportunidad.
Eso sí, aclaró que no es un evento para todos los gustos, pero por lo menos en mi caso, regresaría sin problemas.
Un agradecimiento en especial a los voluntarios, siempre se comportaron con la mejor actitud y disposición posible, sin importar la cantidad de gente que solicitaba su ayuda.
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