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Instagram: el problema no es el orden, son los usuarios

Durante esta semana, Instagram ha anunciado que tiene intenciones de abandonar el orden cronológico de sus publicaciones en pro de un feed más al estilo de su dueño (Facebook) donde mostrará las fotografías más populares y/o importantes de los contactos del usuario, de forma que éste llegue a ver lo que más pueda interesarle.

De acuerdo con la propia red social, esta decisión llega debido a que la mayoría de los usuarios están perdiendo interés y se lo atribuyen a que sólo ven un 30% del contenido de todos sus contactos. Su solución puede sonar como un buen intento, sin embargo, hay la posibilidad de que no sea suficiente.

Un crecimiento exponencial mal encaminado

Para entender un poco el problema de Instagram, hay que ver su principal fortaleza y debilidad: 400 millones de usuarios regulares. Parece una buena cifra, pero ¿cómo mantienes el interés de tantas personas? Si bien puede que otros como Facebook, Twitter o Snapchat tengan un número de usuarios cercano, la diferencia está en que no son redes tan enfocadas; en todas éstas hay contenido casual, noticias, imágenes, chat, contenido de interés, y más, pero Instagram, sólo son fotos.

Hicieron que mucha gente que no conocía bien este ámbito se sintiera atraída

No, el ser una red social especializada no tiene nada de malo, de hecho, Instagram se dio a conocer gracias a eso: ser un lugar de nicho para todas aquellas fotografías de móviles tomadas por entusiastas o profesionales con ganas de darle un toque antiguo a sus imágenes. Sin embargo, su popularidad y filtros hicieron que mucha gente que no conocía bien este ámbito se sintiera atraída.

¿Tenías una foto decente? Le ponías un filtro y tenías una imagen más agradable; ¿una mala foto? un filtro y se convertía en decente. La gente vio un potencial en poder ser "artista" con su teléfono, y no lo dejó pasar, desvirtualizando un poco el objetivo de la red, pero abriéndole un mayor número de posibilidades y crecimiento.

La cultura de la selfie, lo retro y la gastronomía

Instagram supo desde un inicio que iban a tener algo de éxito gracias a la moda vintage que se vivía durante su formación, sin embargo, no esperaban que fuera tanto, de modo que el contenido fue variando hasta niveles inimaginables.

Después de esto, entrar a Instagram ya no te aseguraba ver una o dos fotos con buena composición y contenido interesante resaltado por un filtro "retro", sino que te enfrentabas a ver selfies, imágenes mal tomadas o sin sentido, comida y hasta memes...

Dentro de la red se formó una cultura hedonista

A pesar de que todo esto tenía una cierta cabida en Facebook, la inmediatez en la edición de imágenes que tenía Instagram era un punto muy fuerte para obviarlo, logrando que dentro de la red se formara una cultura hedonista y haciendo que el peor contenido fuera el principal, mientras que el de valor, el que realmente tenía algo artístico, pasó a segundo término.

Y antes de que suceda algún linchamiento: sí, las fotos que comparten pueden ser de importancia para uno, pero no para todos los contactos y menos para toda la red; y es ahí donde reside otra parte del problema.

Los contactos por defecto

Facebook tenía un camino muy marcado y amigable gracias a sus predecesores, Instagram no.

¿Por qué si Instagram tenía buen contenido y de interés, la gente no le dio importancia?. El usuario común no busca entender el funcionamiento de una red social, lo asume en base al comportamiento de los contactos que tenga dentro de la misma, ¿y quiénes son estos contactos? Casi por regla general, los amigos de Facebook.

Comúnmente, en la red de Zuckerberg tenemos conocidos de la vida real: colegas del trabajo, conocidos de la escuela, familia, viejos amigos, etc. Gente con la que queremos (o incluso, debemos) mantener un contacto más eficaz que el correo, y esto era muy fácil de entender porque Facebook tenía un camino muy marcado y amigable gracias a sus predecesores, Instagram no.

Cuando estos mismos usuarios brincan de Facebook a otra red (llámese Twitter o Instagram), tratan de hacer lo mismo que hacían antes porque no hay tiempo de averiguar de qué se trata, y no se dan cuenta que no es el mismo medio ni objetivo.

Las redes sociales son la droga del siglo XXI; hay que aprender a consumirla.

Agregando (y aguantando) a nuestros contactos de primer instancia casi por obligación en lugar de buscar algún desconocido que tenga algo interesante que aportar, es lo que hace que la cadena y el mal uso sigan creciendo, y esto va más allá del mundo digital: no hay tiempo de entender lo que está de moda, sino que hay una presión social por unirte porque "todos lo hacen". Las redes sociales son la droga del siglo XXI; hay que aprender a consumirla.

Toda moda es pasajera

Aunque algo no sea lo mejor, muchas veces nos vemos expuestos a lo mismo una y otra vez, hasta que se vuelve tedioso. Lo mismo pasa en las redes sociales, pregunten a MySpace o Hi5, y es por lo que Instagram está pasando.

Los usuarios no buscaron un contenido más atrayente por si mismos, están viendo la monotonía de sus contactos a través de fotografías; cansa, y el hecho de mostrarle una foto de comida con más likes en lugar de cinco no va a hacer mucha diferencia.

O empieza a aceptar que perderá más usuarios y se quedará con un porcentaje (bastante considerable), o busca un nuevo giro para que el contenido de calidad llegue a todos sin necesidad de que el usuario tenga que salir a buscarlo. El agregar nuevas herramientas o nuevos filtros no va hacer que la atracción se mantenga en un nivel constante; sí, ayuda, pero no salva.

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