Los japoneses son conocidos, entre otras cosas, por su disciplina, formalidad y una cultura de máximo esfuerzo personal y laboral.
El gobierno de Japón ha intentado, sin éxito, impulsar una semana laboral de cuatro días. Entre otras cosas, es su propia cultura workahólica lo que ha hecho que los empleados no quieran tomar más días de descanso, de acuerdo con diversos medios.
Aunque a regañadientes, el gobierno japonés convenció a algunas empresas de experimentar con una semana laboral de cuatro días en 2021, de acuerdo con la agencia AP. El primer objetivo es combatir uno de los mayores males en el país: el síndrome de Karoshi, un conjunto de problemas de salud que causan la muerte, aparentemente súbita, de un importante número de trabajadores.
Decimos "aparentemente súbita” porque la causa es el deterioro paulatino de la salud física y mental por sobrecarga de trabajo, mala alimentación, falta de sueño, y por no destinar tiempo para recreación o un proyecto de vida personal, según explica BBC. Todo eso termina en infartos cerebrales o cardíacos fulminantes, incluso en adultos jóvenes. Los suicidios también se cuentan en el problema.
Sin sorpresas. Pese a las buenas intenciones, sólo un 8% de las empresas en Japón han aceptado que sus empleados tomen tres o más días libres a la semana, según datos del Ministerio de Salud Trabajo y Bienestar, citados por Business Insider. El porcentaje es aún menor entre pequeñas y medianas empresas.
La parte que sí es sorpresa. Tres años después y a pesar de los cambios que dejó la pandemia, la propuesta tampoco ha avanzado porque son los propios japoneses los que se resisten a trabajar menos. AP cita el ejemplo de la tecnológica Panasonic: de los 63,000 empleados que son elegibles para trabajar cuatro días, solo 150 se interesaron en reducir su jornada.
Los verdaderos motivos para “trabajar menos”
Por supuesto, el interés en que la gente descanse no es sólo por fines humanistas. Como los japoneses viven para trabajar, están dejando de buscar pareja y tener hijos. Eso significa menos fuerza de laboral para el futuro. Según datos del gobierno citados por AP, se calcula que la población en edad laboral en Japón podría reducirse hasta 40% en 2065, si se mantiene la tendencia actual.
Esta cultura de exceso de trabajo nació en Japón luego de la Segunda Guerra Mundial: el país entero se arremangó la camisa y se levantó de la devastación en un tiempo y forma sorprendentes, según documenta AP. El hábito se arraigó como un motivo de orgullo personal, además de que los lazos emocionales con empresas y compañeros se volvieron muy fuertes.
Las leyes en Japón reconocen el exceso de trabajo como una causa oficial de muerte. Según un reporte de BBC, se cataloga como muerte por Karoshi cuando se trabajaron más de 100 horas extra en el mes anterior al deceso u 80 horas en dos o más meses consecutivos durante el último semestre.
Ocurre, y mucho. La cifra anual de personas que fallecen por exceso de trabajo en Japón es de hasta 10,000 al año, de acuerdo con datos del Consejo Nacional en Defensa de las Víctimas de Karoshi, citados por BBC. El gobierno japonés dice que solamente son 54 por año, de acuerdo con AP.
Ni te rías, que México no vende sushi
Aunque esta situación con los trabajadores en Japón pueda parecernos muy loca, en México no cantamos mal las rancheras.
De entre los 34 países miembro de la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, nuestro país es el segundo que más horas dedica al trabajo: un mexicano labora en promedio 2,226 horas al año, según un reporte de Forbes México. Sólo nos supera Colombia con 2,405 horas.
Esto ha causado serios problemas de salud física y mental en la población, por ello el impulso a normas de reducción de jornada laboral, de seis a cinco días semanales de 8 horas máximo. También se luchó por otorgar más días de vacaciones pagadas, que aumentaron de un mínimo de 7 días anuales a 12 desde el año pasado.
Para rematar, nosotros mismos nos ponemos la soga al cuello con nuestra cultura laboral tóxica. Nos quejamos de tener muchísimo trabajo, pero en el fondo nos enorgullece decir que somos workahólicos. Pensamos que trabajar hasta la madrugada es motivo de aplausos. Creemos que trabajar horas extra sin pago todos los días es algo normal, o peor, que es legal. El trabajo bajo presión - innecesaria - también es una norma y hasta lo lucimos como requisito de contratación.
Encontrar un “empleo decente” en México es un reto
Por supuesto, lo anterior lo vive la “afortunada" minoría que logra un contrato fijo. En México el 56.3 de las personas trabajan en la economía informal, según datos del INEGI citados por Milenio. Los bajos salarios y las malas - o nulas - condiciones laborales también obligan a las personas a tomar más de un empleo.
En agosto, la Organización Internacional del Trabajo publicó un estudio sobre el panorama laboral para los jóvenes. El organismo dice directamente que el principal reto es encontrar un “empleo decente”, ya que la mitad de los trabajadores jóvenes en el mundo son freelance.
Según el documento, en los países de renta baja - como México - se trabaja por cuenta propia o en empleos temporales que no ofrecen estabilidad, acceso a salud, ni la posibilidad de construir un ahorro o patrimonio. Ya ni hablemos de la esperanza de una pensión.
El estrés, el agotamiento y la angustia derivados de estas situaciones no son cosa menor. Los japoneses son prueba fiel de que se trata de un asunto de vida o muerte.
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