Expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Instituto de Ciencias del Mar y Limnonología (ICML) localizaron decenas de miles de placas calcáreas de carbonato de calcio, correspondiente a endoesqueletos de antiguas estrellas de mar. Convirtiéndose en el primer reconocimiento de la especie en el Templo Mayor de Tenochtitlan.
El anuncio se hizo en una conferencia abierta al público y que forma parte del ciclo titulado Templo Mayor. Revolución y estabilidad. El trabajo no es nada nuevo, ya que viene desde 2006, donde se descubrió el monolito de la diosa Tlaltecuhtli, en algunas labores de investigación en la zona poniente de la fachada principal del Templo Mayor, encontrando las placas calcáreas en dimensiones que van de los dos a los 15 milímetros.
México tiene más de 200 especies de estrella de mar
Lamentablemente en ese hallazgo encontraron los elementos desarticulados, para ello colaboraron con el ICML para la limpieza y separación por tamaño y forma de cada una de las 49,633 placas encontradas. Carolina Martín Cao del ICML mencionó que para identificar a qué especie pertenecía las estrellas del mar, decidieron tomar ejemplares modernos que tienen en la colección de equinodermos, para retirarles la piel y contrastar con los endoesqueletos de los elementos arqueológicos.
Al realizar ese proceso, pudieron reconocer seis especies de estrellas de mar en 13 de 54 ofrendas excavadas en torno al monolito de Tlaltecuhtli. Cinco son del océano Pacífico: Luidia superba, Astropecten regalis, Phataria unifascialis, Nidorelia armata y Pentaceraster cumingi. Mientras la Astropecten duplicatus viene del Atlántico.
Después decidieron ampliar el estudio a salas y colecciones del Museo del Templo Mayor con otras placas calcáreas halladas en diferentes proyectos arqueológicos anteriores. Lograron aumentar la cifra de 5,436 elementos, dando un total de 55,069 placas distribuidas en 20 de los 204 depósitos rituales localizados hasta la fecha en el Templo Mayor.
Los investigadores mencionan que los recolectores prehispánicos lograron obtener estrellas de mar caminando sobre las playas o en el buceo libre a profundidades de 20 metros aproximadamente. Mencionan que las estrellas de mar al ser animales exóticos se colocaban al fondo de ofrendas para recrear el inframundo acuático de dioses como Tláloc.
Una de las posibilidades que plantearon fue que los mexicas transportaban estos animales en colectores cargados con agua salada, resguardándolos hasta la fecha de su uso ceremonial que se le conocía como Vivario de Moctezuma, un sitio que se sabe que tenía estanques de agua salada. La teoría toma fuerza cuando indican que la estrella de mar puede sobrevivir varios meses sin alimento.
Actualmente existen más de 1,800 especies de estrellas de mar en el mundo, solamente en México existen 228, señalando que son claves en nuestro ecosistema, incluso para ayudar a disminuir el pH del agua marina. Señalan que existe venta ilegal de estos animales que se extraen de su hábitat para convertirse en souvenirs, provocando que migren a profundidades mayores y que reduzcan su tamaño por no completar las etapas de crecimiento.
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