Por lo general, las series de Netflix tienen un toque que les garantiza éxito, sea inmediato o posterior, sin embargo, hay algunas que no pasan a la fama por su poca atracción instantánea y quedan como "de nicho".
Claro que lo anterior no quiere decir que no sean buenas o dirigidas sólo a cierto público, sino que no se obtiene la recompensa o suspenso inmediato como en otras series, pero que a la larga, resultan una grata sorpresa; "Marco Polo" es un claro ejemplo de ello.
Por lo general, las series y/o películas basadas en personajes de la historia resultan algo tediosas de ver y se toman una gran licencia para modificar los hechos reales. Marco Polo puede resultar así a primera vista, sin embargo, esta serie sobre el viajero y mercader nos introduce en el mundo de un joven que fue dejado a su suerte con el último gran kan, Kublai, y tendrá que luchar para sobrevivir en un mundo que busca expandir su dominio a todas partes.
La serie nos muestra a Marco Polo de joven, aún con mucho por aprender y entender de un lugar completamente diferente de su natal Venecia, pero con una agilidad mental que es capaz de sorprender al mismísimo emperador mongol y cuya inteligencia y don para narrar le salvan de ser un simple esclavo más.
A pesar de lo interesante que se muestra el personaje principal, la serie gana al mostrar una variedad de personajes secundarios de gran complejidad e historia que hacen la serie más rica e interesante de seguir, e incluso dejando de lado a momentos al mismo Polo.
Si bien durante la primera temporada hay algo de lentitud al arranque, la serie sólo sigue tomando velocidad, introduciendo más de este mundo antiguo y del imperio mongol, con todo lo que ello conlleva.
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