A Japón no paran de llegar visitantes y los hoteleros han visto la oportunidad con dos niveles de precio: el turista paga más

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Ismael Garcia Delgado

Editor Jr

Comunicólogo y Periodista por la UNAM. Redactor, locutor, guionista y creador de contenido. Apasionado por la música ochentera, el cine de acción/sci-fi, series dramáticas y la literatura hispana. Fiel defensor del séptimo arte mexicano.

Visitar templos o museos, alimentar venados en el Parque Nara, contemplar el Monte Fuji, o simplemente caminar en las calles de Osaka y Tokio, son algunas de las actividades  para realizar como turista en tierras niponas.

En medio de un auge sin precedentes en el turismo, la industria de la hotelería japonesa ha identificado un área gris de "oportunidades" para sacar provecho. Gracias al aumento de visitantes comenzaron a aplicar una nueva medida: precios diferenciados en los restaurantes.

Ahora, los negocios de comida de Japón han adoptado un sistema de precios diferenciados en zonas turísticas. Por medio de esta estrategia, se busca maximizar los ingresos de los visitantes internacionales mientras se mantiene la satisfacción de los clientes locales. A resumidas cuentas: que el extranjero pague más.

Según lo informó Nikkei, esta tendencia comenzó a adoptarse a mediados de junio. Si se reflexiona un poco, el acatar esta medida suena lógico ante un panorama donde se busca no afectar a los connacionales en su economía personal, al tiempo que se obtiene un beneficio extra para los negocios locales. El principio continúa con la misma línea: los turistas están dispuestos a pagar más por experiencias.

Para ejemplificar la situación, el medio local Sora News 24 recolectó el caso del restaurante ubicado en el barrio de Shibuya, Tamatebako. Dedicado a la venta de mariscos en estilo bufete, el local abrió sus puertas en abril, pero decidió implementar el alza de precios a los comensales provenientes de otros países. Simple y sencillamente se aplica la misma regla: a los locales se les cobra menos y a los turistas extranjeros se les cobra más .

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No solo restaurantes, otras atracciones también tendrán un aumento

El mismo medio, también reportó el caso acerca de las visitas al Castillo de Himeji. Debido a al aumento de visitantes, Hideyasu Kiyomoto, alcalde de la ciudad de Himeji, declaró que se encuentra en consideración un incremento en los precios para los turistas extranjeros que les haría pagar cerca de cuatro veces la tarifa de entrada actual.

Con ello, se busca que los turistas paguen alrededor de 30 dólares estadounidenses por la entrada, mientras que los residentes locales solo abonarán unos 5 dólares (alrededor de 580 y 97 pesos mexicanos, respectivamente). El alcalde señaló que los ingresos adicionales se destinarán a gestionar el exceso de turismo y a la reparación del castillo.

Otro de los puntos afectados por el flujo masivo es la ciudad de Kioto, antigua capital imperial. En la zona, se decidió restringir el acceso a algunas calles privadas en Gion, el barrio de las geishas, debido a la abrumadora cantidad de turistas que buscan fotografiarlas a toda costa.

Incluso, de acuerdo con The Asahí Shimbun, se establecerá un límite diario en el número de visitantes que pueden arribar al Monte Fuji, y se cobrará una tarifa de 2,000 yenes por el acceso. Además, para 2026 dos municipios situados al pie del coloso japonés tienen previsto implementar un impuesto sobre el alojamiento. Su objetivo: fortalecer la industria turística local y gestionar el turismo masivo.

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El culpable es el Yen

No es de sorprender que, al comparar el valor de la moneda japonesa al dólar estadunidense, este último lleve las de ganar. Por esta razón, la depreciación del yen es la causa de la atracción de turistas que arriban desde Europa y Estados Unidos, cuyas monedas más fuertes hacen que el costo de la visita sea más económico. Incluso para los mexicanos también resulta un lugar donde no se gasta demasiado.

Aunque parece una medida extrema que busca sacar ventaja del turismo, esto no es nuevo. Vale la pena recordar el caso de Islandia, donde se aplica un impuesto a los extranjeros que visiten el país en pro de reducir los daños ambientales en el país.

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