México tiene un grave problema de salud pública y casi nadie lo sabe. Esa es la premisa bajo la cual un grupo de doctores está organizándose para impulsar la conversación sobre la falta de donación de plasma en el país, uno de los componentes en sangre.
El plasma es importante porque, en ocasiones, es la única terapia para tratar condiciones extrañas, como trastornos de coagulación o enfermedades autoinmunes. Derivados del plasma también son importantes para facilitar trasplantes, tratar a pacientes en terapia intensiva y hasta para pacientes quemados, según cuenta a Xataka México el doctor Juan Manuel Cisneros, Jefe de Diagnóstico del Instituto Mexicano del Seguro Social.
El doctor Cisneros también forma parte de la nueva alianza 'Plasma que Salva', una organización que se compone por médicos especialistas y otros de asociaciones como la Fundación Mexicana para Niñas y Niños con Inmunodeficiencia. El argumento principal de la organización es que México está lejos de ser autosuficiente para las necesidades de los pacientes que requieren plasma y, por lo tanto, el país debe formular una regulación para incentivar la donación. Uno de los mecanismos que deben considerarse, dice el doctor Cisneros, es la de compensar económicamente a los donadores de plasma en México.
Plasmaféresis, una de las soluciones
La donación de plasma fue una de las herramientas populares para hacer frente al COVID-19. Durante los peores tiempos de la pandemia el IMSS hizo llamados activos a que pacientes que hubieran superado la enfermedad hicieran donaciones de plasma que servirían como opción terapéutica para quienes estaban en grave estado.
Pero la donación como se practica en México tiene un grave problema: usualmente el plasma suele obtenerse como componente fraccionado del total de sangre que donan los pacientes. De un paciente que dona el estándar de poco menos de medio litro de sangre, solo se obtienen 200 mililitros de plasma. En realidad, para donar plasma no es necesario donar todos los componentes de la sangre. A través del proceso conocido como plasmaféresis los pacientes pueden solo donar plasma y así de cada donación se consiguen entre 680 y 800 mililitros de plasma de forma segura.
Dicho de otra manera, una donación por plasmaféresis equivale a cuatro a cinco veces a una donación convencional en la que se consigue plasma como componente fraccionado del total.
En ese procedimiento se utiliza una máquina que extrae sangre y le ejecuta ciclos de circulación y centrifugación para separar el plasma. Una vez conseguido, la sangre se devuelve al paciente. El procedimiento es seguro y no causa más malestar que una donación de sangre convencional.
Regulación pendiente
A pregunta expresa, el doctor Cisneros dice no tener clara la idea de con cuánto dinero deberán ser recompensados los mexicanos que donen plasma, pero sí dice que el esquema compensaría a donadores voluntarios que tienen que incurrir en gastos para ejecutar la donación, lo que implica desde transporte hasta comida.
"Uno de los pasos a seguir es la identificación de las características de los donadores, cuáles son las características sociodemográficas del potencial donador, las características de accesibilidad a algunos centros, y ya con esa información se podrían estimar los esquemas de compensación", dice el doctor Cisneros.
Donar a través de plasmaféresis es posible en México, pero sería meramente "anecdótico", dice el doctor Cisneros. Sería un caso específico y por instrucción médica, ya con el caso previsto del paciente que recibe el plasma donado. La alternativa es la donación de sangre pero, como vemos, no es la forma más eficiente por el fraccionamiento de componentes.
'Plasma que Salva' intentará durante las siguientes semanas tener comunicación directa con Secretaría de Salud a través del subsecretario Hugo López-Gatel y del secretario de salud Jorge Alcocer, así como con congresistas de ambas cámaras. Impulsar una regulación que fomente la donación de plasma es importante porque, a decir del doctor Cisneros " no existe el conocimiento o difusión de que estamos ya ante un problema de salud pública". Una regulación ideal deberá comprender también robustecer la infraestructura para almacenar y procesar el plasma con miras a empatar la demanda con la oferta y, por fin, volver a México autosuficiente.
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