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Esta investigación derriba la "regla de los cinco segundos": por este motivo no deberías comer lo que se te cae al suelo

Todos hemos escuchado sobre la regla de los cinco segundos, sobre todo durante nuestra infancia. De la misma manera, a todos se nos ha caído al suelo algo que teníamos muchas ganas de comer. Sin embargo, puede que no sea tan buena idea levantar la comida que se nos cayó.

Una investigación del Departamento de Ciencias de los Alimentos de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, evaluó la tasa de transferencia de las bacterias que invaden tu comida cuando se cae. Aquí te contamos cómo, desde el primer momento, los microorganismos conquistan tu rebanada de pan con mermelada.

La investigación, liderada por Robyn C. Miranda y Donald W. Schaffner, estudió también cómo la contaminación cruzada de bacterias presentes en las superficies puede contribuir a la transmisión de enfermedades. Se evaluaron distintas superficies y alimentos, encontrando diferentes tasas de transferencia de bacterias. Sus resultados encontraron que el tiempo de contacto, el tipo de alimento y de superficie tienen efectos importantes en la transferencia de microorganismos.

Klebsiella aerogenes

Entre sus pruebas, la sandía fue el alimento que presentó mayor invasión de bacterias, mientras que los dulces, como las gomitas, tuvieron la menor tasa. Todo este trabajo surgió con la meta de, finalmente, derribar la idea detrás de la "regla de los cinco segundos", mostrando que la transferencia de bacterias ocurre en menos de un segundo.

Para ello, se utilizó principalmente contaminación con Klebsiella aerogenes (antes llamada Enterobacter aerogenes), un patógeno oportunista. Este tipo de microorganismos son inofensivos, pero pueden volverse peligrosos bajo ciertas condiciones, como el Bacillus cereus presente en el arroz con mole. Entre los problemas que puede causar Klebsiella aerogenes están las infecciones en el tracto urinario, en el torrente sanguíneo o en heridas, así como ser causa de neumonía nosocomial.

Según sus resultados, la transferencia de bacterias a la sandía desde el azulejo ocurría en un 97% del total presente en el área de la superficie en cinco segundos. El mismo caso, pero con acero inoxidable, provocó una transferencia del 90% en un tiempo similar. Además, se encontró que en menos de un segundo ya se concentraba un 91% de bacterias en la sandía.

Algo parecido sucede con el pan con mantequilla, que en 30 segundos ya contaba con un 94% de bacterias desde una superficie de madera. Desde acero inoxidable se encontró una transferencia del 93% y desde azulejo una del 92%. Un caso excepcional fueron las gomitas, que presentaron una gran resistencia a verse contaminadas.

"Ya lo chupó el diablo"

Nunca mejor dicho. La norma general en el estudio fue clara: desde los primeros instantes en el suelo, tu comida ya está llena de bacterias. Al propagarse de manera exponencial, multiplicándose rápidamente una y otra vez, hasta llegar a números gigantes.

En el experimento solo se utilizó Klebsiella aerogenes, pero allá afuera hay muchas más bacterias que podrían ser aún más dañinas. Quizás esto nos haga pensar dos veces antes de querer comernos eso que se nos cayó. De momento solo encuentro una solución: tener reflejos tan rápidos como los de un gato para atrapar en el aire mi pan tostado con mermelada.

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