Siempre hemos "matado" las células cancerosas para curar el cáncer. Se nos ha ocurrido otra idea: curarlas

El cáncer es uno de los principales enemigos de la salud pública a nivel mundial. Se extiende a lo largo y ancho del mundo, no distingue entre naciones, géneros ni edades. Según información de la Pan American Health Organization, se estima que solo en 2023 debieron existir alrededor de 20 millones de nuevos pacientes con algún tipo de cáncer y unas 10 millones de muertes relacionadas con esta enfermedad.

Además, según datos de Statista, entre 2020 y 2040 se incrementarán los casos hasta un 56.7%. Por lo que el cáncer es, sin lugar a duda, un grave motivo de preocupación. Esto nos ha llevado a desarrollar diversos métodos para combatirlo y una nueva investigación arroja esperanza en la idea de curar células cancerígenas en lugar de destruirlas, como hacemos en la actualidad.

El problema del cáncer

Primero que nada, es importante repasar sobre lo que es el cáncer. Esta enfermedad es causada por el crecimiento descontrolado y anormal de células. Podemos pensar en nuestro cuerpo como un conjunto de células que cumple funciones específicas y con un equilibrio en la cantidad de unidades que tenemos. Bajo circunstancias normales, nuestras células se dividen y mueren de manera controlada, aunque este proceso puede fallar, provocando que empiecen a dividirse de manera descontrolada y dando forma a un tumor formado. A este desequilibrio y mutación de las células le llamamos cáncer.

Y, como todos sabemos, el cáncer sigue un mismo proceso pero puede atacar en distintas áreas de nuestro cuerpo. Desde los pulmones hasta la sangre, no hay tejido que se salve de poder sufrir de cáncer. Es por ello que durante mucho tiempo hemos atacado las células cancerígenas intentando eliminarlas, para desaparecer el rastro de aquellas mutaciones que provocan la generación de tumores y otros problemas.

Sin embargo, una investigación de la Universidad de Chicago, dirigida por Huanhuan Joyce Chen y Abhimayu Thakur, apunta a una manera de "curar" las células cancerosas en lugar de destruirlas. A este método le han llamado como "diferenciación".

Diferenciación como alternativa contra el cáncer

La clave de este modelo radica en el comportamiento de las células madre. Estas células trabajan como las cancerosas, modifican su estructura para convertirse en una unidad distinta. A diferencia de las mutaciones cancerígenas, las células madre tienden a modificarse en unidades no negativas para la salud y el plan es que las "células madre cancerosas" sean modificadas para que, al dividirse, pierdan su capacidad de mutar en células tumorales. Esto lo conocemos como diferenciación.

Esto es posible de hacer debido a que las células utilizan proteínas para comunicarse, en particular hormonas y citoquinas. Las observaciones apuntaron a que era posible modificar estas células para diferenciarse, provocando que maduren y pierdan la capacidad de regenerarse, evitando la división descontrolada.

Diferenciar las células cancerosas ya se ha probado en pacientes con Leucemia y ha demostrado ser efectiva. Chen y Thakur mencionan que llevan años utilizando este modelo contra la leucemia promielocítica, el tipo de cáncer que ataca en la sangre y en la médula ósea. Para este caso, la diferenciación se encarga de prohibir la maduración de las células mieloides, funcionando como tratamiento paralelo.

Pese a ser una buena alternativa para apoyarse junto a otros tratamientos, la diferenciación está lejos de ser aplicada en otro tipo de cáncer. Hasta ahora sigue siendo una vía en conjunto con otras para apoyar a los pacientes con leucemia. Y aún tiene mucho camino por recorrer antes de ser una herramienta principal contra esta enfermedad. Su principal objetivo será demostrar que es efectiva para reducir y eliminar el riesgo de tumores. Habrá que estar pendientes a futuro para ver hasta dónde puede llegar la diferenciación.

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