En 1997 dos amigos se retaron para ver quién lanzaba más lejos una piedra en el agua, hoy ya se convirtió en un torneo mundial

Ismael Garcia Delgado

Editor Jr

Comunicólogo y Periodista por la UNAM. Redactor, locutor, guionista y creador de contenido. Apasionado por la música ochentera, el cine de acción/sci-fi, series dramáticas y la literatura hispana. Fiel defensor del séptimo arte mexicano.

Correr detrás de un queso en una colina, planchar ropa en condiciones extremas, el bebé que llora más o hasta carreras de cargar esposas. Alrededor del mundo se celebran decenas de campeonatos fuera de lo común. Entonces, no es de sorprender que después de casi tres décadas, y unas cervezas de por medio, exista un concurso bastante peculiar: quién lanza más lejos una piedra sobre el agua.

Todo se remonta al año de 1983. Lo que hoy conocemos como un evento mundial, comenzó como un juego espontáneo entre un grupo de amigos conformado por un inglés, un escocés y un irlandés, tras compartir unos tragos en The Puffer, el único pub de la isla de Easdale, Escocia.

Aunque la actividad del epostracismo cayó en desuso con el tiempo, para 1997 el grupo comunitario de vecinos Eilean Eisdeal la convirtió en un concurso oficial de la isla. Con el pasar de los años, ha ganado fama y seguidores hasta conocerse como el Campeonato Mundial de Lanzamiento de Piedras.

Celebrado anualmente en el mes de septiembre, la edición de 2024 se vio envuelta de música, fiesta y, por supuesto, el momento más esperado: el lanzamiento. Además, este concurso no ostenta el título de “mundial” por mera denominación de sus organizadores. Reconocido por su singularidad, el evento ha captado la atención de medios como la BBC, The Guardian y la cadena DW, lo que ha atraído a entusiastas provenientes todos los rincones del planeta.

Fue así que las 350 plazas disponibles, se agotaron rápidamente y la competición contó con participantes de 27 países incluidos Alemania, Países Bajos, Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos y Bolivia. En ediciones anteriores, incluso deportistas de Japón han logrado coronarse entre los ganadores.

Como cualquier otro campeonato mundial, este evento está regido por normas estrictamente definidas. Para comenzar, las piedras deben ser de pizarra natural de Easdale y no superar las tres pulgadas de diámetro (unos 7,6 centímetros en su punto más ancho). Cada concursante tiene derecho a tres lanzamientos, y el proyectil debe rebotar al menos dos veces en el agua antes de hundirse.

Igualmente los lanzadores deben situarse con ambos pies sobre una plataforma al momento de propulsar la piedra. La competición ofrece varias categorías entre veteranos, jóvenes, equipos y residentes locales. Los ganadores reciben medallas o bandejas de pizarra como trofeos, según su categoría.

Sin embargo, el auténtico vencedor de este peculiar campeonato es la propia isla de Easdale. Como menciona el medio Press & Journal, el recibimiento de extranjeros y locales le brinda un gran apoyo económico a la comunidad. En años anteriores, se han aportado hasta 100,000 libras en un solo día (más de dos millones y medio de pesos, aproximadamente).

Como dato, el propio campeonato y la isla donde se lleva a cabo tienen un fuerte vínculo con las rocas. Durante el siglo XX, Easdale y las otras Slate Islands fueron un próspero centro minero de pizarra. La isla albergó varias canteras que suministraron este material clave para la construcción.

Hoy en día, Easdale cuenta con apenas 60 habitantes permanentes, pero su tranquilidad se transforma año con año gracias al deporte, las piedras y una brillante idea de un grupo de amigos que, en los años 80, decidió poner a prueba su destreza de una forma única.

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