Quiero imaginar que muchos de ustedes vieron la película "Pollitos en fuga", ahora imaginen un poco junto conmigo, qué pasaría si por un instante, pudiéramos equipar gallinas con un casco de realidad virtual, y que se sintieran libres de ir a donde quisieran, claro, todo esto de manera simulada, sin moverse un centímetro (o tal vez solo unos cuantos) de su sitio.
Al menos a los humanos nos encantan este tipo de ideas revolucionarias en donde la tecnología nos permite sumergirnos en realidades distintas desde el sillón, o ¿no?
Pues esto se le ocurrió al profesor Austin Stewart de la Universidad de Iowa, quien se ha puesto a imaginar cómo sería hacerle creer a unas gallinas en su corral que están en un pastizal virtual, con futuras interacciones de Oculus, tal vez incluso podrán picotear el piso y mover sus cabezas de un lado a otro, recorriendo el paisaje con la mirada.
Ya, lo sé... suena absurdo, y es que en verdad en parte lo es, el proyecto llamado "Segundo Ganado" (traducción libre de Second Livestock) es más un experimento social que un proyecto genuino que desee llevar la realidad virtual a los animales de las granjas. Sin embargo, la forma tan seria en que lo presenta en su sitio web es bastante convincente (científico al fin), tanto así que llega a la descripción de condominios para ganado de alta densidad, cuyo propósito es generar la menor cantidad de desperdicios haciendo reciclaje y utilizando el calor que emiten los cuerpos de los animalitos para controlar el ambiente de los edificios.
La cuestión es que Stewart nos está proponiendo casi sin querer un punto de reflexión, en el cual nos hemos dejado llevar por los cantos de sirena de la tecnología, y queremos utilizarla para todo (sí, también para las gallinas), olvidándonos en el proceso de que hay muchísimas cosas que hacíamos antes sin tantos dispositivos y que nos salían igual o mejor que ahora.
La cuestión es si en realidad necesitamos crearnos tantos escenarios virtuales, o si lo que en verdad sucede es que nos hemos vuelto incapaces de percibir la belleza que nos rodea si no es a través de una pantalla.
A mí me parece un absurdo total querer vivir vicariamente a través de lo que pueda experimentar en la realidad virtual, cuando tengo una realidad "real" (válgame la redundancia) tangible y al alcance de la mano que aún el día de hoy puedo disfrutar.
Vía | TechCrunch
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