Los gobiernos locales mexicanos (estatales y municipales) han incorporado en sus agendas de trabajo la adopción de la tecnología para automatizar ciertos procesos internos y servicios públicos. Igualmente para comunicarse con sus ciudadanos.
Pero dicha incorporación ha sido lenta y sin una visión estratégica-tecnológica. Los programas gubernamentales llamados “Gobiernos Electrónicos” son algo limitado y éste y otras iniciativas son esfuerzos aislados y desconectados unos de otros. También son interrumpidos por los cambios de gobierno. Razones de nuestro retraso en la relación gobierno-tecnología son muchas pero destacan dos; no deja muchos votos y son esfuerzos de mediano-largo plazo.
A mediados de 1997 tuve mi primer contacto con una computadora en un ambiente laboral dentro de la administración pública. Por esas fechas el gobierno municipal en el que trabajaba decidió comprar PCs y asignarlas a cierto número de servidores públicos, siendo yo uno de los afortunados. Previo a ello, sólo el área de sistemas tenía computadoras para procesar la nómina y el presupuesto (cobranza, recaudación, ingresos).
Por esos años muchos otros gobiernos municipales y estatales comenzaron a comprar PCs para sus servidores públicos, así como adquirir tecnología para automatizar la recepción de llamadas telefónicas realizadas por ciudadanos solicitando un servicio, por citar un ejemplo. Las áreas de sistemas actualizaban sus equipos y las páginas web gubernamentales iban naciendo (la nuestra en 1998).
Fueron dos los motivos de esta ola inicial en la relación gobierno-tecnología. El primero fue el costo de la tecnología, mismo que bajaba día tras día y más gobiernos locales podían adquirirla. La otra es que la tecnología misma fue incorporando al sector público local en su lista de prioridades para desarrollar soluciones. La atención de las empresas tecnológicas ya no era exclusiva para el gobierno federal. A nivel local las oportunidades de negocio comenzaban a ser atractivas.
Si el gobierno no organiza, hagámoslo nosotros
Por esos años la cobertura de la conexión a Internet también iba incrementándose, beneficiando no sólo a los gobiernos para intercomunicarse entre ellos sino también para con los ciudadanos. La llegada de Vicente Fox al poder, creyente de todos estos temas, ayudó a popularizar el uso de la tecnología entre los gobiernos estatales y municipales, quienes deseaban subirse o igualar la agenda de gobierno electrónico del gobierno federal y que se reflejaba principalmente en el sitio web www.gob.mx
La mala noticia es que en medio de esa ola de adopción tecnológica temprana no hubo una iniciativa o programa nacional, debidamente estructurado e incluyente hacia los gobiernos locales, que delineara el camino a andar con una visión estratégica y ordenada. Cada quien lo hacía a su manera o como Dios les dio a entender.
Ante esta ausencia de estrategia nacional surgieron iniciativas como el CIAPEM (Comité de Informática de la Administración Pública Estatal y Municipal), una especie de asociación nacional de las áreas de sistemas de los gobiernos municipales y estatales. Su mensaje era (es) claro; Si sus jefes (alcaldes y gobernadores) no se ponían de acuerdo, y además el gobierno federal no presentaba un programa nacional que les incluyera, pues entonces hagámoslo nosotros con los pocos recursos que tengamos. Y así fue y ha sido hasta hoy, logrando el CIAPEM en estos años logros importantes aún y con su limitada capacidad institucional.
Algunos datos como referencia
De un artículo previo que escribí rescato algunos datos pues sirven como referencia al tema que abordo, advirtiendo que no existe mucha información (al menos pública) sobre las computadoras y su uso en el sector gubernamental mexicano. La existente no detalla características técnicas tales como sistema operativo usado o bien la utilización de servidores, redes internas, uso de la nube, porcentaje de procesos automatizados, etcétera.
Con esta limitante, y citando el estudio de Gabriel Puron-Cid quien se basa en datos del INEGI del 2011, tenemos que en los gobiernos municipales existían a ese año 135,115 computadoras para 853 mil empleados municipales a nivel nacional. En ese entonces el uso principal de la mayoría de ellas (50.7%) era en funciones administrativas (tesorería contraloría, jurídico, etc.) mientras el 39.5% de ellas tenía funciones sustantivas (seguridad pública, desarrollo social, agua potable, salud, etc.).
Por su parte los gobiernos estatales, según un censo del INEGI en 2013, cuentan con 870,361 computadoras (703,737 de escritorio y 105,960 portátiles) distribuidas entre 1.9 millones de empleados. Por cierto, sorprende que sea el estado de Guanajuato con el mayor número de computadoras con 117,868 mientras el DF posee apenas 45,033 y quedando por debajo de varios estados. Además de los datos antes citados, se puede notar que los estados tienen un mayor número de computadoras por empleado (0.45) respecto de los municipios (0.15), quienes brindan los servicios más sensibles a la sociedad (limpia, tránsito, seguridad, agua, drenaje, etc.). Por esta razón la distribución empleado-computadora debería ser al revés.
El concepto de Smart-City llega y la Estrategia Digital Nacional
Para mediados de la primera década del siglo XXI la adopción de la tecnología se masifica en una mayoría de los gobiernos locales alrededor del mundo, pero es con el crecimiento del uso del smartphone que la relación sufre una transformación total. Comienza a ser caduco hablar de “gobierno electrónico” y lo nuevo es el término “Smart-City”, el cual es un concepto mucho más amplio pues no sólo se trata del gobierno sino de la ciudad como el espacio territorial donde convive una sociedad (gobierno, ciudadanía, sector privado) equipada con infraestructura, todo lo cual requiere intercomunicarse de una manera más eficiente y efectiva. Ya no es una relación de dos (gobierno-tecnología) sino de al menos cuatro; ciudadano-gobierno-tecnología-infraestructura.
Hay muchas definiciones de Smart-City. Una de ellas gestada por la consultora Navigant Research la define como la “integración de tecnología en una visión estratégica para la sustentabilidad, el bienestar ciudadano y el desarrollo económico”.
Son varias las ciudades que han emprendido esfuerzos para irse acercando al amplio mundo de una Smart-City y que por ello mismo es difícil aplicarlo al 100%. Algunas son Barcelona, Dublin, Dallas y Londres. En México el concepto sigue siendo poco conocido y son contadas las que han comenzado a aplicar apenas principios de una Smart-City, siendo Toluca y Zapopan de las primeras y haciéndolo con sus propios recursos.
Para promover a nivel internacional la adopción del concepto se creó el Smart Cities Council. UN-Habitat también le está dando impulso así como grandes empresas, principalmente relacionadas con la tecnología. IBM y Cisco lideran, seguidas por Siemens, GE e Hitachi y más atrás Microsoft, SAP, Capgemini, entre otras. En México las más activas han sido IBM y Microsoft con su iniciativa CityNext, lanzada en 2014 en nuestro país aunque ambas teniendo resultados escasos ¿Razones? Cito tres; voluntad limitada de los alcaldes involucrados (firman convenios para salir en la foto, luego se olvidan), escasez de recursos para ejecutar las acciones requeridas y ausencia de una iniciativa nacional gubernamental que lo impulse.
Esta ausencia de apoyo contrasta, por ejemplo, con lo que acontece en India y cuyo primer ministro Narendra Modi, lanzó en 2014 la meta de generar 100 Smart-Cities en las próximas décadas. En EE.UU. el presidente Obama presentó el pasado 14 de septiembre una iniciativa para apoyar a las ciudades estadounidenses a enfrentar sus retos y mejorar los servicios públicos con el apoyo de la tecnología.
¿Y en México? En México el gobierno federal actual ejecuta desde noviembre 2013 su Estrategia Digital Nacional compuesto por cinco ejes, pero ninguno referente a las ciudades. Es más, ni siquiera se cita en dicho documento el concepto de Smart-City (o ciudad inteligente). Lo mismo acontece con los gobiernos estatales. Ahora bien, debe reconocerse el esfuerzo del gobierno federal en la conectividad y mejora de infraestructura tecnológica de escuelas, hospitales y bibliotecas públicas, pero ello no es suficiente. Es apenas un primer paso dado de muchos que deben darse.
Ahora bien, hay en el horizonte un evento que puede servir de punto de inflexión. Se trata del Congreso Internacional Smart-City Puebla que se llevará a cabo en febrero de 2016, siendo el primero de su tipo en el país. Ya se verá qué tipo de impacto genera entre los tres órdenes de gobierno y otros actores como las asociaciones municipales, los Congresos federal y locales y las empresas tecnológicas, quienes están ansiosas de que este tema despegue. Espero sirva de catalizador el evento antes citado.
Concluyendo
Las ciudades y metrópolis jugarán en el futuro cercano un rol todavía más importante al que actualmente tienen. De hecho en algunos países esto ya es una realidad y para hacer frente a este enorme reto se apoyan en la tecnología para generar soluciones y respuestas. En México el gobierno federal y algunos gobiernos estatales y municipales nos están dando muestras de ello.
Ahí está la factura y contabilidad electrónica en lo cual México es uno de los pioneros a nivel mundial. O la expedición de actas de nacimiento en kioskos digitales. El pago de servicios e impuestos a través de las páginas web es otro ejemplo y lo es también la existencia de numerosas apps gubernamentales para reportar desperfectos de los servicios públicos.
Pero falta mucho por hacer, iniciando por diseñar un programa nacional para impulsar de manera integral el concepto de Smart-City y terminando por crear partidas presupuestales específicas para estimular el uso de la tecnología, sin olvidar la aplicación del concepto de Big-Data, el promover una mayor vinculación universidades-gobiernos locales para desarrollar soluciones a los retos operativos con tecnología y la adopción de la nube por los gobiernos locales.
Por cierto, no conozco todavía un solo gobierno municipal que ya esté usando de manera sistemática y amplia al servicio de nube para almacenar y procesar datos. Supe de un municipio importante que migraría toda su estructura tecnológica a la nube con Google pero se canceló por falta de recursos. Una pena.
Concluyo citando unas palabras del Presidente Obama a propósito del gobierno y su relación con al tecnología; “las oportunidades para que pensemos cómo la tecnología puede empoderar a los ciudadanos y hacerlos sentir propietarios de su gobierno son realmente importantes” y añade que debemos responder a la brevedad la pregunta “¿cómo puede la tecnología mejorar la experiencia de la democracia?”.
Esta es una buena pregunta que debemos hacernos y responder también en México.
En Xataka México | Computadoras y gobiernos mexicanos; breve análisis
Imagen: Rick González
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