Hay algo que llama la atención de uno de los carnívoros más monstruosos de todos los tiempos, sus pequeños brazos. Es bien conocido que los Tyrannosaurus Rex tenían un par de extremidades delanteras pequeños, se han hecho chistes de ello y en general le han bajado al tono sombrío de estos temidos depredadores. Sin embargo, parece que los investigadores finalmente se están poniendo de acuerdo para definir su función.
¿Será que servían como arma de ataque? ¿Eran una especie de apoyo para cuando se caían? ¿O acaso eran utilizados para asegurar la reproducción de la especie? Veamos qué dicen los descubrimientos más recientes.
El rey tirano
Descubiertos durante 1904 por el arqueólogo Barnum Brown, estos lagartos terribles han formado parte de la cultura pop, cobrando fuerza tras el estreno de ‘Jurassic Park’ de Steven Spilberg. Medían 6 metros de alto, 12 metros de largo, tenían hasta 60 dientes del tamaño de un plátano y podían arrancar casi 100 kg de carne de un solo bocado. Además, contaban con un cerebro dos veces más grande que el de otros carnívoros gigantes, por lo que no, no caían en el truco de “si no te mueves no te ven”.
Se conoce tanto sobre ellos, que resulta inverosímil que no se tenga una certeza absoluta sobre su rasgo más caricaturesco y característico: sus brazos. Como adelantamos en las preguntas del inicio, hay varias teorías respecto a ellos. Una de ellas es que eran utilizados como armas de ataque para perforar y rasgar la piel de sus presas, por si no eran ya suficientemente temibles con su enorme mandíbula.
Y es que sus brazos, pese a no ser tan flexibles, podían levantar hasta unos 180 kg. Por lo que un ataque con ellos seguramente no era poca cosa. Pese a ello, otra de las teorías que se manejan es que fungían como soporte para la reproducción entre señor y señora T-Rex. Se pensaba que servían como una especie de prensa para agarre durante el coito, pero no parece que sea la teoría más viable.
Otra de las propuestas es que, al ser brazos fuertes, servían como palanca en caso de que el dinosaurio cayera al suelo o para que se levantase después de dormir. Algo así como una especie de seguro para que uno de los cazadores más sorprendentes que alguna vez haya visto el planeta no se quedara como escarabajo volteado intentando regresar a su postura original.
También se plantea que simplemente ya no tenían una función en específico. Como sabemos, la evolución va moldeando los cambios genéticos en los seres vivos, pero no siempre añade cosas. Hay ocasiones en las que menos es más, y otra de las teorías es que los brazos se fueron acortando con el paso del tiempo ya que no servían de nada. Aunque es esta teoría la que nos abre las puertas a la que está cobrando más fuerza en los últimos años.
Un motivo razonable
Recientemente, una investigación de la Universidad de Berkeley, dirigida por el paleontólogo Kevin Padian, ha sugerido que los brazos del Tyrannosaurus Rex se fueron encogiendo poco a poco por un tenebroso motivo.
Hay evidencia de que estos depredadores vivían en manadas, al estilo de los lobos. Imagina estar en un pequeño grupo de ellos, con la diferencia de que tienes brazos largos y no cortos como los demás. Con un par de extremidades largas, seguramente tendrías que apoyarlos cerca de la comida que entre el grupo rasgan, cortan y devoran. Unos brazos largos serían fácilmente lastimados entre tanta mordida letal, muy probablemente terminarían hechos jirones después de un tiempo.
En situaciones de caza o de ataque, incluso los mismos T-Rex podrían confundir brazos largos con presas o atacantes y terminarían mordiendo su propio cuerpo. Es por ello que el grupo liderado por Padian propone que la evolución favoreció a los miembros de esta especie que tenían brazos pequeños y que no sufrían de mutilaciones o automutilaciones. Y es que no sería raro que fuera así, ya mencionamos que menos es más, y sabemos que es mejor no morir desangrados por la pérdida de un brazo.