A finales de julio, el vuelo 2431 de Aeroméxico sufrió un accidente en las cercanías del Aeropuerto Guadalupe Victoria de Durango. Por fortuna no se reportaron fallecidos, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) mencionó algunos días después que ya se encontraba investigando las cajas negras para saber cuál había sido el problema, mientras 11 pasajeros residentes de Chicago presentaron una demanda contra la aerolínea.
Integrantes del Área de investigación de Accidentes e Incidentes de la DGAC, ofrecieron una conferencia en Ciudad de México, para detallar los avances que han tenido en la investigación. Determinó que ninguno de los pilotos que realizaron la simulación, pudieron haber tenido un resultado diferente al del vuelo 2431, señalando que el accidente no fue causado por uno de los pilotos.
Existía un tercer piloto que no estaba autorizado para pilotear
José Armando Constantino Tercero, director de Análisis de Accidente e Incidentes de Aviación comentó que la causa probable podría tratarse de las condiciones meteorológicas y del viento que existía en la estación. La atención se centró en las velocidades verdaderas del aire, considerándolo como un factor externo, vinculado como un factor probable de accidente.
También presentaron un reporte técnico de cumplimiento, establecido por el Anexo 13 de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), detallado de cinco fases: articulación de la información y protección de datos; determinación de las causas probables del accidente; informe; y recomendaciones después de los hallazgos presentados hasta el momento.
De las dos grabadoras de voz y datos, una se encuentra dañada y fue trasladada a los Estados Unidos en coordinación con la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB) para lograr su decodificación. La otra grabadora también se encontró dañada, pero sí pudo ser descifrada en un taller autorizado en México y con la información recolectada se pudo realizar una simulación antes y después del accidente.
El 1 de agosto, un día después de suceso, la DGAC, Medicina de Aviación, General Electric, fabricante de los motores, Embraer, fabricante de la aeronave, la NTSB y un grupo de investigación de Meteorología llevaron a cargo la coordinación para comenzar toda la investigación.
También recabaron fotografías aéreas, videos del circuito cerrado de cámaras del aeropuerto, información de la aeronave como la carga y el balance, además de las mediciones y distancia de los componentes de la aeronave que se esparcieron sobre la pista después del impacto.
Por último, se mencionó la existencia de un tercer piloto en cabina, que no se encontraba habilitado para volar la aeronave. Dicho piloto fue el encargado de realizar las maniobras iniciales durante la carrera del despegue, pero en el momento de la inestabilidad, el capitán Carlos Galván Meyrán, solicitó los controles de la aeronave.
En ese sentido Grupo Aeroméxico señaló que la habitación no estaba autorizada para tener un tercer tripulante, motivo por el que iniciarán el procedimiento administrativo y sanciones que se podrían ver reflejadas en el tercer tripulante o directamente sobre el capitán.
El informe final será publicado hasta el mes de noviembre de 2018, por el momento seguirán continuando con las investigaciones para recolectar la mayor información necesaria.
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