México no tiene cifras suficientes para establecer una relación causal entre uso de pantallas y la aparición de casos de miopía, pero a decir de la académica y oftalmóloga pediátrica de la Facultad de Medicina de la UNAM, Jessica Vargas, hay una relación muy directa que ella misma constata.
Vargas, citada desde la Gaceta de la UNAM, explica que cada vez se diagnostican miopías a edades más tempranas, lo que no ocurre con hipermetropías y astigmatismos cuya incidencia no se ha modificado. La miopía es una afección en el ojo que produce visión borrosa o poco clara de los objetos lejanos y se debe a que la luz se desvía de forma incorrecta al llegar a los ojos. La solución para la doctora Vargas es tajante: que niñas y niños estén expuesto a lo mucho a dos horas diarias de pantallas de smartphones y tablets.
Sin desarrollo ocular
El problema con las pantallas es que impiden que los procesos de desarrollo de los ojos se lleven a cabo propiamente, a decir de la doctora Vargas. A las modificaciones que tienen los ojos durante la infancia se les llama emetropización. Una vez que se completan los procesos con éxito, el ojo se vuelve emétrope.
El argumento de la doctora Vargas es que el uso frecuente y por largos períodos de tiempo de las pantallas obstaculiza la emetropización, una premisa que antes llevó a especialistas como el doctor Padmaja Sankaridurg del programa de Miopía del Instituto Brien Holden Vision de Australia a decir que el incremento de casos es muy grave porque equivale a proporciones "epidémicas". Un artículo publicado en Nature en 2015 retoma el cálculo hecho por el investigador de miopía, Ian Morgan, por el que un niño debe estar expuesto a tres horas de luz de al menos 10,000 luxes, es decir luz de exterior. Para entonces, en Australia menos del 30% de menores de 17 años pasaban ese tiempo del día en exteriores, cifra que podría ser menor para otras zonas del mundo.
No todos están de acuerdo en la correlación entre dispositivos, pantallas y miopías. Mucho más recientemente, en 2021 fue publicado un estudio sobre la progresión de casos de miopía en niñas y niños que, por la pandemia, tuvieron que adaptarse a enseñanza escolar desde casa. El resultado fue que la pandemia sí pudo haber impactado directamente en las tasas de progresión de los casos de miopía, aunque no queda claro por qué. El estudio no encontró una correlación directa entre las progresiones de las miopías y el uso diario de dispositivos digitales, pero sí sugirió que el incremento de las gravedades de miopías podría deberse a que niñas y niños no recibieron el tiempo de luz exterior adecuado debido al confinamiento.
Vaya, la explicación podría no estar en las pantallas, sino en la falta de luz exterior.
Más luz solar
Aunque la correlación no sea directa con pantallas, tiempo que niñas y niños pasan frente a una pantalla es tiempo que podrían pasar en exteriores ante luz solar, especialmente si se trata de menores que no están siendo expuestos de manera suficiente a exteriores. De ahí que el estudio de 2021 no tenga entre sus conclusiones el asunto de tiempo de pantalla, pero sí el asegurar que niñas y niños pasen por lo menos dos horas de su día a día ante luz exterior.
“Aunque en México carecemos de estudios epidemiológicos y de información documentada (cifras) de lo que ocurre con nuestros niños, puedo constatar que cada vez se diagnostican miopías a edades más tempranas, en contraste con las hipermetropías y los astigmatismos que no han cambiado de incidencia".
Doctora Vargas Ortega
La Academia Americana de Oftalmología recomienda la regla 20-20-20, por la que después de 20 minutos frente a una pantalla se sugiere descansar por 20 segundos, mirando a un punto a 20 pies, lo que equivale a seis metros aproximadamente.
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