Que el envejecimiento es un proceso natural que todos sufrimos al pasar del tiempo es algo que está claro para el mundo entero, pero los procesos que pueden ayudar a mitigar los efectos negativos e incluso "mejorar" el envejecimiento son campo abierto en las ciencias biológicas y de la salud.
Sin embargo, la autofagia se abre camino como un proceso biológico que promete un envejecimiento más positivo, con menos enfermedades y con un amplio catálogo de beneficios. Pese a todo, aún se sigue investigando y hay mucho por descubrir respecto a este interesante tema, así que, ¿qué es la autofagia y cuál es el consenso científico al respecto?
¿Qué es la autofagia?
Se tiene registrado el uso de la palabra "autofagia" desde mediados del siglo XIX, pero no fue sino hasta 1963 que Christian de Duve, bioquímico belga, acuñó el concepto como lo conocemos hoy. Para 1990 se realizó una investigación sobre los genes relacionados con la autofagia que le otorgó el Premio Nobel en Medicina al biólogo japonés Yoshiro Ohsumi en 2016.
En resumidas cuentas, la autofagia es un proceso celular característico de los organismos complejos. La biología divide a los organismos en eucariotas y procariotas, siendo los primeros los más complejos, ya que básicamente, los eucariotas son los seres vivos formados por múltiples tipos de células como las plantas, animales u hongos.
Podemos hacer un ejercicio de imaginación y pensar que las células que dan forma a nuestro cuerpo son como diminutas fábricas que trabajan constantemente, produciendo y descomponiendo materiales para mantenernos en buen estado físico. Sin embargo, en ocasiones, estas fábricas acumulan materiales dañados o viejos que ya no son útiles.
De ese modo, la autofagia se encarga de limpiar las células. Se trata de un proceso de eliminación de desechos y reciclaje, para que la maquinaria pueda funcionar correctamente. Esto ayuda a que nuestras células se mantengan estables y que sus funciones no se vean desgastadas, algo común a medida que vamos envejeciendo.
Si la autofagia se mantiene eficiente, nuestras células se mantienen en buen estado e incluso recientes estudios apuntan a que este proceso puede prevenir enfermedades relacionadas con el envejecimiento y así promover una vida más longeva y saludable.
La autofagia y las enfermedades
También ayuda a prevenir la acumulación de proteínas mal plegadas que se relacionan con enfermedades como la Enfermedad de Alzheimer o el Parkinson. Asimismo, este proceso mantiene saludables a las mitocondrias de nuestras células, ayudando a prevenir la oxidación de las mismas. De igual forma, se ha encontrado que el funcionamiento de las células madre está ligado a la autofagia y al sistema inmunológico.
Las investigaciones no se detienen ahí, pues también se está estudiando hasta qué punto el proceso se correlaciona con el cáncer. Según un estudio publicado en Nature, la relación entre esta enfermedad y la autofagia es compleja. En algunos casos, la autofagia puede colaborar en la supervivencia de las células cancerígenas, provocando que resistan mejor a los tratamientos, aunque igual hay contextos en los que este proceso puede inducir la muerte programada de las células tumorales, inhibiendo el crecimiento de tumores.
Asimismo, diversas investigaciones han apuntado al uso de fármacos y terapias dirigidas a la modulación de la autofagia, con la intención de utilizarla como mecanismo para mejorar el estado físico de los pacientes. Hasta el momento se sigue buscando la manera de controlar este proceso, no sin muchos retos de por medio que complican la tarea.
Durante 2019, un artículo también publicado en Nature y escrito por investigadores de la Sorbona, Francia, planteaba una duda más que inteligente: ¿qué es primero, el problema celular o la enfermedad? La pregunta no es sencilla, ni mucho menos capciosa. Cuando presentamos problemas de salud se generan muchos desechos celulares, ¿pero eliminarlos causa una mejora para nuestra salud? La respuesta es que no tenemos respuesta.
Hasta el momento queda mucho por encontrar respecto a la autofagia, aunque se mantiene como un sistema positivo para nuestra salud que puede aprovecharse para mejorar el envejecimiento y tener una vida más plena como adulto mayor. Pese a que se ha planteado que el ayuno puede incentivar celularmente a la autofagia, no tenemos certeza de cómo puede afectar esto clínicamente, por lo que falta esperar un rato para comprender mejor este interesante proceso.