Vamos a ser honestos: ya nadie suelta el celular, o la tablet y, además, cargamos con la computadora. Luego descansamos viendo series. Sí, en otra pantalla. Pero, ¿cuánto es demasiada tecnología?
Una persona puede pasar hasta nueve años de su vida en el celular, según un estudio de Whistle Out, citado por El Economista. Como todo exceso, lleva a enfermedades: hablemos de tecnoestrés.
Sí, ya sabemos que el adulting nos obliga a estar conectados de día y de noche, ya sea porque la naturaleza de nuestro trabajo lo requiere, o por que tenemos jefes que no respetan ni su propia vida personal - algunos ni siquiera la tienen -. A veces somos nosotros los que montamos una inútil competencia imaginaria con nuestros propios compañeros.
Pero, ¿qué pasa cuando vas de fin de semana y pasas más tiempo grabando y editando tus historias para redes, que disfrutando? O cuando sales con amigos y ni les haces caso por mensajear con todos los demás que no están ahí. Eso sí es tu responsabilidad.
En ambos casos, es un “uso desadaptativo de la tecnología” de acuerdo con Erika Villavicencio-Ayub, investigadora y académica en salud mental y gestión de recursos humanos en la UNAM, quien conversó con El Economista.
Dicho en palabras más simples el tecnoestrés es el impacto negativo de la tecnología en la salud mental, según lo define un reportaje del diario El País.
El psiquiatra estadounidense Craig Brod fue quien introdujo el término tecnoestrés en 1984 ,en su libro "Technostress: The Human Cost of the Computer Revolution", según documenta el diario El Financiero.
En esa década se hablaba de la tensión producida por la enorme cantidad de aparatos tecnológicos - sobre todo de cómputo - que transformaron rápidamente la vida diaria, además de los cambios con el naciente internet. Ahora el término involucra también el uso excesivo de estas herramientas.
México ocupó el noveno lugar en el ranking mundial de países con mayor número de internautas, con 98 millones de usuarios conectados en 2022 y es uno de los primeros en Latinoamérica, de acuerdo con la revista UNAM Global.
Este es un trastorno que no solo afecta a los adultos. Según comentó Villavicencio-Ayub en una de sus conferencias, la población que usa internet en nuestro país aumentó a 78% a partir de la pandemia, considerando niños a partir de 6 años.
Las principales actividades - de los adultos - fueron uso de Facebook y WhatsApp, búsqueda de información, movimientos bancarios, descarga de servicios o trámites gubernamentales.
¿Cómo sé si ya sufro tecnoestrés?
El tecnoestrés está "hackeando las dos funciones cognitivas básicas que diferencian el cerebro humano: la capacidad de atención y la capacidad de socialización", de acuerdo con especialistas del centro de investigación y formación en salud mental, Nirakara, consultados por el diario El País.
Villavicencio-Ayub concuerda y explica que, aunque cada persona funciona de forma diferente, su investigación enlista síntomas y conductas comunes que indican que puedes padecer tecnoestrés:
- Se te olvidan las cosas o te equivocas porque es difícil concentrarte
- Estás irritable y sientes depresión, ansiedad o estrés general
- Has generado malos hábitos de sueño por usar dispositivos
- Comes de más o te saltas comidas por estar pegado a tus gadgets
- Tu comunicación está afectada y ya te cuesta trabajo escribir o, incluso, interactuar en persona.
- Ecolalia y ecopraxia, es decir, hablas dormido o haces movimientos como si usaras algún dispositivo
De acuerdo con Villavicencio-Ayub, todos estos son trastornos de salud, aunque a veces nos les demos la importancia que tienen. Se deben a que el cerebro recibe una cantidad tan alta de estímulos que le es imposible descansar.
Según el informe de El Economista, la cosa deriva en varios caminos: tecnofatiga, tecnofobia, tecnoadicción o tecnodependencia. Y el famoso FOMO (Fear of Missing Out), ya se empieza a investigar también como un trastorno, junto con el aislamiento social o el síndrome de vibración fantasma - eso que te pasa cuando crees que tu celular vibró y te estresas por perder la notificación -.
No es difícil imaginar la cascada de consecuencias que estos trastornos van dejando en tu vida diaria A nivel laboral, aumenta el riesgo de provocar y sufrir accidentes, ausentismo y baja efectividad en tu trabajo.
También impacta la manera en que te sientes y te relacionas. Según la especialista, la pérdida de habilidades de comunicación puede generarte conflictos con otras personas. Puedes subir y bajar peso, o hasta tus deudas pueden ser consecuencia del tecnoestrés si acostumbras comprar en línea por aburrimiento.
¿Y cómo rompo el ciclo?
La solución se resume de forma muy sencilla: sé muy consiente de por qué, para qué y en qué momentos usas tus dispositivos y evita hacerlo si no es necesario.
Por supuesto, generar esa disciplina es un proceso que requiere mucho esfuerzo. Pero la UNAM recomienda estos hacks que pueden ayudarte:
- Utiliza las funciones para limitar tu tiempo en pantalla y los horarios de notificaciones.
- Interactúa en persona - deja de mandar mensajes y notas de voz si tienes a alguien a unos pasos -
- Diviértete y relájate, ten actividades recreativas o momentos de descanso sin gadgets
- Duerme suficientes horas, come sin teléfono y pon el celular lejos de tu cama, o incluso fuera de tu recámara, a la hora de dormir
Si tienes cualquier problema de salud física o emocional, lo ideal es acudir con especialistas. También hay herramientas gratuitas con las que puedes empezar, como este curso gratuito y en línea que la Fundación Carlos Slim tiene disponible de forma permanente.
En México, la ley protege la salud de los trabajadores. El derecho al a desconexión digital fue reconocido en 2021 con una reforma sobre el teletrabajo.
Entre varias normas, limita las jornadas diarias a 8 horas, al igual que ocurre con el trabajo presencial, según otro informe de El Economista. Con ello, trabajar de casa ya no es pretexto para que te tengan disponible 24/7. Las horas extra sin pago también están prohibidas. Así que, por salud, suelta el teléfono en este momento y ve a hacer cualquier otra actividad análoga.
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