El mayor problema de Corea del Sur es su baja natalidad, eso lo hemos venido escuchando desde hace un tiempo. Para mejorar la situación, el gobierno surcoreano ha intentado de todo, como pagar hasta 1.3 millones de pesos a parejas que decidan tener hijos.
Sin embargo, en esta ocasión han llegado a un límite, cuanto menos particular: el gobierno de Corea del Sur planea que sus niñas entren un año antes a la escuela para que, cuando sean mayores, sus juventudes sean más atractivas entre ellos. Una de las últimas medidas para darle la vuelta a la tasa de natalidad es así de desesperada.
Dejando de lado lo alarmante que es adoptar una medida tan extraña, lo cierto es que este país tiene la tasa de natalidad más baja del mundo. Con apenas 0.72 nacimientos por mujer, el punto de equilibrio entre progenitoras e hijos ha estado por debajo de la media durante mucho tiempo.
Aquello no implica que la reciente decisión no sea escandalosa. Si la vemos bajo una perspectiva dura, pareciera que Corea del Sur está viendo a sus niños como futuras incubadoras de personas. Y es que la propuesta no viene de ningún lugar aleatorio. De acuerdo con información de The Guardian, proviene del Instituto Coreano de Finanzas Públicas.
Según el reporte, el tren de pensamiento del gobierno surcoreano es que, al ser más jóvenes las mujeres, encontrarán a los hombres más maduros y atractivos. Algo similar sucedería con los hombres, quienes se sentirían más atraídos por las mujeres jóvenes. Descabellado, sin lugar a dudas.
Dejando de lado el sarcasmo, se trata de una de las propuestas más extrañas que alguna vez haya mencionado el gobierno surcoreano. Esto refleja no solo la desesperación que tienen por remontar la curva de natalidad, sino la manera en que ven las relaciones interpersonales: como si el problema fuera más una cuestión física y no una económica-social.
Una situación compleja
Esto no lo decimos al aire, recientemente hablamos sobre cómo Corea del Sur es uno de los países con mayor competitividad escolar. La situación es tal que los niños de apenas cinco años ya asisten a tutorías especializadas, con el fin de mejorar su desempeño y tener mayor probabilidad de quedar en una universidad de prestigio. Y ese no es el único problema.
Además de que la competencia es feroz dentro de las escuelas, esta península también brilla por lo caro que es criar y mantener a los hijos. Las escuelas primarias y secundarias ya de por sí son caras, pero las universidades lo son aún más. Tal es así que ni siquiera el incentivo de los 1.3 millones de pesos por bebé convence a las mujeres surcoreanas de tener hijos.
Corea del Sur debe replantearse muchas cosas. Uno pensaría que el gobierno de uno de los países más avanzados en tecnología e innovación sería dirigido por gente más capaz, con una visión más amplia del mundo. Pese a ello, proponen este tipo de acciones que no suenan a ser una genialidad.
Por su lado, el Instituto Coreano de Finanzas Públicas ya declaró que la medida "no refleja necesariamente su punto de vista oficial sobre las medidas del gobierno para elevar la tasa de natalidad". Nada, un esfuerzo por tratar de mitigar los daños, sin aceptar qudeclaróe su idea fue, en el mejor de los casos, polémica.
Nunca antes en la historia moderna un país así de desarrollado se había enfrentado a una tasa de natalidad tan baja. Es como si por el momento su gobierno estuviera en medio de una lluvia de ideas con las cuales quieren ver si dan en el blanco con alguna. Pero si algo nos ha enseñado la estadística es que la cantidad no supera a la calidad, por lo que en vez de dar tiros al aire deberían darle más voz a planificaciones más serias y complejas.
Por ahora, nada indica que la situación vaya a cambiar. Solo el tiempo nos dirá si Corea del Sur da con la solución. La intuición nos parece decir que sí, pero quién sabe cuánto pasará hasta que suceda, o qué tantas medidas desesperadas se tomarán antes de lograr la estabilidad.
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