La realeza de Arabia Saudita dejó olvidado uno de los aviones más impresionantes de Boeing: el modelo 747. Apenas utilizado unas 30 horas en vuelo, este avión quedó parado durante más de una década esperando despegar, año tras año, hasta que el gobierno saudí decidió venderlo a un precio tan irrisorio que parece sorprendente que nadie lo comprara.
Se trataba de un avión destinado al lujo, la joya de la corona saudí que nunca surcó los cielos, como estaba destinada a hacerlo.
Pero antes, un poco de contexto. Este avión, fue adquirido en 2011 para transportar a la realeza de Arabia Saudita, en particular para ser usado por el príncipe heredero Sultan bin Abdulaziz. Sería uno de los aviones más lujosos del mundo, con planes para incorporar suits, salas de conferencias y centros de entretenimiento, pero debido a una serie de problemas financieros, nunca llegó a serlo.
De hecho, Sultan bin Abdulaziz murió unos meses antes de que el avión fuera entregado, por lo que nunca llegó a verlo. Tras la muerte del príncipe, se rumora que los costos de mantenimiento y operación del avión fueron significativamente más grandes de lo esperado. Esto obligó a la corona a replantear su utilidad, dejándolo en desuso por una década.
Hubo varios intentos por vender esta aeronave y, en un intento desesperado, lo ofertaron por apenas 95 millones de dólares. Debido a la inflación, el precio actual de venta sería de unos 132 millones de dólares, lo que equivale a 2,260 millones de pesos con el tipo de cambio al momento de escribir la nota. Puede parecer mucho dinero, pero comparado con el precio real, de unos 350 millones de dólares (487 millones de dólares actuales), el descuento era de más del 70% de su precio.
Una venta complicada
Pese a todo, ningún gobierno ni organización se animó a comprarlo. Todo apunta a que no hubo interés por este Boeing ya que instalar todo el interior para el que fue diseñado costaría más de 50 millones de dólares extra. Según lo dicho por Richard Aboulafia, analista de aviación de AeroDynamic Advisory, "nadie, aparte de un jefe de estado saudí, va a querer un avión comercial privado de cuatro motores".
Se estima que la vida útil de un Boeing 747 es de 25 a 30 años dependiendo de su uso. El de la realeza saudí apenas sobrevivió 10 años, y sin utilizarse. Dicho avión quedó marcado como una mala decisión de la corona, que pese a ser una de las más rica del mundo, nunca pudo mantener un avión tan lujoso como pretendían.
La monarquía saudí encontró cómo deshacerse del avión vendiéndolo por partes. De todo el avión, lo más valioso eran sus cuatro motores, valuados cada uno en 20 millones de dólares. Cada uno de estos impulsores estaba prácticamente nuevo, lo que permitió una venta relativamente sencilla. La contratista de Boeing, Pinal Airpark, fue la encargada de desmontar el avión.
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