El movimiento antivacunas no es cosa de este siglo, ni siquiera del pasado. Durante 1879, se popularizó una organización llamada Sociedad Antivacunación de América, en Estados Unidos. Este tipo de ideas contracorrientes fueron más o menos populares dependiendo de la época, pero a inicios de 1998, apareció un controversial artículo en The Lancet, una de las revistas médicas más prestigiosas del mundo. Su autor: Andrew Wakefield.
Este médico británico se interesó en investigar la relación que había entre el autismo y la vacuna triple vírica, comúnmente conocida como vacuna MMR. No obstante, su estudio fue rechazado, perdió su licencia médica y se encontró un posible conflicto de intereses que motivó la investigación de Wakefield.
El estudio realizado por Wakefield fue publicado en febrero de 1998, en el cual se investigó la reacción de 12 niños con enterocolitis crónica y trastorno del desarrollo regresivo. Los problemas comenzaron desde la cantidad de niños observados, pues este tipo de estudios clínicos suelen necesitar una muestra del orden de cientos o incluso miles de participantes para evitar que los resultados sean influenciados por sesgos o factores aleatorios. En otras palabras, se busca generalizar con una población amplia.
Regresando al artículo, según lo encontrado por Wakefield y colaboradores (que posteriormente renegaron de su participación), el inicio de síntomas de comportamiento regresivo estaba directamente relacionado con la vacuna MMR colocada en ocho de los 12 niños. Además, todos los niños mostraron problemas gastrointestinales, como hiperplasia nodular hasta úlceras aftoides. En términos generales, ambas son condiciones que inflaman e irritan el intestino, provocando malestar intenso.
Por si eso fuera poco, los 12 niños mostraron trastornos del comportamiento, según la investigación. Entre la lista de trastornos estaba, principalmente, el autismo. Aunque Wakefield también informó de psicosis y "posiblemente" encefalitis postviral. Sin embargo, correlación no implica causalidad.
Caída en picada
El gran problema de su estudio es que tenía múltiples fallos metodológicos. En un artículo de The Guardian se narra la progresión cronológica de los hechos que llevaron a su caída en 2010 (así como en un interesantísimo hilo en 𝕏 publicado por el usuario Christian Pérez), cuando el Consejo Médico General del Reino Unido lo encontró culpable de diversas acusaciones, como fraude así como de abuso médico:
"Niños pequeños y vulnerables fueron sometidos, en aras de la investigación, a procedimientos médicos invasivos como colonoscopias y punciones lumbares que no necesitaban y que el comité de ética del hospital Royal Free del norte de Londres, donde trabajaba Wakefield, no había aprobado".
PLOS One, una de las revistas de acceso abierto de investigación en medicina más populares, publicó un artículo en el que se estiman los efectos que el trabajo de Wakefield provocó tras la publicación de su investigación. Los hallazgos sugieren que tras el artículo de 1998, aumentó el escepticismo hacia las vacunas, en particular la triple vírica, y generó un incremento en la cobertura negativa respecto a la misma.
Finalmente, tras órdenes del Consejo Médico General del Reino Unido, en 2010 el artículo de Wakefield fue retractado y se le retiró la licencia médica al autor. En cuanto al conflicto de intereses, se encontró que un año antes de la publicación de su artículo, Wakefield formó parte de una patente de desarrollo para una vacuna de sarampión. La vacuna MMR ataca tres enfermedades: paperas, rubéola y, como no podía ser de otra manera, sarampión.
Parte de la narrativa pública es que Wakefield estaba trabajando para crear una vacuna para cada enfermedad que aborda la MMR, pues su estudio como tal no incitaba a no vacunarse (postura que posteriormente adoptó Wakefield) sino a no diferir la dosis de vacunas. Ahí es donde habría podido entrar él, promocionando sus opciones de vacunas por separado.
Vergüenza pública... ¿o no?
Wakefield quedó marcado como un fraude y como un médico sin escrúpulos. Provocó el resurgir de corrientes antivacunas que tanto han sonado en los últimos años y que provocaron una ola de desinformación (y problemas) durante la crisis por Coronavirus. "La comisión está profundamente preocupada por el hecho de que el Dr. Wakefield infringiera repetidamente los principios fundamentales de la medicina de investigación", declaró el Consejo Médico General del Reino Unido. No me sorprendería que él mismo estuviera vacunado contra Coronavirus.
Quizás la peor parte de todo es que Wakefield seguramente se ve a sí mismo como un martir, al menos de cara a su público. Una publicación de BuzzFeed muestra como este notable antivacunas consiguió darle la vuelta a la situación para seguir generando dinero de su polémica. "Los desesperados padres que le siguen le seguirán a cualquier parte. Como todo mártir, sólo necesita una causa justa.", se puede leer en el artículo escrito por Azeen Ghorayshi.
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