El papel higiénico, tal y como lo conocemos actualmente, fue inventado en 1857. Desde entonces ha sido el producto más utilizado para la higiene personal. Sin embargo, tiene un rival que cada vez es más popular y podría llegar a reemplazarlo: el inodoro inteligente, mejor conocido como bidet.
Por si no sabes aún de que se trata, son artefactos surgidos en Japón durante la década de los 80. A simple vista, estos inodoros no son muy diferentes de las tazas convencionales. Sin embargo, están repletos de muchas funciones que garantizan una limpieza cómoda e higiénica.
Existen muchos modelos, cada uno más sofisticado que el anterior. Sin embargo, todos tienen una característica básica: una boquilla que emerge para lanzar un chorro limpiador. Esta jamás toca al usuario y tiene un sistema de autolimpieza después de cada uso. Gracias a un control con botones, el usuario puede elegir la zona que desea lavar.
Otras funciones que puede incorporar son:
- Calefacción
- Chorros de agua templada
- Secado con aire templado
- Sistema de eliminación de olores
- Control remoto para spray y otras funciones
- Solución antibacteriana
- Lavado masculino/femenino
- Opciones para niños
- Ahorro de energía
Este producto garantiza una limpieza más higiénica y saludable, reduce el riesgo de germinación de bacterias, además de evitar las fricciones del papel higiénico y prevenir hemorroides.
El papel higiénico no es tan higiénico
Desde hace algunos años se ha comenzado a cuestionar la eficacia del papel higiénico. Además, expertos como Rose George, autora de The Big Necessity: The Unmentionable World of Human Waste and Why It Matters, advierten sobre los riesgos a la salud que su uso conlleva, como fisuras anales e infecciones del tracto urinario.
Por si fuera poco, el papel higiénico tampoco es el más amigable con el medio ambiente. De acuerdo con 89 Initiative, la producción de papel higiénico representa casi el 10% de la deforestación mundial, eso sin contar la contaminación producida por su elevada huella de carbono. Su fabricación y transporte implican un alto nivel de emisiones de CO2. Por si fuera poco, la fabricación de las bolsas de plástico en las que se vende tiene una alta tasa de contaminación, según Fundación Aquae.
Entre las alternativas propuestas por los ambientalistas se encuentran el uso de papeles higiénicos hechos a partir de materiales reciclados y fibras como el bambú. No obstante, el bidet destaca sobre todas ellas debido a que garantiza una limpieza más profunda después de ir al baño sin dañar al medio ambiente.
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