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Final Fantasy XV, análisis

Nota: esta publicación incluye spoilers.

La franquicia Final Fantasy es mayormente conocida por sus impresionantes escenarios y exuberantes protagonistas con peinados al estilo de personajes como goku de Dragon Ball. La nueva entrega, Final Fantasy XV, que salió a la venta este 29 de noviembre en PlayStation 4 y Xbox One, sigue ese mismo estilo, pero con un modo de juego totalmente nuevo.

A lo largo de los años hemos visto que uno de los mejores RPG's basados en turnos se ha transformado en una multitud de formas, alterando sus modos de combate para agregar más fluidez. Un par de ejemplos son el sistema de Paradigmas de la trilogía de Final Fantasy XIII y el satisfactorio combate cooperativo en línea de Final Fantasy XIV. Sin embargo, incluso con esos cambios, el espíritu Final Fantasy seguía ahí. Eso mismo pasa con Final Fantasy XV. Es un juego completamente nuevo con nuevos sistemas de combate, pero la esencia básica de la franquicia se puede sentir.

Historia

Comencemos con probablemente el aspecto más desafortunado de Final Fantasy XV: su historia. Square Enix creó un vasto universo de inmenso potencial, pero yo creo que falla a la hora de desarrollar su trama, la cual por momentos se siente desarticulada y decepcionante.

El protagonista del juego es Noctis Lucis Caelum, un príncipe de una nación próspera que al principio parece estar despreocupado por los asuntos que suceden en su reino. Noctis tiene a tres súbditos y amigos que siempre le acompañan a donde sea que él va. Ellos son Gladiolus, Ignis y Prompto.

Tras embarcarse a buscar matrimonio con una hermosa princesa y después de una serie de sucesos inesperados que los retrasan en su viaje, Noctis y sus amigos se enteran que su patria fue traicionada por un país supuestamente amigo que rompió un acuerdo de paz. Este país invadió el reino y logró eliminar al rey para así hacerse con el poder. Noctis ahora deberá madurar y restaurar el equilibrio de su tierra ganándose el favor de unos dioses antiguos llamados Titán, Ramuh, Leviatán y Shiva. Así comienza la historia de Final Fantasy XV, un viaje de al menos 25 horas (sin hacer misiones secundarias y dependiendo de la habilidad de cada jugador).

El problema más grande con la historia es que es demasiada vaga y parece que no se complementa muy bien. Para entenderla al 100 por ciento hay que salirse del juego y ver las escenas de la película Kingsglaive, así como las de la miniserie de Anime Brotherhood.

Los jugadores nuevos en la franquicia no necesariamente se perderán con la historia, pero si va a estar confundidos al ritmo al que los desarrolladores la cuentan. Por ejemplo, el emperador Iedolas Aldercapt, que era la fuerza impulsora detrás de la invasión en Lucis, y esencialmente el antagonista de Kingsglaive, se ve apenas una vez en una escena inicial del juego y después ya no vuelve a aparecer. Lo mismo pasa con Verstael, que está casi ausente, e incluso Ravus Nox Fleuret, el aspirante a cuñado de Noctis, está mal establecido y tiene tan poco tiempo en la pantalla que te hace preguntarte por qué está en el juego para empezar.

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Lo que creo que es lo más decepcionante sobre la historia de Final Fantasy XV es la manera en que esta va progresando. Al principio va con buen ritmo, pero después de la tercera parte hacia final sucede algo realmente extraño y parece evidente que Square Enix se apresuró a terminar el juego por compromiso y no por contar bien los sucesos. Esta última parte del juego está llena por pequeñas escenas, algunas épicas, hay que aceptarlo, claro, pero otras que parecen de relleno. Y es que es realmente aburrido avanzar por zonas lineales donde los elementos del escenario se repiten una y otra vez con enemigos sin una pizca de reto. Y lo peor de todo es que hay que seguir esos trayectos con un número muy limitado de armas y yendo agachados (caminando lento), lo que hace más tortuosa la misión.

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Sistema de combate, armas y magia

Si hay algo bueno que hay que rescatar de Final Fantasy XV es sin duda su sistema de combate. Es simplemente genial y una de las principales razones para regresar al juego por un montón de horas más de diversión.

A diferencia de las entregas anteriores, Final Fantasy XV cuenta con un sistema de combate muy hack and slash en el que podemos construir combos con los aliados a medida que ideamos de qué manera puede devastar el siguiente ataque a los enemigos.

En el juego hay diferentes tipos de armas y habilidades mágicas que cada una sirve a su propio propósito. Tenemos la opción de escoger una sola arma y pasar así todo el juego, pero sólo haremos que las cosas sean mucho más difíciles al largo plazo. El uso constante de todas las armas y la magia es crucial para mantener a los tan variados tipos de enemigos fuera de equilibrio, ya que cada uno cuenta con sus vulnerabilidades. Al mismo tiempo, tenemos que asegurarnos de defender nuestras propias debilidades, pues la variedad de monstruos y soldados fácilmente puede abrumarnos y hacer que nuestros aliados también caigan de una manera preocupante por no llevarlos bien equipados para un tipo de batalla especifica.

La magia y la invocación de dioses tienen limitaciones en comparación de otros juegos de Final Fantasy. Los hechizos son artículos consumibles que se consiguen en sitios específicos, como en campamentos o en mazmorras. Hay tres tipos de daño: eléctrico, fuego y hielo. Una vez conseguida, la magia tiene que sintetizarse para que podamos equiparla. Lo bueno de sintetizar es que podemos mezclar hasta los tres tipos de daño para realizar más daños a los enemigos, y a esto hay que sumarle que además se pueden mezclar elementos del inventario para hacerlos aún más poderosos, aunque también hay algunos artículos que nos permiten regenerar nuestra salud u obtener más experiencia al lanzarlos.

Hablando de las invocaciones de dioses, estas son apariciones de enormes aliados que literalmente hacen polvo incluso a los enemigos más duros. Ellos estarán a nuestra merced de manera aleatoria cuando estemos en una situación de extrema necesidad, aunque hay que mencionar que ami me han aparecido varias veces en batallas donde los monstruos no son un problema alguno. También hay que aclarar que el ataque de estos colosos no se activa por si solo, si es que aceptamos su ayuda, tendremos que mantener presionado el gatillo izquierdo del controlador para que este haga acto de presencia. Créanme, el ataque que hacen estos dioses es un espectáculo visual, pero a pesar de ello yo no les recomiendo invocarlos en situaciones donde las cosas están bajo control, pues la experiencia del ataque solamente le será otorgada a Noctis y no a los demás.

En Final Fantasy XV también contamos con el Coro Espectral, una tipo de súper habilidad que podemos activar cuando una barra se llene. Esta habilidad la deberemos de desbloquear más adelante en el juego tras realizar una misión de historia, la cual nos otorga una espada rara que forma parte de los antepasados de Noctis. La espada es solamente una de varias que tendremos que obtener en mazmorras y otras misiones. A medida que vayamos desbloqueando estas armas, el coro espectral las invocará cada vez que activemos la súper y haremos más daño a los enemigos. Esta habilidad además se puede conjugar con los demás compañeros para hacer estragos mayores.

Al principio del juego, el combate no se siente instantáneamente intuitivo. Aprender cómo controlar el flujo de la batalla utilizando rápidamente el arsenal, y usar correctamente la mecánica, es algo que irremediablemente nos va a tomar unas horas. La inclusión de un modo táctico (totalmente opcional), que detiene el tiempo durante las batallas para que podamos analizar las debilidades del enemigo, es una adición realmente útil y que ustedes deben activar una vez comiencen con su aventura. Sin duda juega un papel importante para adaptarnos de una manera mucho más rápida al estilo de combate.

Aspectos generales; misiones secundarias y el mundo libre

En el aspecto de las actividades extra del juego nos encontramos con un agridulce sabor de boca. Por un lado está el mundo abierto, realmente hermoso y repleto de sitios por descubrir, ya sea caminando, montados en el auto real, el Regalia, o en un Chocobo, una especie de pollo gigante que la hace de caballo. El lado agrio lo vemos en las actividades secundarias, que en su mayoría son aburridas y sin una motivación que nos haga interesarnos en ellas. Lo más engorroso es que estas actividades son muy fáciles, casi como una tarea de recadero en las que debemos recoger algo de un sitio y llevarlo a otro, o matar un enemigo débil y avisar a alguien que ya lo hemos eliminado. Lo único difícil de esto es recorrer todo el mapa para hacer las tareas y luego regresar a donde se encuentra el personaje que nos las asignó.

Aunque el Chocobo y el Regalia suelen ser rápidos, llega un momento en que nos damos cuenta que los viajes se hacen largos y aburridos si analizamos la dificultad de las misiones secundarias. El verdadero reto no es hacer las misiones, es viajar de un punto a otro, y el viaje rápido no ayuda en nada, pues si queremos ir a un punto exacto del mapa no podremos hacerlo, para ello debemos ir al Regalia y seleccionar el sitio más cercano de la misión o actividad, y cada vez que hacemos esto aparece una pantalla de carga tediosa que hace más frustrante todo.

Conducir el Regalia en tierra es verdaderamente un asco. No se puede ir fuera de la carretera y la dirección es increíblemente rígida. Las cosas se hacen un poco más interesantes al desbloquear el Regalia Type-F, la versión de vuelo, pero rápidamente pierde su encanto. Volar tiene algo genial y por un momento nos libera del sistema de los carriles del coche regular. Aterrizarlo es una maniobra de vida o muerte que nos hace guardar la partida cada vez que nos vamos a subir en él, porque nunca se sabe que sucederá al intentar aterrizar.

La presencia de la Regalia añade un montón de relleno innecesario a un juego que realmente no lo necesita. Hay conversaciones entre los personajes para hacer un poco más ameno el viaje, pero no son diferentes de lo que podemos experimentar mientras vamos caminando.

Los Chocobos, en cambio, son un medio de transporte más efectivo a la hora de explorar. Estos animales pueden atravesar el campo, nadar en algunos lugares e incluso intentan ayudar en el combate. A medida que vayamos usando a los chocobos, estos subirán de nivel y se harán más rápidos y resistentes, aunque también hay comida que podemos comprar en las Chocoberizas para aumentar sus estadísticas al momento de dormir en cualquier campamento. La única queja que tengo de los chocobos es que no podemos tenerlos para siempre, hay que rentarlos cada vez por hasta siete días y esto en algunos casos es frustrante, pues hay momentos en que olvidamos extender la renta y desaparecen mientras estamos en un sitio en medio de la nada.

Ya por último les contaré sobre la caza de bestias y las mazmorras. La caza de bestias podemos activarla a través de los restaurantes y puestos de comida de los pueblos que hay en todo el mapa. Los encargados de esos lugares cuentan con una lista de animales que les están causando estragos y estarían dispuestos a darnos una recompensa para eliminarlos uno a uno. Esta actividad es realmente satisfactoria, ya que además de descubrir nuevas especies de bestias, podemos ponernos a prueba contra ellas. Algunas son fáciles y otras podrían llegar a causarnos problemas, como una de nivel 99 que es realmente gigante, como del tamaño de una montaña.

Por su parte, las mazmorras son sitios donde podemos adentrarnos para descubrir lo que hay al final de ellas. Lamentablemente las mazmorras se sienten lineales y sin ningún tipo de rompecabezas por completar. El objetivo es avanzar, eliminar a los enemigos, que salen cada diez metros más o menos y llegar hasta el final para reclamar la recompensa. Hay una en especifico donde las cosas pueden llegar a ser realmente frustrantes, ya que en sitios tan estrechos aparecen una gran cantidad de enemigos duros y la cámara del combate se mueve hacia donde le da la gana. Y ni que decir de los fallos del juego, que a veces me sacaban de dicha mazmorra así porque si y me tocaba volver a comenzarla desde el principio.

Conclusión

A pesar de sus fallos, Final Fantasy XV es un producto que como un jugador nuevo en la franquicia puedo recomendar ampliamente a todo el mundo. Es un nuevo y legítimo Final Fantasy que ofrece recuerdo a los aficionados dedicados mientras que es algo que vale la pena para los que nunca han tocado un título de estas características. Al principio cuesta convencer a sus fans por el nuevo sistema de juego, y a los jugadores nuevos por ser el décimo quinto juego de una franquicia que no les había interesado, pero una vez que se juega por unas horas, hace clic y nos invita a seguir regresando por más.

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