La harina de Maseca en México tiene glifosato de acuerdo a estudio, pero eso no quiere decir que nuestra salud esté comprometida

Steve Saldaña

Editor Senior

Periodista de tecnología y ciencia. Escribo y analizo la industria de plataformas tech en México y soy fan de la ética tecnológica. También soy miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Hago locución comercial, produzco podcast y soy presentador del podcast semanal ROM. LinkedIn

Ocho muestras de harina de Maseca comercializada en México formaron parte de un estudio elaborado por Health Research Institute, de las cuales, en tres de ellas se encontraron hasta 16.6 microgramos de glifosato por kilo.

El glifosato ha llamado antes la atención por ser un pesticida que se utiliza comúnmente en maíz transgénico, modificado genéticamente para ser resistente a a sus efectos.

De acuerdo a John Fagan, el científico detrás de la investigación, el hallazgo significaría la presencia indudable de maíz transgénico en los productos. "Es probable que el maíz genéticamente modificado en estos productos sea alimento para ganado importado de Estados Unidos que se utilizó para elaborar la harina" le dijo el científico a El País.

Pero para el divulgador de ciencia, Mauricio Schwarz, los resultados están lejos de ser concluyentes como para arrojar semejante conclusión.

"Lo presentan como si hubiera algo grave, pero no hay absolutamente nada"

Para Schwarz el abordaje de los resultados es impreciso.

"Si buscas, hay arsénico en las frutas, en las verduras, en los cereales y en el pescado; hay plomo en la col, en los rábanos, en la leche de soya; y los aguacates y los champiñones y el yogurth y las espinacas tienen potasio radioactivo"

El punto del investigador radica en que los métodos de detección que los científicos utilizan al día de hoy, son cada vez más finos. "Prácticamente se puede encontrar todo en todo", y agrega "en donde lo busques lo vas a encontrar (el glifosato), si buscas en cantidades lo suficientemente pequeñas, y vas a encontrar plutonio, uranio, ADN de rata".

La ingesta de glifosato está regulada en ciertos países, de los que México no forma parte. El tope de ellos está en los 3 miligramos por kilogramo para el órgano regulador en Europa, y .5 miligramos para la FDA en Estados Unidos, mientras que en las muestras del estudio de Fagan, el más alto encontrado fue de 17.6 microgramos por kilo. Un microgramo equivale a una millonésima parte de gramo.

Además, en los resultados no hay una tendencia generalizada sobre la presencia del glifosato. Mientras que en cinco muestras no se encontró el pesticida, en las tras tres los índices van de los 5.14 a los 17.59 microgramos por kilo.

A los números se le suma que el glifosato es considerado por la Organización Mundial de la Salud como probable cancerígeno, pero no como cancerígeno. En la misma categoría están las bebidas calientes, trabajar en un salón de belleza, la carne roja y trabajar en la industria de manufactura de textiles.

La posibilidad de otras agendas

Para Schwarz el estudio y su interpretación tiene doble agenda.

"Fagan no está haciendo nada falso, está utilizando métodos genuinos para encontrar cantidades infinitesilmamente pequeñas de glifosato en todo" asegura Schwarz. Fagan además del laboratorio encargado del estudio, es profesor de la Maharishi University, una organización que se asume como universidad y que basa su enseñanza en el "autoconocimiento", con la finalidad de "descubrir la naturaleza interior y el lugar en el mundo" de sus estudiantes.

A ello hay que sumarle que la organización que solicitó el estudio es la Asociación de Consumidores Orgánicos, que solo desde su título se anticipa que su posición sobre el glifosfato y la ingeniería en alimentos no es precisamente neutra.

Entre sus objetivos se lee:

"Impulsar campañas mediáticas para exigir a empresas transnacionales insertas en la siembra, transformación y venta de alimentos, productos sanos, sin agrotóxicos ni transgénicos, bajo esquemas de comercio justo e inocuos y de calidad para la población".

Para Schwarz no es justo que el tema se vincule a la necesidad de tener un etiquetado transparente puesto que los hallazgos no son significantes, pero también es cierto que si tuviéramos los elementos necesarios para tomar una decisión informada, cada quien podría elegir con facilidad si consumir o no glifosfato, aún con su relación con el cáncer sin certificar.

Más herramientas de decisión, menos apertura a la posibilidad de dobles agendas en estudios relacionados al glifosfato.

Mientras tanto la Asociación de Consumidores Orgánicos ya está preparando un boicot a Grupo Maseca, a través de una carta en la que se le solicita hacer una transición a maíz 100% orgánico, o de lo contrario, no se volverá a comprar sus productos.

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