Deadpool y Wolverine se convirtió en un problema para Disney en el lugar más inesperado, y la culpa la tiene un boicot en contra de Disneyland

El éxito de Deadpool & Wolverine es indiscutible. La apuesta de Ryan Reynolds por llevar a dos de los X-Men más queridos a través del multiverso dio pie a que los personajes comenzaran a tener apariciones fuera de la pantalla. Qué mejor lugar que el propio Disneyland.

Para expandir la campaña promocional del filme, la casa del ratón decidió llevar al Avengers Campus de Disney California Adventure al dúo de mutantes. El encuentro con los héroes, similar a los que suelen tener los visitantes con íconos de Disney, Marvel y Star Wars, parecía ser buena idea. Hasta que un grupo de padres de familia se quejó.

Deadpool y Wolverine vs padres de familia

Aunque en su aparición se moderaron en el lenguaje, los personajes no perdieron su toque irónico, burlándose de los recientes cambios en el parque, como el cierre de Splash Mountain y otras controversias relacionadas con la película. La compra de Fox Studios por Disney, por ejemplo.

Mientras que muchos espectadores entendieron la broma, hubo un grupo que no encontró gracioso que se promocionara una película con clasificación para adultos en un parque donde predomina el público infantil.

Organizados por redes sociales, los padres pidieron un boicot al parque de atracciones, bajo el argumento de que los protagonistas de la cinta no son adecuados para los niños. Además, expresaron su preocupación porque los pequeños pidieron verlos en el cine, a pesar de que la película mantuvo una clasificación R en Estados Unidos.

Lo irónico del asunto surge al recordar que otros personajes de películas con clasificación R han tenido apariciones dentro de un parque de Disney. Simplemente hay que recordar la incorporación del xenomorfo de Alien en la atracción The Great Movie Ride.

Podríamos decir que una solución sencilla es que los padres decidan no participar en el encuentro con Deadpool. No obstante, también puede considerarse que los mismos tutores orienten o regulen qué tipo de contenido consumen los infantes. No es cuestión de prohibir, sino explicar que las cosas que se muestran no son aptas para la edad de las y los pequeños.