Pareciera que en México cada día que pasa fortalecemos la piel para hacernos invulnerables ante posibles casos de extorsión telefónica. Hemos tenido que acostumbrarnos a nunca ser demasiado cautelosos cuando atendemos una llamada de un número desconocido. Quizás ahí esté el motivo por el que las extorsiones telefónicas estén cambiando de destino, y estén apuntando a ciudadanos estadounidenses, lo que ha capturado ya la atención del FBI.
Las historias son muy similares a las que ya hemos oído en México: el teléfono suena y lo primero que se escuchan son gritos, acto seguido, alguien más toma la llamada para informar que se trata del hijo/a del extorsionado, y le pide rescate, o incluso, la compra de electrónicos en línea que son enviados a un domicilio que se comunica al momento.
El FBI ha tenido que optar por montar un operativo y campaña dirigida a ciudadanos estadounidenses con esencialmente las mismas recomendaciones que de este lado de la frontera solemos escuchar frecuentemente: colgar inmediatamente y comunicarse con las autoridades.
De acuerdo a la agencia de seguridad, las llamadas han estado incrementando a partir de 2015. De pasar de un par de casos al mes, ahora se habla de miles en todo el país. Además, los extorsionadores tienen ubicadas áreas con alto nivel adquisitivo, como Beverly Hills y Santa Barbara.
¿Y el bloqueo de señales en cárceles mexicanas?
La que podría ser una de las soluciones más eficaces al problema, se ha encontrado con grandes obstáculos que entorpecen su adecuada ejecución.
La disputa entre las responsabilidades entre gobierno local y federal por los equipos que bloquean señales, la falta de mantenimiento a los dispositivos, y que pese a que funcionen los inhibidores de señal (en teoría), reclusos sigan contando con 4G, son solo algunos de los problemas.
El tema viene que viene dando tumbos desde 2012, supuestamente tendría que haber terminado con la telefonía móvil en las cárceles en septiembre de 2016, lo cual por supuesto, no ocurrió.
Así mismo lo reporta El Economista que asegura que 80 por ciento de las cárceles federales cuenta con inhibidores de señal, pero aún así, solo en 2016 ocurrieron 5.5 millones de llamadas de extorsión a través de 1,199 teléfonos, de acuerdo con la Asociación Nacional de Telecomunicaciones.
El panorama empeora (si es que pudiera), cuando tomamos en cuenta que el robo de celulares constituye una gran fuente de equipos que son utilizados para extorsión. Recientemente también la Anatel dio a conocer que en 2017 en México fueron robados 939,000 celulares, de los cuales** más de 1,000** fueron ocupados para realizar amenazas de secuestros o estafas con el esquema que mencionábamos.
El segundo delito más cometido en México
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2017, que realiza año con año el INEGI, la extorsión es el segundo delito más cometido en México, solo después del secuestro. Se estima que de los 31.1 millones de delitos de 2016, 7.5 millones, es decir el 24 por ciento, fueron extorsiones.
A pesar de ello, el delito de extorsión es el quinto con más carpetas de investigación iniciadas, lo que sugiere que pese a la gran incidencia, hay muy pocas denuncias.
En Xataka México | Casi un millón de celulares fueron robados y denunciados en México en 2017, de los cuales mil se usaron para extorsiones
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