Donald Trump cumplió su amenaza: México deberá pagar 25% de aranceles en sus exportaciones a Estados Unidos

Considero que no debemos caer en el error de seguirle el juego de Trump y pensar que México puede hacer algo para evitar los aranceles. Ni México, ni Canadá ni China han hecho nada malo ni nada que justifique los aranceles. Trump ha tenido que recurrir a la calumnia para invocar leyes antiguas y poder justificar sus acciones.

¿Pero por qué Trump querría poner más impuestos al pueblo estadounidense? Eso se debe a su política de America first, que tradicionalmente ha sido una política de los grupos más conservadores y ultranacionalistas de ese país. Básicamente está diciéndole al mundo que ellos son autosuficientes y que no necesitan a ningún otro país ni sus recursos, lo que se conoce como autarquía, con ese fin es que su agenda política está clara: romper relaciones comerciales con todo el mundo, comenzando con sus principales socios: México, Canadá y China, y continuando con la UE, y en general con el resto del mundo.

Hace poco Trump publicó este post en X (antes Twitter):

"Los aranceles y los aranceles solos crearon esta vasta riqueza para nuestro país. Luego nos cambiamos al impuesto sobre la renta. Nunca fuimos tan ricos como durante este período. Los aranceles pagarán nuestra deuda. ¡Hagamos que Estados Unidos sea rico de nuevo!"

Entonces está claro, Trump piensa que los aranceles son más efectivos para crear riqueza que los impuestos sobre la renta. La idea, es de suponerse, es ir disminuyendo el impuesto sobre la renta de forma gradual para compensar la subida de precios que los aranceles crearían, de manera que no se tenga que pagar impuestos dobles. Esta políica ha sido bastante cuestionada, porque estamos hablando de algo que se aplicó hace más de 100 años. Trump planea volver al pasado, algo que no se había visto en ninguna economía desde hace tiempo.

Si tenemos eso en cuenta es fácil deducir que quiere sustituír la economía de su país con su nueva política de aranceles . Esta página recopila muchas de las declaraciones de Trump al respecto, por ejemplo:

“Vamos a ser una nación de aranceles. No va a ser un costo para ustedes. Va a ser un costo para otro país”, dijo Trump a sus seguidores en un mitin de campaña en Wisconsin en septiembre.

“No estoy aumentando sus impuestos. Estoy aumentando los de China y todos estos países en Asia y en todo el mundo, incluida la Unión Europea, por cierto, que es uno de los más atroces”, aseguró a la multitud. “Y ahora van a tener que pagar un precio porque los hemos estado apoyando durante mucho tiempo y ya no es sostenible”.

Mientras hacía campaña para un segundo mandato, el presidente electo Donald Trump declaró que “arancel” era su “palabra favorita” y “la palabra más hermosa del diccionario”

Por ejemplo, en un mitin de campaña en agosto, Trump sugirió imponer aranceles amplios a las importaciones del extranjero, diciendo: “Vamos a tener aranceles del 10 al 20% sobre los países extranjeros que nos han estado estafando durante años”.

Como podemos ver la cosa está más que clara, Trump piensa hacer de la economía de EE. UU. una economía de aranceles más que de impuestos al consumo, aunque para aplicarla tenga que recurrir a la calumnia y a la descalificación. Para él todos los países han sido malos con Estados Unidos y se han aprovechado de las libertades que los gobiernos anteriores les han dado, manifestandose en forma de déficit. Aunque cabría preguntarse si acaso ese déficit no será más bien porque Estados Unidos necesita más del extranjero de lo que el extranjero necesita de él.

En fin, que si Trump ha dado el paso de comenzar con su política de aranceles no tiene caso considerar siquiera que vaya a dar marcha atrás con el tiempo. No son las drogas, no son los migrantes, no es el déficit comercial lo que le hace dar el paso, sino su propia política, la que ha estado gestando a lo largo de estos años.