Con la intención de tener una pandemia larga, era previsible que el COVID-19 tendría un tiempo de vida que empataría con la influenza estacional. El tiempo llegó, y a partir de la semana epidemiológica 40, que comienza el 27 de septiembre, inicia formalmente la temporada de influenza estacional, lo que incluye una vigilancia específica, acciones de prevención, y la logística para las aplicaciones de vacuna.
Pero la vacuna es de solo el 40% de efectividad, y aprovechar sus capacidades al máximo, pasa por que las aplicaciones sean puntuales, solo para quienes verdaderamente lo necesitan. La vacuna tiene un porcentaje de efectividad para prevenir la infección muy bajo comparado con otras vacunas, en donde por ejemplo la correspondiente a evitar contagios de sarampión, tiene una efectividad del 95%.
El bajo porcentaje de efectividad de la vacuna de influenza estacional no es noticia. La vacuna tiene cada año un bajo porcentaje debido a la rapidez con que muta el virus. Es por eso que todos los años la Organización Mundial de la Salud organiza una búsqueda internacional para conocer los virus de influenza en tránsito y pronostican cuáles serán los más probables a diseminarse durante la siguiente temporada invernal. Con base en esa información, una nueva vacuna se fabrica cada año.
Cómo aprovechar más la vacuna de influenza
Como cada año, en México se priorizará la aplicación de la vacuna contra influenza a grupos vulnerables, lo que incluye a niñas y niños de menores de cinco años, personas mayores de 60 años de edad y personas con obesidad, diabetes, enfermedades pulmonares y cardiovasculares. La vacunación de la influenza aplicada así, disminuye la probabilidad de casos graves.
Sucede que, con un porcentaje tan bajo de efectividad en la prevención de contagios, la Secretaría de Salud pone énfasis en el uso de la vacuna para que los casos no se conviertan en graves, lo que implica el desarrollo hacia una neumonía y, en el peor de los casos, la muerte. Una vacuna con esas características tiene más sentido si se aplica a una persona que por sus características es más probable que tras ser infectado se convierta en caso grave, que a una persona sana, joven, sin comorbilidades, que incluso tras ser infectada es improbable que evolucione hacia un cuadro clínico de gravedad.
"la temporada invernal, en donde desde la semana 40 y hasta el primer trimestre completo del siguiente año, se incrementa y se focaliza la vigilancia epidemiológica en aquellos padecimientos que durante la temporada favorecen su trasmisión"
José Luis Alomía, director general de epidemiología
La vacunación a población vulnerable comienza el 1 de octubre
Decíamos hace unos días que las primeras dosis ya estaban en México. A estas alturas, hace falta que lleguen 23.3 millones, y tendremos en total 35 millones de dosis para el mes de diciembre, cifra histórica para la protección de influenza.
Una primera ronda de vacunación ya fue aplicada en México a personal de salud. Las dosis que ha recibido el país ya fueron enviadas a los estados y las aplicaciones a la población con características de riesgo a partir del 1 de octubre.
Este año habrá medidas específicas para distinguir entre COVID-19 e influenza estacional, e incluso se prepararán en hospitales zonas destinadas para que pacientes de cada enfermedad no tenga ningún contacto entre ellos, a fin de evitar contagios cruzados. 30,000 muertes ocurren al año por neumonía que pudo haber sido causada por influenza o no, según cifras oficiales. La mejor estimación que se tiene es que un tercio de los casos de neumonía son causados por influenza estacional.
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