Vivió la Segunda Guerra Mundial, vio volar al Hindenburg, ha trabajando 85 años en la misma empresa y no planea dejar su chamba

Trabajar es una de esas cosas que todos los seres terrenales debes hacer en algún momento de nuestras vidas. Pese a que todos podemos recordar el primer lugar en el que nos abrieron las puertas, pocos somos los que podemos decir que hemos trabajado en el mismo lugar desde nuestro primer día de vida laboral. Tal es el caso de Walter Orthmann, un hombre de 101 años que ha trabajado por 85 años en la misma empresa.

La vida de Orthmann es sin duda un ejemplo de vida y de compromiso a un mismo lugar. Por ello, no sorprende que este hombre ostente el récord Guinness a la persona que ha trabajado por más tiempo en un mismo lugar y aquí te contamos esta curiosa historia.

La historia a sus espaldas

Nacido en Santa Catalina, Brasil, durante abril de 1922, Walter Orthmann creció en una comunidad germana donde hablaba casi exclusivamente alemán. Sus veteranos ojos han visto mucha historia a lo largo de los años, solo durante 1936 tuvo la oportunidad de presenciar al Hindenburg (el dirigible más grande que ha visto la humanidad que solo medioaño después se desplomaría en un trágico accidente) cruzar por una localidad cercana a Río de Janeiro.

El Hindenburg en Brasil, un ejemplo del poderío de la deleznable Alemania Nazi, que casi por justicia poética, terminó destruido en territorio estadounidense.

Ya fuera por las costumbres de la época o por la crisis financiera que estaban sufriendo dentro de casa, Orthmann comenzó a trabajar en RenauxView a sus 15 años. Esta empresa se dedica a la elaboración de textiles. Su dominio del alemán ayudó a que rápidamente ascendiera dentro de la empresa, pasando de asistente de ventas a gerente de ventas muy rápidamente.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Orthmann prestó servicio al ejercito brasileño. Pese a que no tuvo que cruzar el océano para entrar en combate, sí mandaron a varios de sus compañeros a luchar junto la Quinta Armada Estadounidense. “Enviaron a cinco de mis compañeros”, comentó en una entrada para el Washington Post. “Por suerte, nunca vieron mucha acción y regresaron a casa”.

Este suceso supuso un cambio abrupto en su forma de vida, pues tras declarar la guerra a Alemania, en Brasil lo veían con recelo pues su dominio del alemán era mucho mejor que el del portugués. Orthmann tuvo que mejorarlo tan pronto como fuera posible.

Un ejemplo de vida

Aun con todo ello, Orthmann logró seguir adelante y con 85 años de trabajo sobre sus hombros, se ha vuelto una especie de guía de vida para sus compañeros y la empresa en sí. Es sorprendentemente lúcido, hace ejercicio y medita durante las mañanas, cuida de sus esposa, quien es 31 años menor que él, maneja su propio auto e inclusive tiene Instagram.

Publicación en Instagram.

Técnicamente, fue jubilado durante 1978, pero solo un día después de dejar la empresa lo recontrataron y sigue trabajando en el área de ventas, pues le gusta estar cerca de los productos y los compradores. Para Orthman, trabajar te da un sentido de “propósito, compromiso y rutina”, según cuenta para la web de Guinness World Records.

“Tuve la oportunidad de trabajar como vendedor. Viajé a São Paulo y en menos de una semana logré completar las ventas de tres meses de trabajo.”

El 19 de abril de 2022, Orthman alcanzó los 100 años de edad y celebró a lo grande con su familia, amigos y compañeros de trabajo. “Su carisma, empatía y humanidad lo vuelve un líder fuerte e influyente”, puede leerse en la publicación de su Premio Guinness. En palabras de este hombre: “Cuando haces lo que te gusta, no te das cuenta de cómo pasa el tiempo”. Sus palabras tras conseguir el premio fueron dedicadas a lo que piensa sobre el tiempo, la vida y trabajo.

"No hago muchos planes, ni me importa mucho el mañana. Lo único que me importa es que mañana será otro día en el que me despertaré, me levantaré, haré ejercicio e iré a trabajar; hay que ocuparse del presente, no del pasado ni del futuro. Aquí y ahora es lo que cuenta. Así que, ¡a trabajar!"

"One-club-man"

Sin duda alguna, este hombre es un ejemplo de vida, independencia y solidez. Ha llevado al límite (de la mejor manera posible) eso de tener un sentido de pertenencia a un lugar que ama, como lo es su trabajo, tal como las leyendas del fútbol a las que llamamos “one-club-man” a la Steven Gerrad con el Liverpool, Paolo Maldini con el Milan o Francesco Totti con la Roma.

Pero más allá de eso, quizás lo más sorprendente es lo bien que se le ve a este señor. Con una gran energía y vitalidad, que pocas ocasiones se ve, incluso en personas mucho menores que él. Ya no hay excusa para enfrentar la vida siempre con la cabeza en alto e intentando vivirla de la manera que más feliz nos haga.

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