Sí, México debe transitar a hacer más pruebas de COVID-19, para saber en qué estado está la epidemia, pero no es lo más recomendable que las pruebas sean masivas, al menos no de acuerdo al asesor internacional en Emergencias de Salud de la OMS, Jean Marc Gabastou, en un seminario virtual sobre COVID-19. organizado por el Instituto Nacional de Salud Pública.
El problema es que hacer pruebas masivas pasa por echar mano de pruebas serológicas, aquellas que detectan anticuerpos en cuerpo, que se desarrollan luego de siete días (al menos lo que sabemos hasta ahora) luego de la infección.
Sí se harán pruebas rápidas en el país... eventualmente
Aunque desaconsejadas por la Secretaría de Salud, José Luis Alomía, director de epidemiología de Secretaría de Salud, sí reconoce que las pruebas de anticuerpos pueden ayudar, eventualmente, a detectar rápidamente brotes.
Actualmente el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias está haciendo pruebas y protocolos para saber cuáles son las más efectivas, y eventualmente, echar mano de ellas. Sin embargo, en Ciudad de México, ya se aplican 1,000 pruebas rápidas al día, y se tiene capacidad para 2,700 diarias, según lo que dijo en el mismo seminario la secretaria de salud, Olivia López Arellano; pero siempre enfocadas en grupos y zonas de riesgo, como la Central de Abasto.
"Sí estamos totalmente conforme con las iniciativas ad hoc en los recintos y lugares de riesgo como la Ciudad de México lo está planteando” dijo Jean Marc Gabastou, pero, al mismo tiempo precisó que la organización no está a favor de pruebas masivas en un país "tan inmenso, tan complejo y tan diverso como México".
Es decir, la OMS podrá estar a favor de la aplicación de pruebas serológicas, siempre y cuando su aplicación se haga de forma controlada.
Las pruebas serológicas pueden presentar falsos negativos, precisamente por la demora de la generación de anticuerpos. Si la prueba se hace en los primeros días de infección, puede arrojar un resultado negativo, aunque en realidad la persona sí esté infectada. Como resultado, explicó Gabastou, si se aplican en entornos grandes a población abierta, las personas puede renunciar a tomar medidas como la sana distancia, aún con la posibilidad de que sí estén infectadas.
En cambio, hacer un gran número de pruebas en pequeñas poblaciones segregadas, como por ejemplo en reclusorios, permitiría identificar brotes con prontitud. "Tenemos que identificar lo más rápido posible casos sospechosos, hacer pruebas, y aislarlos", dijo Gabastou.
La conclusión del seminario fue consensuada: ahora que la nueva normalidad comienza, la vigilancia epidemiológica debe cambiar.