Un nuevo trabajo de investigación da detalles adicionales sobre lo que sucedió con el paciente humano que tenía una enfermedad cardiaca, que recibió el corazón de un cerdo modificado genéticamente para evitar el rechazo. La noticia del primer xenotrasplante experimental fue dada a conocer a a principios de año, reportando su éxito, pero terminó apenas dos meses después cuando el trasplante falló y el paciente murió.
En un reporte previo, ya se había apuntado a un virus porcino como la causa de la complicación y posterior fallecimiento, y ahora una publicación del New England Journal of Medicine da más información sobre cómo se prepararon para el trasplante y lo que sucedió durante las semanas siguientes a la operación.
Este informe detalla el fracaso del trasplante, provocado principalmente por la muerte de células musculares del corazón de cerdo. Sin embargo el motivo de esa muerte no está claro, pues los signos típicos de rechazo de órganos por parte del sistema inmunitario no estaban presentes.
Una operación exitosa y sus complicaciones
El documento recoge que David Bennett tenía una "pobre adherencia al tratamiento", siendo rechazado en cuatro programas de trasplante distintos, por lo que él y su familia aceptaron participar en la operación experimental de xenotrasplante.
Por su parte el cerdo que sirvió como donante del corazón, venía de una población que había sido modificada genéticamente, con la intención de limitar las posibilidades de rechazo. También estaba libre de un virus específico del genoma de cerdo (retrovirus C endógeno porcino, PERV-C), criándose en un entorno libre de patógenos. Incluso el animal fue evaluado en busca de virus antes de ser trasplantado, al igual que el paciente después de la operación.
inicialmente el corazón funcionó correctamente, mostrando un ritmo normal de latidos y enviando en cada contracción más de la mitad de la sangre que llenó el ventrículo izquierdo al sistema circulatorio.
Luego de dos semanas de la operación, Bennet comenzó a experimentar dolor abdominal y pérdida de peso, con lo que perdió más de 20 kg, colocándosele una sonda de alimentación. Después con una laparoscopía, se descubrieron signos potenciales de una infección que se estaba resolviendo y no necesitaba ninguna acción, sin embargo tiempo después el estudio reveló una posible infección con una versión porcina del citomegalovirus, que en su versión humana causa problemas como neumonía y mononucleosis, que se trató con antivirales.
La acumulación de los problemas de salud
Cinco semanas después del trasplante, no había indicios de rechazo y el corazón funcionaba, pero tras unas siete semanas de la operación, la presión arterial de Bennett empezó a bajar y a tener problemas para estar despierto.
El líquido comenzó a acumularse en sus pulmones y fue entubado, descubriéndose que su corazón aún podía mover una gran parte de la sangre, pero cada vez era menos, pues las paredes del ventrículo se espesaban, por lo que tuvieron que reiniciar la oxigenación.
Fue entonces cuando ADN de cerdo comenzó a aparecer en su torrente sanguíneo y se detectaron algunos anticuerpos anti-células de cerdo, sugiriendo un rechazo del órgano, y aunque una biopsia no encontró ninguna señal en el tejido, si encontraron indicios de que los capilares en el corazón tenían fugas, creando hinchazón y permitiendo que células sanguíneas entraran al tejido cardíaco.
Luego de una semana, una nueva biopsia indicó que aproximadamente el 40% de las células del músculo cardíaco en el trasplante estaban muertas o en proceso de hacerlo, pero no había indicios de rechazo en el tejido, con lo que se determinó había una lesión irreversible en el corazón, retirando tras 60 días el soporte vital.
Incógnitas todavía por aclarar
Tras el fallecimiento de Bennett, se realizó una autopsia al corazón de cerdo, descubriendo que había duplicado su peso y que se registró una muerte significativa de las células del músculo, dispersándose por todo el corazón, pero faltaban la gran mayoría de los indicadores que determinaran un fuerte rechazo inmunológico.
Además, la publicación señaló que la presencia del aparente citomegalovirus porcino era preocupante, y por lo pronto hay dudas si las pruebas que los detectaron podrían haber reconocido otro virus humano relacionado, uno que está más asociado con los problemas en los trasplantes humanos.
Por lo pronto, no queda del todo claro sobre lo que sucedió con este trasplante y la implicación de la infección viral. Sin embargo esta situación permitirá al equipo trabajar en descubrir una respuesta y realizar experimentos derivados para confirmar y solucionar el problema, con la intención de determinar si fue una situación específica del trasplante o se trató de un riesgo general de los xenotrasplantes.
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