En el Día de Acción de Gracias, millones de pavitos estarán sentados a la mesa de nuestros vecinos del norte, siendo el platillo principal de esta fecha que se remonta al año de 1621 cuando se utilizó el cuarto jueves de noviembre para agradecer por una buena cosecha, pero hubo un tiempo en que no había suficiente alimento para los 102 colonos de Plymouth, entonces los indígenas de la tribu Wampanoag, ayudaron a los europeos dándoles semillas y enseñándoles a cazar y a pescar, de ahí el origen de la tradición.
Sin embargo, en los Valles Centrales de Oaxaca, el pavo aparecía en el menú desde hace al menos 1500 años, y era la segunda carne de mayor consumo solo después de la carne de perro, de acuerdo con las investigaciones más recientes.
Los arqueólogos han descrito los hallazgos de pavos jóvenes y adultos, huevos sin empollar completos, y cáscara de huevo en una estructura que se utilizaba como casa habitación datada entre los años 300 a 1200 de nuestra era.
La localización y el contexto del hallazgo permite suponer que eran utilizados tanto de manera doméstica como ritual, y además hay múltiples líneas de evidencia que sugieren que la crianza de pavos (guajolotes) era de lo más común entre los años 400 a 600, probando su domesticación.
Existen tres subespecies de pavos salvajes (Meleagris gallopavo) que son nativas de nuestro país, y se encontraron en la fortaleza de Mitla, algunos de los restos de pavos fueron hallados en áreas donde se enterraba la basura de las casas, y otros se encontraron en sitios dentro de los hogares, dedicados a los rituales domésticos.
Science Direct recoge también el hallazgo de tres esqueletos de pavo en tumbas, que probablemente fueran parte del sacrificio funerario, esto se desprende del hallazgo de dos navajas hechas de obsidiana que probablemente fueran utilizadas para degollar las aves.
A los pavos los sacrificaban para todo, eran una gran ofrenda para diversas ocasiones como: matrimonios, nacimientos, muertes y para protegerse de las enfermedades y de las cosechas pobres. Los zapotecas utilizaban los huesos de los guajolotes dándoles diversas formas para que les sirvieran de herramientas o bien de adorno.
Entre los animales encontrados en esas excavaciones en la fortaleza de Mitla, había venados, tortugas, palomas, búhos, codornices, halcones, zarigüeyas, zorrillos y perritos de la pradera, entre otros, pero los pavos predominaban, por lo cual los investigadores suponen que eran una de las principales fuentes de proteína de esa etnia.
Es destacable que todos los otros animales mencionados eran cazados, pero los guajolotes estaban domesticados, las estructuras de los huesos encontrados indican que tanto los machos como las hembras estaban en cautiverio y eran alimentados, los arqueólogos encontraron 8 huevos completos y 250 fragmentos de cáscaras de huevo.
En México seguimos comiendo el pavo en diversos platillos, no puede faltar un delicioso mole de guajolote, la barbacoa de guajolote y el guajolote a la mexicana por mencionar algunos, y aunque hoy se sirva en las mesas de millones de americanos, so sorry, pero ¡el pavo es nuestro!
Imágenes | iDigitalTimes | Gob.mx | NVI Noticias
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