Los Juegos Olímpicos de Invierno sin duda no son un evento que tenga una relevancia muy grande en México. El principal motivo es que contamos con muy pocos representantes ya que las condiciones climáticas de nuestro país no se prestan para este tipo de actividades.
Pero la historia de hoy es muy peculiar y logró darle la vuelta al mundo, el protagonista es German Madrazo, un deportista de 43 años que aprendió a esquiar hace poco más de un año y que participó en la prueba de 15 km de esquí a fondo. Sin esperar que estaba ante un momento único.
Madrazo terminó la competencia en el lugar 116 de 118 esquiadores, de los cuales dos tuvieron que abandonar el recorrido, colocándolo en el último lugar de los activos. Hasta ese punto no había nada extraño, de cierta manera era entendible. La primera vez que uso unos esquís fue en enero de 2017 y su sacrificio se veía reflejado en esos metros finales antes de cruzar la meta.
Momentos antes de llegar recibió una bandera de México, avanzando con una gran sonrisa mientras lo esperaban en la meta sus compañeros de Tonga, Colombia, Portugal y Marruecos para felicitarlo y levantarlo en hombros. El momento fue tan emocionante que inclusive Dario Cologna, ganador de la competencia se acercó a felicitar a todos, una muestra de de deportivismo.
Una historia de película
Es clave conocer la historia de Germán para comprender todo lo que podía pasar por su cabeza, él lo definió como “uno de los momentos más gratos de mi vida”. En toda gran historia, siempre se necesita algo de inspiración y esa llegó cuando Madrazo conoció a Roberto Carcelén, el primer peruano en los Juegos Olímpicos de Invierno en Vancouver 2010 que logró llegar a la meta del esquí de fondo con dos costillas fracturadas.
Por medio de redes sociales lo contacta para sabes si lo podría ayudar, pero su respuesta fue recomendarle a su entrenador que se encontraba en Estados Unidos. Cuando llama para preguntarle si lo puede entrenar le menciona que no, pero si decidía acompañarlo en un viaje de 6 mil kilómetros lo podría enseñar a esquiar y lo cumplió.
No fue nada fácil, tuvo que vender sus bicicletas de competición, pedir préstamos para viajar a Europa, donde pudo poner en práctica todo lo que aprendió en Islandia. Hasta lograr ser el abanderado de la delegación mexicana.
“Nunca hay tiempo para rendirse... no necesitas esperar a ver si el gobierno te da recursos para poder hacer un entrenamiento, a ver si naces en una familia privilegiada... siempre se puede”
México llamando la atención desde un inicio
Para Pyeongchang 2018 los mexicanos ya habían dado de qué hablar antes, cuando se presentaron los uniformes que usarán los esquiadores con diferentes calaveras que cuentan con elementos representativos a nuestro país. El diseño fue por parte de Hubertus von Hohenlohe, representante de México en ediciones pasadas.
Hubertus von Hohenlohe es sin duda un personaje muy particular, es descendiente de la familia principesca Hohenlohe de un antiguo Reino de la actual Alemania. Es esquiador alpino, en 1981 fundó la Federación Mexicana de Esquí y entre sus otras habilidades también es empresario, fotógrafo y cantante pop.
A los 51 años logró participar en los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010 y mencionó que la única razón por la que seguía compitiendo es porque ya no existen esos esquiadores exóticos, de países que no tienen tradición en este tipo de disciplinas y él quiere mantener la tradición. Sin olvidar su recordado traje de mariachi en 2014.
Más allá de ser representante de cualquier país o quedar en la última posición, sin lugar a dudas presenciamos una historia de vida, donde cualquier reto puede ser posible con la dedicación necesaria.
Imágenes | Perú 21, El Universal, COI
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