Su nombre correcto es variante B.1.1.529, fue hallada en Sudáfrica y debido a sus más de 30 mutaciones, muchas de ellas en la proteína espiga del virus, la Organización Mundial de la Salud convocó a una reunión de emergencia este viernes 26 de noviembre para analizar lo que se sabe de la variante.
Mientras el análisis completo se espera, fronteras han comenzado a cerrarse a vuelos procedentes de África. Reino Unido prohibió temporalmente los vuelos procedentes específicamente de Sudáfrica e Israel prohibió a sus ciudadanos viajar al sur de África después de detectar un caso. Algunos cierres han seguido el ejemplo de Reino Unido en cuanto a que son de carácter temporal hasta que se tenga más información, como es el caso de Francia, Austria e Italia. Además, más casos de la variante han sido identificados en Botsuana, Bélgica y Hong Kong.
Una proteína espiga poco familiar
El problema con que la gran mayoría de mutaciones estén en la proteína espiga es que es ella precisamente la que los organismos de vacunados aprenden a detectar rápidamente en caso de tener un contacto con el virus después de la inoculación. La proteína espiga es la principal razón por la que el SARS-CoV-2 sea tan peligroso, pues es la responsable de que el virus ingrese a las células del huésped para luego tomar control de ellas e iniciar su replicación. Una proteína espiga lo suficientemente distinta aumentaría el riesgo de infección incluso en personas vacunadas.
Hasta ahora la hipótesis es que la variante parece provenir de una de las regiones que menos vacunas han recibido. Según Our World in Data, solo el 24% de los habitantes de Sudáfrica han sido vacunados, lo que es en proporción la mitad de personas en México en donde una de cada dos personas ya han sido completamente vacunadas.
El doctor Macías, ex comisionado para la influenza en México y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, dice que el peligro con la nueva variante es que se convierta en la nueva Delta. "No había en todo el mundo ningún indicio de una variante que pudiera sustituir a la variante Delta, de manera que se asumía que había una cierta protección". El peligro para el doctor es que ocurra un efecto de desplazamiento al estilo de lo que la variante Delta hizo con la Gamma o la Beta, lo que provocó a su vez el último repunte de casos que enfrentó México.
Con todo y el cierre de fronteras lo único cierto sobre la variante B.1.1.529 es su potencial para ser más peligrosa que otras variantes, pero ahora falta probarlo. Las conexiones áreas con Sudáfrica que están cerrando son medidas momentáneas para dar tiempo a conocer de qué estamos hablando cuando hablamos de una proteína espiga que es distinta al SARS-CoV-2 original para el que fueron planeadas las millones de vacunas que se distribuyen en el mundo.
Pero incluso en caso de que la variante se pruebe como un fenómeno local y no uno que nos devuelva a los primeros días de la pandemia de COVID-19, no está demás reflexionar la repetida advertencia de la OMS en torno al peligro de la desigualdad en el reparto de vacunas, y que desfavorecer deliberadamente a ciertas regiones no solamente les coloca en posición desventajosa frente al virus que todos conocemos, también pone en riesgo la garantía que el mundo entero tiene sobre la eficacia de las vacunas, al posibilitar la llegada de nuevas variantes que pudieron haberse evitado.