Identificada como una versión más benigna de la tradicional viruela, la viruela del mono no es para considerarse menos alarmante. Con alerta internacional por parte de la Organización Mundial de la Salud y un segundo aviso epidemiológico en México, la enfermedad en auge ha vuelto a encender las alarmas como no pasaba desde la pandemia por COVID-19.
Pero no, la viruela del mono no está clasificada como una pandemia. Los casos van en aumento y para detener la tendencia es de vital importancia identificar síntomas así como vías de transmisión, según acuerdan expertos tanto en la OMS como en la Secretaría de Salud en México.
Cuáles son los síntomas de la viruela del mono
Detectada por primera vez en humanos en 1970 en la República Democrática del Congo (solo dos años después de que ahí mismo fuera erradicada la viruela), la viruela del mono suele identificarse por las típicas marcas rojas que produce en la piel que eventualmente se llenan de pus. Las erupciones pueden durar de dos a tres semanas y pueden estar en cara, palmas de las manos, plantas de los pies, ojos, boca, garganta, ingle, regiones genitales y/o anales. Según la Organización Mundial de la Salud, "el número de lesiones puede variar de uno a varios miles".
Tras la aparición de pus, las erupciones se secan y forman costras posteriormente se caen.
Aunque las erupciones es el síntoma típico, hay una gran variedad de síntomas y gravedad con que se presentan. Habrá pacientes que tengan síntomas muy leves y otros que necesiten atención inmediata de personal especializado. Niñas, niños, personas embarazadas y personas inmunocomprometidas tienen mayor riesgo de desarrollar síntomas graves.
Además de las erupciones, los síntomas que suelen presentarse son fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, baja energía e inflamación de ganglios linfáticos. Las complicaciones de viruela del mono incluyen infecciones secundarias en la piel, neumonía, confusión y problemas oculares.
Cómo se transmite la viruela del mono
Hay algunos mecanismos de infección que están comprobados y otros que están en vías de investigación. Lo que se sabe es que la enfermedad se transmite de persona a persona a través del contacto cercano, lo que incluye contacto cara a cara, piel a piel, boca a piel, boca a boca o con contacto sexual. La regla aceptada es que las personas son infecciosas hasta que todas las lesiones hayan evolucionado a costras y estas se hayan caído.
No obstante, la transmisión no solo se realiza vía contacto, sino que los ambientes también pueden ser una vía de contagio. El virus puede permanecer en ropa, ropa de cama, toallas, superficies u otros objetos. Incluso una persona puede infectarse al respirar escamas de piel o virus presente en la ropa. La OMS incluso asegura que el virus podría propagarse a través de aerosoles de corto alcance, de manera que el contacto directo ni siquiera sería necesario.
Las dudas que quedan remanentes es si una persona contagiada pero asintomática puede propagar la enfermedad, o si se puede considerar como vía de contagio otros fluidos corporales. Por ejemplo, es sabido que se han encontrado trozos de ADN del virus de la viruela del mono en semen, pero todavía no hay evidencia contundente de que la infección sí se propague por esa vía. Además, todavía hay poca claridad sobre si el virus puede transmitirse a mediano alcance en el aire, una duda que persistió por mucho tiempo con el SARS-CoV-2.
Finalmente, la viruela del mono sí puede propagarse de animales a humanos, lo que incluye huéspedes animales como roedores y primates. Una persona infectada tendría un período de incubación de seis a 21 días antes de presentar algún síntoma.
Según la última actualización, en México se han reportado 60 casos de viruela del mono. En el mundo la cifra es de más de 16,000 a lo largo de 75 países.
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