La Ciudad de México, al igual que el resto de las ciudades más importantes del país, generalmente son los puntos elegidos por las nuevas compañías para presentar innovadoras ideas que tratan de solucionar los problemas de movilidad existentes.
Todo empezó con la llegada de plataformas de transporte compartido, DiDi ha sido la última en aterrizar en nuestro país; posteriormente bicicletas compartidas, como vBike, plataforma que por cierto ha estado llena de quejas porque aparecen estacionados en cualquier zona de la ciudad, sin nadie que pueda regular su uso.
A la oleada se sumó la renta de scooter eléctricos, como Lime y Grin. Existen intentos de regulación para estos vehículos, pero ha sido complicado lograr que cumplan con los reglamentos de movilidad de la Ciudad de México.
Si bien la regulación protege al usuario con seguro y monopatines identificados y rastreados por GPS, todavía parece que todo va más con fines políticos y recaudatorios.
Se sigue dejando de lado que la operación cumpla con las normas actuales de seguridad vial y movilidad. Porque se sigue permitiendo su uso en cualquier punto de la ciudad, creando conflicto cuando sus usuarios prefieren ir sobre la banqueta o en la calle (algunos en contrasentido a la circulación) sin la mínima precaución.
Es cierto, es un tema más de cultura que de las plataformas en sí, porque los mismos problemas ocurren con las personas que usan sus bicis y scooters propios. Pero el problema se agrava cuando estos aparatos están a la disposición de todos. Ahí es cuando las empresas que promueven su uso deben incentivar el respeto de las reglas y de la seguridad vial.
¿Qué ocurre en otras partes con los scooters eléctricos?
Así, mientras en México seguimos lidiando en si deben o no tener permiso estas plataformas, en otros países se ha suspendido la operación de los scooters eléctricos.
Por ejemplo en Madrid, España, los recientes cambios a las leyes de movilidad prohibieron circular sobre algún aparato por aceras o zonas peatonales. También se prohibió el uso de esos “patines del diablo” en las aceras y zonas peatonales, así como ir a velocidades mayores a 30 kilómetros por hora.
Algunos han llamado a esta oleada como la Movilidad 4.0, donde la gente puede desplazarse de un punto a otro (movilidad multimodal) gracias al uso de un dispositivo inteligente; hecho que han aprovechado las empresas para disminuir costos utilizando la menor cantidad de puntos de anclaje y estaciones de servicio.
Algo similar sucede en Estados Unidos. En la Ciudad de Los Ángeles se ha comentado que estos aparatos estarán prohibidos hasta que exista una regulación real que establezca las reglas para usarlos de manera apropiada y segura.
¿Regulación en México?
Más allá de si existirá una regulación o no en México para el uso de los scooters compartidos, debe existir una regulación que incluya y promueva a los medios de transporte no motorizados como una forma de transporte.
Y a su vez que el Gobierno fomente su uso y proteja a las personas con la creación de vías dedicadas para que no existan riesgos. Es decir que se prohíban los scooters en las aceras ignorando las reglas de tránsito.
Por otro lado, concientizar a la sociedad para el respeto y el uso con responsabilidad de este tipo de aparatos, entendiendo los riesgos que representa su uso de forma indebida.
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