Como si el polvo cayera por doquier todo el tiempo, desde las cúpulas de la catedral hasta los poblados de la frontera, a México todo el tiempo se le ve a través del sepia. El café reina, el color escasea, pero hay mucho espacio para la sobresaturación. ¿Es que en México vivimos en una permanente constante tormenta de arena de la que nadie se ha percatado, salvo las producciones estadounidenses?
'Wizard of Oz' (1939) nos estableció, desde hace mucho tiempo que en cine la forma (y el color) son fondo. De un momento a otro Dorothy salta de un escenario repleto de tonos saturados y cafés a la magia del technicolor en la que es una de las escenas más representativas para el cine, pues como Dorothy, el cine mismo hizo su salto a la diversidad colorida de lo onírico.
El truco comienza en la corrección de color. Independientemente de la selección de paletas de colores, parte esencial del proceso de edición está en la corrección de color donde las imágenes son alteradas en su color para crear atmósferas particulares con fines narrativos.
Desde luego, no es sorpresa que los tonos sepia contribuyan a que una imagen transmita la sensación de 'suciedad', como igual se tratara de un objeto guardado en un almacén y que ha acumulado polvo a lo largo del tiempo. Si uno distingue sin embargo una mota de polvo su color no es en lo absoluto café. Los tonos sepias revinculan a la tierra, la arena, y la culpa es de los westerns.
Jeremi Szaniawski lo documenta en 'The Cinema of Alexander Sokurov', lo refuerza cuando asegura que el sepia da la "sensación de desierto". Tiene que ver desde luego con la obviedad de que la arena es de color café, propio también del sepia.
De ahí que prácticamente en todas las películas estadounidenses a desarrollarse en el viejo oeste sobre planicies secas y escasa vegetación, donde el sol retumba cae a plomo entre las grietas del suelo, y hay hombres con sombrero y pistola en mano se apuntan entre ellos, abunden los cafés. El sepia está presente en clásicos de la talla de 'Once Upon a Time in The West' (1968), 'Unforgiven' (1992) y 'The Good, The Bad and the Ugly' (1966).
En la explicación pasamos por alto un detalle. Las imágenes que resultan de producciones mexicanas, incluso en zonas áridas, suelen ser de tonos más cálidos que las que se hacen, por ejemplo, al sur de Estados Unidos, en donde precisamente la zona de Texas y Nuevo México son bien conocidas por el calor azotador y un sol que no da tregua.
'Breaking Bad' (2008-2013) es el ejemplo perfecto: es contemporánea y la trama sucede en su mayoría al sur de Estados Unidos y con pocas escenas en México (a pesar de que en realidad las locaciones para 'México' fueron grabadas en territorio estadounidense).
En el episodio primero de la tercera temporada titulado 'No Más', una buena parte de la trama se sitúa en México, con emplazamientos llenos de calles de polvo y edificios mal construidos donde abundan los cielos francamente amarillos. El contraste con las tomas "hechas" en Albuquerque, es abismal, lo que desde luego ha generado memes.
La disparidad del efecto de sepia en las tomas sugiere que la clave no está en realidad en el clima, sino en algo más. No tendría sentido, si de clima se trata, que el mismo tono aparezca en películas como 'Spectre' (2015) con locaciones en Ciudad de México, lejos de la aridez de la frontera norte.
El libro Movie Making in One Hour recomienda utilizar los tonos sepia para "envejecer" un cuadro. Tiene sentido: en realidad los primeros uso del sepia en cinematografía son más viejos que las películas westerns, pues se remonta a las épocas de las películas silentes, en donde era de hecho más barato dotar de sepia al celuloide para revelarlo, que hacerlo en el tradicional blanco y negro.
El sepia no solo es amigo de la tierra, sino también de lo antiguo
'Arizona Days' de 1928 es un buen ejemplo, una película muda revelada en sepia pero con el defecto de estar subexpuesta a consecuencia del mismo proceso. De ahí que cineastas como Sokurov comenzaran a sobreexponer al momento de filmar para pensando en la subexposición propia del revelado en sepia.
Como Dorothy, el cine también saltó al mundo a color, reservando los usos del blanco y negro y del sepia para propósitos narrativos o estéticos muy particulares. El sepia sin embargo siempre quedó atado a ser un filtro propio de la antiguedad, en parte por lo ocurrido con el cine silente, pero en parte también por el referente en la fotografía, donde desde hace décadas se revelaba en sepia para obtener un papel fotográfico más durable.
En la relación con lo antiguo reside el segundo uso más popular del filtrado de sepia; de ahí que no falten las representaciones en pasado en sepia, como los flashbacks que le usan tal y como la regla de Movie Making in One Hour lo indica. Desde luego en tiempos digitales, el valor fundamental del sepia en tiempos del cine silente en torno a su costo, ya no tiene más sentido, puesto que de entrada ya son pocas las películas que siguen usando celuloide para hacerse.
Si los testigos de México en sepia son tan abundantes, y no todas parecen obedecer a la lógica de la relación del sepia con la tierra y el ambiente, ¿es justo comenzar a pensar que México sea visto desde quienes piensan el cine como un lugar que no corresponde a su tiempo, claramente anacrónico?
Con tantos realizadores tomando el mismo camino cuando se representa a México, ¿cuándo se obtuvo ese consenso? ¿Y si de alguna forma las dos interpretaciones del sepia no son mutuamente excluyentes y México es visto desde fuera como un lugar anacrónico, de sol sofocante, con polvareda que recae por doquier y con el ambiente igual de turbio en la frontera norte que en los lugares más urbanos del país?
Si la historia fuera en México, Dorothy no habría podido pasar de la puerta.
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